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General: UNA HISTORIA VERDADERA. Parte 2
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De: Hermano Cristiano  (Mensaje original) Enviado: 07/12/2014 18:44
Parte 2
En esta etapa, que es en donde surgen las preguntas más inquietantes acerca del rumbo que deberíamos tomar en nuestra vida, vemos con temor en muchos de los casos, que no estamos debidamente preparados o advertidos por quienes se supone deberían haberlo hecho y no lo hicieron, es decir, nuestros padres, ¿por qué?. ¿Falta de cariño, amor, poco interés en lo que nos espera, o la importancia que creemos tener para ellos definitivamente no existe? La verdad es que no entendemos en ese momento que es lo que está pasando, y lo que también es verdad, es que algunos sí tuvimos esa enseñanza, aunque en muchos casos no fue suficiente, pero lo que sí es real, es el amor sin condiciones de nuestros padres para con nosotros. 
Pues bien, lo que pasa, es que a nuestros padres también les sucedió lo mismo que nos sucedió a nosotros, y por lo tanto no tuvieron la información correcta y suficiente cuando ellos tuvieron que pasar por lo mismo, y que después de que superaron esa etapa, no tuvieron la oportunidad o la capacidad de buscar y encontrar esa información que tanta falta nos hizo a nosotros, por lo que después de leer estos relatos, no nos quedemos ignorantes como padres o como familiares cercanos o simple y sencillamente como amigos, a proveer del conocimiento necesario, de la información correspondiente a todo aquel que lo necesite sin siquiera saberlo, y por supuesto, a todo aquel que lo solicite para sí mismo o en el nombre de otra persona para ayudarlos en la medida de lo posible, al desarrollo adecuado de ellas. 
Estas consideraciones las tengo que hacer notar porque sin duda son importantes y necesarias para la real comprensión de lo que expondré a continuación, ya que la diversidad de situaciones que se presentaron y que se siguen presentando en mi vida, le dan un matiz especial a estos relatos, puesto que indudablemente muchos de ellos, parecieren como si los hubiera copiado de sus propias experiencias, lo que invariablemente servirá para tener y retener su atención en el presente escrito que le proporcionarán, así lo espero, de unos momentos de solaz esparcimiento y tal vez, sólo tal vez, le den algo que pueda dar a los demás. 
Al tratar de recordar hasta donde me es posible el inicio de mi paso por esta maravillosa vida que me tocó vivir, me lleva a ubicarme a la edad de dos a cuatro años viviendo en una casita con piso de tierra y un mobiliario lleno de pobreza que supongo no hizo mella en mí, ya que no recuerdo malos tratos ni privaciones, sino únicamente el amor maravilloso de mis padres que me hicieron sentir totalmente satisfecho en todos los aspectos que a mí me concernían. 
A la edad de cuatro años, nos cambiamos de domicilio a una casa enteramente nueva, de paredes sólidas y techo de losetas sostenidas por vigas de concreto, era, a mi forma de ver, una casa hermosa y enorme ya que contaba en ese tiempo con dos recámaras de 4 x 4 metros, un baño que se me hacía increíble ya que se encontraba dentro de la casa, y qué lejos estaba de parecerse al anterior en todo, primero, su tamaño, enorme, de 2 x 4 y luego, algo insólito, una cosa que le llamaban regadera y que tomaba, en una forma por demás agradable, las funciones de la jícara y de la cubeta con las que mi madre me bañaba, bueno a mí y a mis hermanos; Mario, nacido apenas unas cuantas horas antes que yo, Crispín el mayor de 8 años y Rafael el mediano con 6 años de edad, y el más pequeño de mis hermanos, Miguel. 
Aparte del baño había una sala y un comedor separados por un arco, que más bien parecía cuadrado, y que medía cada uno 4 x 4 además una cocina de 2 x 4. Pero me faltó decirles que el baño, el baño no tenía ese cajoncito de madera al que estábamos acostumbrados, no, en su lugar había una cosa de un material extraño en el debíamos sentarnos con mucho cuidado so pena de terminar dentro de el, lo cual no era nada conveniente por las razones que ustedes se podrían imaginar. 
Siguiendo con nuestro expectante recorrido, dimos, en la parte posterior de esa inmensa casa, con un terreno enorme lo suficientemente grande para correr y divertirnos, ya que su increíble tamaño era de 20 x 10 el cual, para nosotros, mis hermanos y yo, era tan grande como un campo de beisbol. 


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