Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

AMIGOS UNIDOS EN CRISTO
¡ Feliz Cumpleaños luciernaga51 !
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 VISTA RÁPIDA 
 JESUS LLAMA HOY A TU CORAZON...RECIBELO!!! 
 MENSAJE DE BIENVENIDA 
 BIBLIA ON LINE 
 
 
  Herramientas
 
General: Una historia verdadera Parte 45
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Hermano Cristiano  (Mensaje original) Enviado: 19/01/2015 18:19

Parte 45

A ti te digo José Luis: El amor de Dios y su misericordia infinitas se encuentran en el que quiere recibirlas, por eso muchas personas sienten que carecen de su amor y su misericordia porque no quieren recibirlas, ya que para que así sea, deberán de creer en el Señor como lo anuncia el Nuevo Testamento y no en la palabra de hombre, esos que no han sabido llegar a la esencia de la Palabra de Dios por no atreverse a meditarla profundamente para conocer esa esencia.

Escucha y atiende, José Luis: Aprende en tu mente a separar los tiempos viejos del castigo de Dios que se da a través de la Ley de Moisés (misma que al paso del tiempo se llegó a convertir en enseñanzas y mandatos de hombre), de los tiempos de la gracia y del perdón de Dios a través de Jesucristo, colocando estos tiempos nuevos, sobre los tiempos anteriores, aceptando a Jesús como tu único Señor y Salvador personal y suficiente.

Cuando desperté esa mañana, todavía sonaban fuerte en mi mente esas palabras que me hicieron reflexionar en lo siguiente:

Cuando empecé a tratar de caminar con el Señor en forma un tanto diferente a como había sido enseñado, fue más por conveniencia que por verdadero interés de conocer de Él, ya que quién me estaba haciendo interesar en ello era la misma persona que antes había llegado a mí, según él, por encargo del Señor y con el que tenía una fuerte deuda en dinero, y lo que estaba en juego era la propiedad de la casa en la que habitaba con mi familia, así, que, para que no se desesperara y me exigiera el pago de inmediato mismo que tenía que liquidar en un año, el cual ya se había vencido un año atrás, decidí seguirle la corriente y asistir a la Iglesia en donde él acudía a recibir esa enseñanza y aprovecharme de esa situación, sin sospechar siquiera, que esa era la forma en que el Señor me llevaría para caminar con él.

Este pensamiento convenenciero, comenzó a ser cambiado por el anhelo de recibir más de lo que estaba recibiendo a través de esas reuniones en las que sentía una energía interior nunca antes sentida que me consolaba y fortalecía de una manera que no podía explicar en esos momentos.

El siguiente mes tampoco pude cumplir con el segundo pago del convenio que hice con mi acreedor y esperé a que éste me llamara o se hiciera presente en mi domicilio para cubrirlo nuevamente en especie, ya fuera con un televisor grande y una videograbadora, o con un comedor grande completo para ocho personas, pero esta persona no se comunicó conmigo de ninguna manera, y así paso otro mes y otro y otro sin explicarme yo lo que sucedía.

En ese periodo de tiempo, mi otro acreedor, Don Santiago, y al cual empecé a llamarlo hermano, empezó a visitarnos junto con su esposa Columba, a mi y a mí esposa Elia María, para compartirnos de la Palabra y empezar a conocer del Señor de acuerdo al Nuevo Testamento.

Por supuesto que mi esposa no estaba nada convencida, al igual que yo, de querer conocer algo que podría hacer alejarnos de nuestra religión tradicional, pero como no veíamos otra alternativa, convenimos en aceptar esas visitas que no pretendían más que acercarnos al conocimiento del Señor.

Por supuesto que seguía luchando para vencer la terrible situación por la que estábamos pasando en mi familia, y que sin duda, también la estaban pasando infinidad de familias en nuestra nación por los problemas de recesión a la que fuimos arrastrados por nuestros gobernantes sin que se nos diera a conocer los verdaderos motivos por los cuales se desencadenó esta situación, sólo que ahora empezaba a tener presente en mi mente, que a lo mejor era verdad que yo no podría hacer nada si no me sujetaba de las fuerzas infinitas del Señor para que él me diera las fuerzas y el saber que hacer para salir de esos espantosos problemas.

Empecé a sentir esas fuerzas a través de mi esposa y mis hijos, quienes con sus palabras de consuelo y sus acciones directas para echar mano de los pocos recursos con que contábamos, tratáramos de seguir adelante; por un lado, mi hijo se puso a vender periódico viejo que se había juntado con el tiempo así como fierro viejo y chácharas que teníamos sin ocupar, y por otro lado, mi esposa vendiendo ciertos artículos de plástico que había reunido a través de mucho tiempo, los cuales había recibido como pago de su labor de ventas a través de ciertas personas que laboraban para una compañía extranjera, y además, vendiendo las poquísimas alhajas de oro con qué contaba después de haber perdido la mayor parte de ellas en una casa de empeño.

Posteriormente todos en mi familia, nos vimos en la necesidad de ir a vender, los domingos, ropa usada y otros artículos en las mismas condiciones, a un bazar callejero muy conocido en nuestra ciudad para hacernos de unos cuantos pesos que aliviara por unos momentos nuestra precaria situación.

Lo más sobresaliente de esta penosa situación, fue que nos convertimos en una verdadera familia unificada en la participación de todos para tratar de salir adelante sin reproches ni reclamos, que hizo que nuestra relación familiar se cimentara a través de trabajar juntos para poder solventar de alguna manera nuestras más apremiantes necesidades.

Todo lo que estaba sucediendo dentro y fuera de nuestra familia unida más que nunca por todo ello, seguramente se estaba dando para que fuéramos fortalecidos para soportar lo que se avecinaba en forma inminente, situaciones que solamente Dios hubiera podido evitar, lo que, en su momento, nos llevó a reclamárselo abiertamente por no poder entender que todo tiene un tiempo, un orden y un propósito en las cosas del hombre, para poder entrar, si así lo queremos, en el conocimiento del tiempo, el orden y propósito de Dios para el hombre.



Primer  Anterior  2 a 2 de 2  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: SRA SARA Enviado: 23/01/2015 00:56
http://jardinmaravilloso.j.a.pic.centerblog.net/2b89aa63.png


 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados