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General: Una historia verdadera Parte 51
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De: Hermano Cristiano  (Mensaje original) Enviado: 25/01/2015 18:34

Parte 51

Cuando desperté esa mañana, aún se mantenía fijo en mi mente lo que había soñado, aunque mejor sería decir, lo que había recibido esa noche y en lo cual estuve meditando durante el día conforme el Nuevo Testamento, para más o menos, entender las declaraciones recibidas.

Seguimos con la venta de la casa y después de verla varios prospectos, hubo una familia que vivía en otra ciudad que se interesó en comprarla, ya que pensaban radicar aquí en Xalapa, lo cual comunicamos al hermano Santiago para que participara directamente con nosotros del trato de compra venta con la familia interesada. Debo decir que días antes nos había visitado el hermano Santiago para comunicarnos que el Señor le había puesto en su corazón, que del importe de la venta de la casa la dividiéramos en dos partes iguales, una para él como pago total de lo que me había prestado aunque no llegase a esa cantidad, y otra parte para mi para que no me quedara desprotegido y pudiera comprar cuando menos otra casita que me permitiera seguir adelante con mi vida y la de mi familia.

En cuanto llegaron las personas interesadas en comprar la casa, llamé al hermano Santiago para fijar el precio, y después de platicarlo con los interesados, llegamos a un acuerdo en el que fijamos una fecha determinada para cerrar la compra venta de la casa.

A pesar del dolor que esto nos causaba a mi esposa y a mi, seguimos en la lucha diaria para sacar adelante nuestras vidas esperando el momento en que tendríamos que desocupar nuestra casa en donde nacieron y crecieron nuestros hijos y en la que también crecí, junto con mis siete hermanos, y que después nuestro padre nos heredó en vida a mi hermano menor, Juan, y a mí, a quién posteriormente le compré la parte que le correspondía con la ayuda de mi suegra, a quién después devolví su dinero.

Faltando más o menos una semana para que se finiquitara la venta de la casa y el desalojo por parte nuestra de la misma, recibí un telefonema del jefe de la familia que iba a cerrar el trato, para hacerme saber y disculparse porque no iba a ser posible finiquitar la operación, ya que su esposa había sufrido un infarto que la tuvo al borde de la muerte y tuvo que solventar muchos gastos imprevistos, aunado esto, a que el médico que atendía a su esposa le prohibió viajar durante cierto tiempo, por lo tanto no se encontraba en condiciones de cumplir con lo hablado.

A pesar de sentir compasión por lo que estaban pasando estas personas, lógicamente sentimos gusto porque cuando menos, íbamos a disfrutar por otro tiempo más de nuestra casa y ver si el Señor nos daba la forma y los medios para ya no deshacernos de ella.

Inmediatamente fuimos a comunicárselo al hermano Santiago, y después de ponerlo al tanto de lo sucedido, para nuestra sorpresa nos dijo que suspendiéramos la venta de la casa porque estaba claro que ese no era el camino escogido por Nuestro Señor Jesucristo, y que mejor nos esperaríamos para conocer lo que realmente era la voluntad de Dios.

Una mañana en la que me levanté temprano porque tenía que entregar un trabajo, comencé a sentir algo raro en el lado derecho de mi cuerpo, ya que no me respondía como de costumbre, empezando por la torpeza para mover los dedos de las manos lo que me dificultaba un poco llenar el documento de entrega del producto terminado, y también sentía que me faltaba un poco las fuerzas en mi pierna y en mi cadera, a lo que pensé que tal vez era consecuencia de haberse elevado el contenido de azúcar en mi sangre por mi condición de ser una persona con diabetes.

Pasadas unas pocas horas, empecé a alarmarme, porque en lugar de ir desapareciendo ese malestar que sentía y que pensé que también podría causarlo el cansancio de haber trabajado hasta altas horas de la noche, se iba agravando más, ya que cada vez era mayor la dificultad para controlar los movimientos, como dije antes, del lado derecho de mi cuerpo, por lo que puse en conocimiento de ello a mi esposa y a mi hijo, quienes también alarmados me llevaron con una reconocida doctora para que diagnosticara lo que me estaba sucediendo y me diera el tratamiento adecuado que me aliviara de esta desconocida enfermedad.

Momentos antes había acudido a un laboratorio de análisis clínicos para sacarme un estudio de glucosa en sangre para conocer la saturación de azúcar en ella, el cual reveló poco después, que tenía una ligera elevación de ella que no representaba mayor problema, lo que nos hizo decidirnos a consultar a la doctora antes mencionada.



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De: Dios es mi paz Enviado: 01/02/2015 17:39





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