ENTREGA CONSTANTE

Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante

(Filipenses 3: 13).

EN EL PLAN DE SALVACIÓN no es suficiente que hayamos entregado tan solo una vez nuestra voluntad a Dios. Debemos hacerlo continuamente, como demostración de que nuestra decisión no ha cambiado. Puesto que somos libres para cambiar de opinión y deseo, Dios quiere que cada día le permitamos intervenir en nuestra vida. Haberlo hecho una vez en el pasado, no es ninguna garantía en seres que son libres para pensar y actuar.
Muchos cristianos que comenzaron bien la carrera cristiana, después de un tiempo se convierten en personas que se enorgullecen de sus obras buenas y piensan que estas les garantizan la salvación. Hay otros que piensan que deben hacer algo para ganar la salvación, y luchan denodadamente para demostrar a Dios el deseo que tienen de ser salvos. Aun hay otros que luchan por ser buenos, y cuando no lo logran plenamente, se frustran y piensan que la sal­vación es muy difícil de conseguir, y albergan dudas de si alguna vez podrán estar en el reino de Dios.
Cuando recordamos lo maravilloso que es Dios, que ha provisto todo pa­ra nuestra salvación, cuando nos esforzamos por entregarle cada día nuestra voluntad, cuando confiamos en que somos sus hijos y nunca nos abandona­rá, desaparecen las preocupaciones con respecto a la salvación personal.
Si la salvación personal descansara en el esfuerzo humano, entonces sí de­beríamos preocuparnos. Porque el esfuerzo humano es frágil, somos débiles, nuestra tendencia es mala, nuestra comprensión es limitada. Somos incapaces de hacer el bien consistentemente; y cuando lo hemos hecho, lo saturamos de orgullo y motivos egoístas. Pero gracias a Dios que él ha hecho una provisión amplia, que solo debemos aceptar y ser humildes. No podemos agregarle nada. Se nos recuerda: «Este manto, tejido en el telar del cielo, no tiene un solo hilo de invención humana» 
                              

                             Que Dios te bendiga



Gracias a la hemana Silvia por el fondo

Pedro Pablo