Mi esposo y yo pasamos muchos años miserables. Me da pena decirles que eso fue resultado de algunas cosas de las que soy culpable. Varias, de hecho. Me encantaría que aprendieran de los errores que yo cometí durante años.

Él odia cuando lo "mandas al matadero" en público.

Cuando señalas sus fallas, lo criticas o corriges, lo haces sentir como un tonto frente a los demás y eso es un poco denigrante. No lo avergüences (especialmente frente a tus hijos). ¿Quisieras que él te hiciera lo mismo?

Odia cuando le recuerdas sus errores pasados.

Es algo que se aclaró hace mucho tiempo (o quizá a penas la semana pasada), y parece que no puedes olvidarlo. Todos hemos fallado. Deja ir las cosas que ya se hablaron y quedaron claras. Si hay cosas sin resolver o con los que nunca lidiaron bíblicamente, tomen los pasos necesarios para resolverlo  y sigan adelante.

Odia cuando te desahogas con él en cuanto entra a casa.

Mujeres, abracen a sus esposos cuando lleguen del trabajo. Recíbanlos con un beso y amor. Denles una palabra de aliento y aguarden un poco antes de hacerle saber el día tan pesado que tuvieron. Él tuvo un día largo. (Sé que ustedes también, pero no estoy hablando con él, te estoy hablando a ti.) Ha enfrentado retos que tú no has enfrentado, y quizá ha peleado batallas de las que tú nunca sabrás. Conviértete en lo que vale la pena de regresar a casa.

Odia que esperes que sea como una de tus amigas.

Probablemente no sea muy hábil con las manualidades o que no sea fan de pasar horas de compras. Pasar la tarde en el salón de belleza quizá no es su idea de diversión. No se comunicará contigo como tu mejor amiga ni querrá escuchar la historia completa que tienes para contar con el más mínimo detalle. Aprecia el hecho de que es hombre y deja las cosas de mujeres para tus amigas.

Odia cuando esperas que lea tu mente.

Solo háblale. No hagas esos juegos mentales en los que piensas: si en realidad me amara, sabría que (espacio en blanco) sin tener que decírselo. Tu esposo te agradecerá si olvidaras el juego de leer mentes  y existiera comunicación honesta y directa.

Odia cuando lo tratas como otro de tus hijos.

Los hombres saben que no piensan como nosotras. Saben que puede ser muy retador cumplir nuestras expectativas y deseos. Cuando olvidan cerrar la tapa del inodoro, no es por que quieran que nos enojemos. Cuando el camino se vuelve más largo por que se les pasó la salida correcta, no es por que quieran gastar combustible de más. Cuando hablamos a nuestros esposos usando el mismo tono que usaríamos con nuestros hijos, le faltas al respeto, y eso es pecado.

Odia cuando disparas una bala fuerte a las 11 pm.

No esperes hasta la hora de dormir para traer un tema de discusión que pueda hacer que peleen hasta el amanecer. Si necesitas conversar sobre algo que tenga el potencial de convertirse en conflicto, hazlo temprano por la tarde (o de ser posible espera a hacerlo una mañana cuando ambos estén en casa). Respeten el tiempo de descanso.

Odia cuando lo comparas con el "hombre perfecto" de la iglesia.

Quizá tu esposo no se ve tan espiritual o no te trata como ese “hombre perfecto” trata a su esposa. Quizá no parezca estar lleno de conocimiento o muestre tanto interés en el sermón. Pero seguramente tu esposo tiene otras cualidades que estás pasando por alto porque estás muy enfocada en lo que “no” es. Deja de compararlo con otros hombres. ¿Qué de bueno podría traerte el hacerlo? ¿Por qué no mejor pedir a Dios te abra los ojos para ver cosas que no has valorado en él?

Odia cuando le aplicas la ley del hielo.

Cuando usas el silencio para manipularlo, los daña a los dos. La ley del hielo es una herramienta hostil de castigo. No hagas las cosas más difíciles aumentando tu enojo. Si estás herida o enojada, acude a Dios y pídele te revele si la ira es justa, o si hay algo que deban aclarar. Habla de ello con tu esposo. Se honesta y humilde al comunicarlo, y recuerda, él no es tu enemigo.

Odia cuando usas el sexo como un arma.

La intimidad sexual es un don para demostrar amor verdadero. Es una demostración física de unidad espiritual. No lo niegues para castigar a tu esposo y no uses tu intimidad como una técnica de chantaje. Honra tu matrimonio con una intimidad pura y sagrada y ama a tu marido también.

¿Soné dura hoy? Espero que no. Solamente que sé que es muy fácil caer en una actitud irrespetuosa que puede ocasionar que tratemos mal a quien más amamos. Es un reto para todas nosotras para dejar de lado todas estas cosas que son tendencias comunes, pero destructivas, para el matrimonio. Y de ninguna manera glorifican a Dios.

¿Te identificas con algo de la lista? Si lo haces, espero que pases un tiempo con Dios. Pídele que te muestre cosas específicas por las que tengas que pedir perdón a tu esposo y habla con él.