A raíz de los Seminarios de Negocios que comenzamos a desarrollar para Empresas vistiendo las ropas que nos recuerdan a Gaby Fofo y Miliki y sus canciones, me llama una periodista para hacerme un reportaje. Muy cautelosamente me pregunta sobre mis años y le digo que tengo 15 (es que creo me voy a morir a los 90) y ella ríe pensando que por algunas fotos o videos yo tendría unos 60. Y le tuve que aclarar que me preguntó los años que tengo, no los que ya no tengo, los que ya viví, esos son 75 pero ya no los tengo más. Los únicos que tengo son los próximos, los del futuro, los que puedo escoger como vivirlos. Esos realmente son mis años.
Los creyentes siempre somos personas de futuro, no de pasado. Nada podemos hacer para cambiar lo que ya fue, ya pasó, el pasado es inamovible, forma parte de una historia. Lo que podemos cambiar es el porvenir, los días nuevos y esta forma de pensar me tiene muy entusiasmado.
A San Pablo le sucedía lo mismo: “Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta…” Tomaba dos actitudes: olvidar y esforzarse. Olvidar lo que ya no se puede cambiar y poner toda la energía detrás de los objetivos, de las metas.
Es interesante ver que algunas personas se aferran enormemente a su pasado, a lo que fueron, a aquellas viejas glorias o viejos fracasos. Pero cuando cargamos el pasado no podemos avanzar hacia el futuro. Es entonces cuando aparecen los miedos, las dudas, y este aprendizaje de olvidar lo que queda atrás no es nada fácil. Pablo mismo confiesa que soltar ese ayer requiere una disciplina de todos los días. Ese esfuerzo vale la pena.
También he comprobado que muchos Directores de Empresas en esta época buscan en los horóscopos o en gurúes de algunas sectas afro-brasileras, algunas ideas para enfrentar el futuro de sus organizaciones. Cuando les he preguntado los fundamentos de esas creencias, solamente confiesan que “en algo hay que creer”. La Sabiduría Milenaria para las Empresas de Hoy enseña otra cosa: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes -afirma el Señor- planes de bienestar y no de mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza.”
Sabés cómo sigue diciendo la Sabiduría? Aquí está la clave para practicar: Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a mí en oración y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán, porque me buscarán de todo corazón. Sí, yo dejaré que ustedes me encuentren, y haré que cambie su suerte”…
Qué hermosa promesa nos regala el Señor. Te aliento a que avances confiadamente a un futuro lleno de esperanza. Una vez más, la elección es tuya.
Elias Bajer (elias @ businessandswing.com)