Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Fraternalmente unidos
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 Normas de convivencia en el grupo-- 
 Lee la Biblia aquí! 
 Biblia en Power Point 
 Conoce tu Biblia 
 La Biblia en ocho versiones 
 Recursos Teológicos 
 Estudios biblicos 
 Reflexiones- Hernán 
 Selección de pasajes Bíblicos- por Hernán 
 Biografías de hombres de la Reforma protestante- Por Hernán 
 Arqueología Bíblica (por Ethel) 
 Reflexiones 
 Jaime Batista -Reflexiones 
 Tiempo devocional-Hector Spaccarotella 
 Mensajes de ánimo--Por Migdalia 
 Devocionales 
 Escritos de Patry 
 Escritos de Araceli 
 Mujer y familia- 
 Poemas y poesias 
 Música cristiana para disfrutar 
 Creaciones de Sra Sara 
 Fondos Araceli 
 Firmas hechas-Busca la tuya 
 Pide Firmas 
 Regala Gifs 
 Libros cristianos (por Ethel) 
 Panel de PPT 
 Amigos unidos-Macbelu 
 Entregas de Caroly 
 Regala Fondos 
 Texturas p/ Fondos 
 Separadores y barritas 
 Retira tu firma 
 Tutos 
 Tareas HTML 
 COMUNIDADES AMIGAS 
 
 
  Herramientas
 
General: ¿EL VIVE?
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Néstor Barbarito  (Mensaje original) Enviado: 19/09/2016 21:55

ADVERTENCIA: Este escrito no pretende ser un relato. Sólo es una fantasía de un soñador enamorado de Cristo.

¿ÉL VIVE?

Me dijeron que Él había muerto, y mi corazón se encogió dentro del pecho.

Quise llorar y no hallé lágrimas. Quise rezar, pero ¿a quién clamaría? Mi grito y mi oración quizás fueran inútiles.

¿Habría entregado mi vida a una quimera? La sensación de fracaso y frustración cabalgó a la par de mi dolor.

Entonces decidí que el único que podría develar aquello era Él mismo. Vivo o muerto.

Pregunté y anduve. Muchos me dijeron —No vale la pena que sigas buscando, Él está muerto, lo sabemos—. Otros arriesgaron —Dicen que lo vieron. Quizás…

Anduve y pregunté. Por fin alguien me indicó, no sé si con pena o con sorna —He visto su tumba. La vas a encontrar por ahí”

Entre los olivos, los pájaros entonaban dulces gorjeos. Me pregunté si era posible que ellos cantaran su alegría de vivir, mientras mi Amigo se pudría en una cueva. Mis más entrañables esperanzas estallaban en amargos desencantos dentro de mi corazón.

Las sienes me latieron con violencia y mis piernas se negaron a avanzar. Sin embargo me dije: ahora o nunca. Éste es el día. Éste el momento en que sabré de verdad si valía la pena, o si he regalado graciosamente mi vida a una ilusión.

Cuando por fin encontré el lugar, la roca de la entrada estaba corrida a medias. Mis piernas se aflojaron del todo, y caí de rodillas. Mi pensamiento se nubló, y mi cabeza me dolía horriblemente. Con cada latido en mis sienes parecía que iba a estallar en pedazos.

Durante un rato, todo fue oscuro. Pensé que el sol había cegado mis ojos. Doblé el cuerpo hasta que mi frente apoyó sobre la tierra suave y arenosa, y así permanecí largo tiempo, con los ojos cerrados, intentando juntar coraje para enfrentar la verdad. Una verdad que quizás echaría por la borda mi fe, mi esperanza, mi vida toda.

Por fin alcé la cabeza y con esfuerzo logré abrir los ojos. La boca de la gruta era sólo una mancha negra. Desesperanzadamente pronuncié su nombre en voz muy baja. El dulce nombre de mi Amigo.

De pronto una blanca figura se alzó junto a mí. Me pregunté si haría mucho que estaba a mi lado. Tendiéndome una mano me ayudó a ponerme en pie.

Me dirigió una dulce mirada y dijo —“No busques entre los muertos al que vive”.

Un rayo de sol iluminó un instante el interior y vi que la gruta estaba vacía. Me di vuelta para interrogarlo, pero ya no estaba allí.

Entré en la cueva y permanecí largo rato respirando el aire que Él habría respirado al despertar. Aspiré un dulce aroma. Pensé que quizás fuera de las esencias que habían acariciado su cuerpo. O quizás de su cuerpo mismo.

Después, lentamente salí de allí y me senté sobre una roca. Mis ojos pudieron llorar y mis labios rezar al fin.

Supe que mi vida no se había perdido; que silencio no es muerte; que creer es aceptar el silencio de Dios, la desnudez de la cruz. Que había sido necesario caminar a tientas hacia la oscuridad deslumbrante, cegadora del misterio.

Desde entonces lo espero confiado. Ahora sé que vive; sé que vendrá por mí.



Primer  Anterior  2 a 2 de 2  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: hectorspaccarotella Enviado: 20/09/2016 13:53
1Corintios 15:13 al 19  Si no hay resurrección, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco la fe de ustedes. 
Aún más, resultaríamos falsos testigos de Dios por haber testificado que Dios resucitó a Cristo, lo cual no habría sucedido, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria y todavía están en sus pecados. 
En este caso, también están perdidos los que murieron en Cristo. 
Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera sólo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales. 

Soñemos tu sueño, querido amigo. Vivamos tu utopía. 

HÉCTOR


 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados