VIERNES 21 DE OCTUBRE 2016
“De modo
que si alguno está en Cristo, nueva criatura
es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas.”
2 Corintios 5:17.
Hay una canción popular que dice:
-Si hoy fuera ayer, seguro que no la dejo partir. Si hoy fuera ayer le ruego le suplico,
amor no te vas- Bueno,
suena romántico y dramático, pero la verdad es que a todos nos sucede,
en ciertos momentos, que nuestro pensamiento se quiere deslizar al
pasado, añorando que eso malo que nos sucedió y nos marcó, no hubiera
ocurrido nunca. Anhelamos poder devolver el reloj para corregir esa
circunstancia que aun hoy, nos causa dolor o tristeza.
¿Se puede imaginar que pudiéramos viajar al pasado
y poder corregir nuestros errores? Lastimosamente queda solo en la imaginación, porque volver es imposible.
¿Cuántos errores hay en nuestro pasado que, enumerarlos, se nos hace difícil?
Todos hemos cometido errores, no somos perfectos, si lo fuéramos
¿se imagina como sería nuestra altivez?
Todos hemos
experimentado, en carne propia, lo que es el dolor de tomar decisiones equivocadas.
Lo
importante es no quedarnos viviendo, hoy, con el dolor y la vergüenza
del pasado. El enemigo del cristiano siempre está
recordándonos el pasado triste y vergonzoso. Siempre nos hará creer que
lo que hicimos es demasiado malo y que nunca tendremos perdón. Siempre
querrá atormentarnos señalándonos que ya no hay esperanza, que nuestro
futuro será solo tormentos. Siempre busca
hacernos creer que no hay nada ni nadie que borre nuestro pecado. Pero
Dios nos dice todo lo contrario: ”De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas.”
2 Corintios 5:17.
Sin interesar lo oscuro, triste y vergonzoso de nuestro pasado, El Dios Altísimo espera que nos acerquemos a Él, en el nombre
de nuestro Señor Jesucristo y que con humildad y sencillez de corazón, reconozcamos nuestro pecado
“Si confesamos nuestros pecados él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.”
1 Juan 1:9.
La
sangre de Cristo es el desinfectante perfecto que limpia todo pecado de
los que por fe nos acercamos a Él arrepentidos y con el profundo anhelo
de cambiar
totalmente nuestras vidas, sometidos a la permanente dirección del
Espíritu Santo.
ORACION
“Soberano
Dios y Padre Celestial: Gracias porque sin interesar el pecado que he
cometido, tu fidelidad permanece para siempre.
Aun siendo yo infiel, tú nunca cambias. Eres siempre el mismo en amor,
en poder, en majestad y en autoridad, por los siglos de los siglos.
Gracias Padre Eterno, porque en Jesucristo me has hecho libre, Él pagó
con su sangre, la deuda que merecía yo por mi
pecado y me has hecho una nueva criatura Gracias porque en tu infinito
amor y en tu infinita misericordia, tomaste mi oscuro pasado y me has
dado un presente y un futuro glorioso, en el poderoso nombre de nuestro
SEÑOR JESUCRISTO.” Amén y Amén.
¡FELIZ FIN DE SEMANA!
ARBEY SERNA ORTIZ