REQUIEM POR MARICELA FRUTOS
Silencio y paz.
Maricela Frutos fue llevada al país de la vida.
¿Para que hacer
preguntas?
Su morada, desde ahora, es el Descanso, y su vestido,
la Luz.
Para siempre.
Silencio y paz.
¿Qué sabemos nosotros?
Dios mío, Señor
de la Historia y dueño del ayer y del mañana,
en
tus manos están las llaves de la vida y la muerte.
Sin
preguntarnos, la llevaste contigo a la Morada Santa,
y nosotros
cerramos nuestros ojos,
bajamos la frente y simplemente te decimos:
esta bien. Sea.
Silencio y paz.
La música fue sumergida
en las aguas profundas,
y todas las nostalgias gravitan sobre
las llanuras infinitas.
Se acabó el combate.
Ya no habrá para él lágrimas, ni llanto,
ni sobresaltos.
El sol brillará por siempre sobre su frente,
y una paz intangible asegurará definitivamente sus fronteras.
Señor de la vida y dueño
de nuestros destinos,
en tus manos depositamos silenciosamente
este ser entrañable que se nos fue.
Mientras aquí abajo
entregamos a la tierra sus despojos transitorios,
duerma su alma
inmortal para siempre en la paz eterna,
en tu seno insondable
y amoroso, oh Padre de misericordia.
Silencio y paz.
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