Alejandro Corda, abogado, miembro de la asociación civil Intercambios y autor de “ Informe pasta base de cocaína ” junto a Victoria Rangugni y Diana Rossi, explicó que la investigación cualitativa develó que el consumo del paco no se limita a las clases excluidas. “ En algunas de las entrevistas detectamos que el PBC también se consumía en sectores sociales medios, aunque parezca un fenómeno invisible”, dijo. Estos jóvenes no fuman en la calle sino que lo hacen en lugares privados, además de que se alimentan y, por ende, no bajan de peso notoriamente.
Un año después, Corda afirma que uno de sus nuevos interrogantes en torno al paco tiene que ver con el “marketing” que consiguió dicha sustancia. “ En algunos expedientes se evidencian casos de personas que consumen clorhidrato de cocaína con pipa, como si fuera paco. Es decir que van a comprar paco y si los narcos no tienen, les venden una sustancia de mayor calidad, como si fuera PBC, como si estuviera de moda”, explicó. “ Lo que tenemos que preguntarnos como sociedad es si no estamos generando un efecto contraproducente en torno al paco”, afirmó.