Desde que Jesucristo comenzó a predicar, denunció estos cambios en la Ley y volvió a enseñar a sus discípulos los verdaderos mandamientos de Dios, y con ello dejó abolidos todos los mandamientos del viejo testamento que mandaban hacer daño y matar a las personas. Esto se puede comprobar en las siguientes partes del Evangelio:

Mateo 5:31-48, Mateo 12:1-8, Mateo 20:25-28, Juan 5:8-11, Juan 5:16-18, Juan 8:3-11 y todo el contexto del Evangelio.