Mi estado natural de ser es salud y perfección. Si no me siento bien, recuerdo los procesos restauradores que tienen lugar en mi cuerpo templo. La inteligencia infinita guía el proceso natural hacia la salud. Las células viejas son descartadas, y células nuevas llenan mi cuerpo de vigor.

Hago mi parte para apoyar el proceso natural de rejuvenecimiento. Bebo agua limpia, respiro aire fresco, descanso lo suficiente y paso una cantidad saludable de tiempo haciendo ejercicio y al sol. Renuevo mi mente y corazón con momentos de reflexión en la naturaleza y en oración. Soy restaurado por la luz de la inteligencia divina que irradia en mí, bendiciéndome inmensamente.

En su poema “La respuesta” Lowell Fillmore describe alcanzar los límites de la comprensión humana y hacer una pausa “dar un descanso a mi cerebro agotado”. Él escribe: “En ese momento callado, después que he tratado y fallado, vino una visión gloriosa del poder de Dios, y he ahí, mi oración fue contestada en ese momento”.

Bendigo mi intelecto y doy gracias por todas las comprensiones que me ha provisto. Al mismo tiempo, acepto los límites de la comprensión intelectual. El apóstol Pablo nos dice que los regalos de Dios deben ser discernidos espiritualmente. En oración permito que Dios sea Dios en mí. Alineo mi mente y corazón con la sabiduría divina. Confío en la Mente infinita.

Yo soy como una casa edificada sobre una roca, firme y segura ante cualquier tormenta. El viento puede azotar y la lluvia puede caer a cántaros, pero nada puede derrumbarme ni destruirme. Me siento confiado en esos momentos cuando recuerdo quien soy y centro mi mente en el Espíritu.

Confío en mí mismo y donde estoy parado. Confío porque soy uno con Dios y tengo fe en Su orden y omnipotencia. Cuando olvido estas verdades y siento preocupación o duda, cambio mis pensamientos para recordar quien soy realmente. Confío en que puedo enfrentar cualquier tormenta que se aproxime, porque estoy edificado sobre la base indestructible del Espíritu. Estoy seguro en mi unidad con Dios.

Hoy es el Día Internacional de la Paz de las Naciones Unidas para “conmemorar y fortalecer los ideales de paz tanto internos como entre todas las naciones y pueblos”. Cada año, me esfuerzo no sólo para ser pacífico, sino para personificar la paz, ver más allá de las diferencias superficiales a la unidad en todo. Tomo acción para expandir la paz: Puede que almuerce con alguien quien tenga un punto de vista diferente, visite un lugar de reunión de otra fe, o dar flores o abrazos a extraños.

Invitaré a quienes están a mi alrededor a hacer una pausa a medida que nos unimos en el minuto de silencio colectivo que se observará al mediodía en toda zona horaria, creando una ola de paz alrededor del globo. Ayudo a crear paz en la Tierra al permitir que comience conmigo.