Justo en el cielo se erige imponente el liezo perdido, la pintura que sella las almas humanas en pos de una salvación absoluta; Piedad y justicia, si, esa es la auténtica voluntad del Rey del Inframundo, quien pretende hacer un mundo ideal e igual para todos, en donde nada importe... Es así como Hades manifiesta su designio.
Finalmente inician las batallas de la guerra santa en la pintura divina, siendo los caballeros de Athena quienes se interponen en el camino de la salvación, pues justo delante de la gran puerta se presenta un hombre cruel que ha de encontrarse con el guardián, el espectro cuya música dicta el juicio que condena a las almas pecadoras, a las almas de los enemigos del Rey Oscuro...
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