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Respuesta  Mensaje 1 de 33 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD  (Mensaje original) Enviado: 04/07/2011 18:26

 

 

 

SANTORAL ENERO 2011

Nuestros santos dia a dia

es para rendirles tributo fe

esperanza..

 


 





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Respuesta  Mensaje 4 de 33 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/07/2011 18:29
ENERO 2-
 

San Gregorio de Nacianzo (329 – 390).

Jesus carga la CruzNace el año 329 de padres piadosos, en Capadocia. Su padre fue elegido obispo de la ciudad de Nacianzo y tuvo cuidado de que su hijo fuese educado en las mejores escuelas y academias de la antigüedad.

Casi diez años pasó Gregorio en Atenas como estudiante y allí cultivó una fiel amistad con Basilio y desarrolló, a la vez, su capacidad para la poesía, literatura y retórica. No cedió a la tentación de vivir entre la vanidad de oradores y filósofos, sino que promovió una profunda vida religiosa, junto con su amigo Basilio.

Al regresar a Nacianzo recibió el Bautismo de manos de su propio padre y, algo más tarde, el Orden sacerdotal para poder ayudarle en la pastoral de la diócesis. Como estaba vacante una diócesis en Asia Menor, su amigo Basilio, ya obispo lo promovió a la dignidad episcopal de esta sede. Gregorio no cumplió con este compromiso y huyó a la soledad de la vida de ermitaño.

Por su gran erudición teológica y sus claros conocimientos en la discutida cristología de los primeros siglos, fue escogido por el Concilio de Constantinopla del año 381 como obispo de esa metrópoli.

Su carácter, demasiado sensible, no soportó las dificultades de la administración de una diócesis. Por segunda vez, renunció a su cargo episcopal y se retiró a Arianz, donde se dedicó a la meditación de los misterios de Dios.

Cuando murió, en el año 390, nos dejó 44 sermones y 244 cartas, que tratan, en especial, sobre la verdadera divinidad del Espíritu Santo y la dignidad de la Virgen como Madre de Dios.

Su inspiración poética nos regaló unos cuatrocientos poemas. Sus sermones y escritos dejaron un tesoro de testimonio ortodoxo, en un tiempo de mucha confusión y lucha.

Con Basilio y el hermano menor de Basilio, que se llama Gregorio de Nisa, los tres recibieron el título de los "Tres capadocios".

 


Respuesta  Mensaje 5 de 33 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/07/2011 18:29

Velas
3 de Enero 

Santa Genoveva

Santa GenovevaNació cerca de París en el año 422.
Genoveva significa: "De buena familia". Muy niña, se encontró con San Germán, venerable Obispo, el cual le aconsejó que dedicara su vida a servir a Dios y al prójimo y así lo hizo.

A los 15 años formó con un grupo de amigas una asociación de mujeres dedicadas al apostolado y a ayudar a los pobres. No eran religiosas pero vivían muy santamente en su casa o en su sitio de trabajo, y asistiendo mucho al templo y ayudando todo lo más posible a los necesitados.

Genoveva practicaba de tan manera el recogimiento y apartamiento del mundo que durante los 40 días de cuaresma no salía de su casa sino para ir al templo o ayudar a algún necesitado. Y el resto del año hacía casi lo mismo.

Cuando tenía 30 años oyó que el terrible bárbaro llamado Atila se acercaba con 100,000 guerreros a sitiar a París y a destruirla a sangre y fuego. La gente quería salir huyendo pero Genoveva los convenció de que en vez de salir corriendo lo que debían hacer era ir al templo a rezar. Casi la linchan los cobardes, pero la mayoría le hizo caso y se dedicaron a orar.

Y la ciudad se salvó de ser atacada, pues el feroz Atila cuando ya venía llegando a París, cambió imprevistamente de rumbo y se dirigió hacia Orleans, pero por el camino le salieron al encuentro los ejércitos cristianos y lo derrotaron en la terrible batalla de los Campos Cataláunicos. Así se cumplió lo que había anunciado Genoveva, que si el pueblo oraba con fe la ciudad de París no sería atacada. Esto le dio una gran popularidad en esa capital.

Después llegó a París una espantosa escasez y carestía y la gente se moría de hambre. Genoveva en vez de quejarse reunió un buen grupo de hombres y se fue río arriba buscando víveres y volvió con las barcas llenas de comestibles y así salvó una vez más la ciudad.

Como los reyes Childerico y Clodoveo sentían por ella una gran veneración, logró obtener de ellos el perdón para muchos presos políticos que iban a ser ajusticiados.

Cuando Genoveva murió, muy anciana, el 3 de enero del año 502, ya la ciudad de París la consideraba su patrona, y todavía hoy, ella es la Patrona de París. Sobre su tumba se construyó un famoso templo, el cual en la Revolución Francesa fue destruido y en ese sitio levantaron el edificio llamado Panteón, donde los franceses entierran a sus héroes.

Los datos acerca de esta santa los conocemos porque los escribió Gregorio de Tours, unos veinte años después de haber muerto ella.

Santa Genoveva ha sido invocada en épocas de grandes calamidades públicas, y ha librado muchas veces a ciudades y pueblos de pestes, carestías e invasiones de enemigos.

Señor: que a imitación de Santa Genoveva amemos a nuestra patria y a nuestros paisanos no sólo con amor de palabras, sino con amor que se demuestra en buenas obras y que como ella, estemos convencidos de que es mejor confiar en Dios que confiar sólo en las ayudas humanas. Amen.


Respuesta  Mensaje 6 de 33 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/07/2011 18:30

Velas
4 de Enero

Santa Angela de Foligno

Señor: Tu que le dijiste en una visión a Santa Angela:
"el mejor camino para llegar a la santidad es estudiar la vida de
Cristo en el Evangelio y tratar de imitarlo".
Haz que nosotros estudiemos la vida de
Jesús y la imitemos siempre. Amen

 

Jesus es bajado de la CruzMurió el 4 de enero de 1309 en Foligno, Italia, donde había nacido en 1248. Iglesia

Es una de las místicas más famosas que ha tenido la   Católica (se llama mística a la persona que se dedica a la vida de contemplación y de comunicación con Dios).

En los primeros años de su vida fue una pecadora: orgullosa, vanidosa, poco piadosa y dedicada a la vida mundana. Se casó muy joven y tuvo varios hijos. Poseía riquezas, castillos, lujos, joyas y fincas, pero nada de esto la hacía feliz.

En 1283, cuando ella tenía 35 años de edad, mueren sucesivamente su madre, su esposo y sus hijos. En medio de la inmensa pena, Angela va al templo y oye predicar a un franciscano, el Padre Arnoldo, y durante el sermón se da cuenta de lo equivocadamente que ha vivido. Hace una confesión general de toda su vida. Se hace terciaria franciscana. Va en peregrinación a Asís, y San Francisco en una visión le dice que es necesario hacer dos cosas muy importantes: vender todo lo que tiene, darlo a los pobres, y… dedicarse a meditar en la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

Así lo hace. Lo vende todo, menos un castillo o palacio que estima muchísimo. Hasta que en una visión oye decir a Cristo crucificado: "¿Y por amor a tu Redentor no serás capaz de sacrificar también tu palacio preferido?". Lo vende también y todo el dinero recogido lo distribuye entre los pobres. Vende todas sus joyas y lujos, reparte el dinero entre los más necesitados, y se dedica a la vida de contemplación y meditación en la Vida, Pasión y Muerte del Señor.

Ha sido llamada la Mística de la Pasión de Cristo. Y fue tan grande el amor que adquirió hacia la Pasión y Muerte del Señor, que le bastaba mirar una imagen de Jesús doliente u oír hablar de su Santísima Pasión para que se enrojeciera su rostro y quedara como en éxtasis. En visiones se la puede comparar a Santa Teresa y a Santa Catalina.

Al Padre Arnoldo le dictó su Autobiografía. En ella dice lo siguiente: "Yo, Angela de Foligno, tuve que atravesar muchas etapas en el camino de la penitencia o conversión. La primera fue convencerme de lo grave y dañoso que es el pecado. La segunda el sentir arrepentimiento y vergüenza de haber ofendido al buen Dios. La tercera hacer confesión de todos mis pecados. La cuarta convencerme de la gran misericordia que Dios tiene para con el pecador que quiere ser perdonado. La quinta el ir adquiriendo un gran amor y estimación por todo lo que Cristo sufrió por nosotros. La sexta adquirir un amor por Jesús Eucaristía. La séptima aprender a orar, especialmente recitar con amor y atención el Padrenuestro. La octava tratar de vivir en continua y afectuosa comunicación con Dios".

En la Santa Misa veía muchas veces a Jesucristo en la Santa Hostia.

A su alrededor se reunía frecuentemente un selecto grupo de hombres y mujeres, terciarios franciscanos, a los cuales fue bendiciendo uno por uno como una madre cariñosa, la tarde del 4 de enero de 1309, y luego santamente y en gran paz, su alma voló a la eternidad.

Sobre su sepulcro se han obrado innumerables milagros.


Respuesta  Mensaje 7 de 33 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/07/2011 18:30

Velas
5 de Enero

  

 San Simeón Estilita

Señor Jesucristo; haz que como Simeón el Estilita, recordemos todos aquellas palabras tuyas: "Si no hacéis penitencia, todos pereceréis" y que nos dediquemos también a ofrecer penitencias por nuestros pecados y por los pecados del mundo entero. Amén.

Jesus en la CruzNace cerca del año 400 en el pueblo de Sisan, en Cilicia, cerca de Tarso, donde nació San Pablo. (Estilita significa: el que vive en una columna).

De pequeño se dedicaba a pastorear ovejas por los campos, pero un día, al entrar en una iglesia, oyó al sacerdote leer en el sermón de la Montaña las bienaventuranzas, en el capítulo 5 del evangelio de San Mateo. Se entusiasmó al oír que Jesús anuncia: "Dichosos serán los pobres, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los puros de corazón porque ellos verán a Dios". Se acercó a un anciano y le preguntó qué debería hacer para cumplir esas bienaventuranzas y ser dichoso. El anciano le respondió: "Lo más seguro seria irse de religioso a un monasterio".

Se estaba preparando para ingresar a un monasterio, y pedía mucho a Dios que le iluminara qué debía hacer para lograr ser santo e irse al cielo, y tuvo un sueño: vio que empezaba a edificar el edificio de su santidad y que cavaba en el suelo para colocar los cimientos y una voz le recomendaba: "Ahondar más, ahondar más". Y al fin oyó que la voz le decía: "Sólo cuando seas lo suficientemente humilde, serás santo".

A los 15 años entró a un monasterio y como era muy difícil conseguir libros para rezar, se aprendió de memoria los 150 salmos de la S. Biblia, para rezarlos todos cada semana, 21 cada día.

Se le considera el inventor del cilicio, o sea de una cuerda hiriente que algunos penitentes se amarran en la cintura para hacer penitencia. Se ató a la cintura un bejuco espinoso y no se lo quitaba ni de día ni de noche. Esto para lograr dominar sus tentaciones. Un día el superior del monasterio se dio cuenta de que derramaba gotas de sangre y lo mandó a la enfermería, donde encontraron que la cuerda o cilicio se le había incrustado entre la carne. Difícilmente lograron quitarle la cuerda, con paños de agua caliente. Y el abad o superior le pidió que se fuera para otro sitio, porque allí su ejemplo de tan extrema penitencia podía llevar a los hermanos a exagerar en las mortificaciones.

Se fue a vivir en una cisterna seca, abandonada, y después de estar allí cinco días en oración se le ocurrió la idea de pasar los 40 días de cuaresma sin comer ni beber, como Jesús. Le consultó a un anciano y éste le dijo: "Para morirse de hambre hay que pasar 55 días sin comer. Puede hacer el ensayo, pero para no poner en demasiado peligro la vida, dejaré allí cerca de usted diez panes y una jarra de agua, y si ve que va desfallecer, come y bebe." Así se hizo. Los primeros 14 días de cuaresma rezó de pie. Los siguientes 14 rezó sentado. Los últimos días de la cuaresma era tanta su debilidad que tenía que rezar acostado en el suelo. El domingo de Resurrección llegó el anciano y lo encontró desmayado y el agua y los panes sin probar. Le mojó los labios con un algodón empañado en agua, le dio un poquito de pan, y recobró las fuerzas. Y así paso todas las demás cuaresmas de su larga vida, como penitencia de sus pecados y para obtener la conversión de los pecadores.

Se fue a una cueva del desierto para no dejarse dominar por la tentación de volverse a la ciudad, llamó a un cerrajero y se hizo atar con una cadena de hierro a una roca y mandó soldar la cadena para no podérsela quitar. Pero varias semanas después pasó por allí el Obispo de Antioquía y le dijo: "Las fieras sí hay que atarlas con cadenas, pero al ser humano le basta su razón y la gracia de Dios para no excederse ni irse a donde no debe". Entonces Simeón, que era humilde y obediente, se mandó quita la cadena.

De todos los países vecinos y aun de países lejanos venían a su cueva a consultarlo y a pedirle consejos y las gentes se le acercaban para tocar su cuerpo con objetos para llevarlos en señal de bendición, y hasta le quitaban pedacitos de su manto para llevarlos como reliquias.

Entonces para evitar que tanta gente viniera a distraerlo en su vida de oración, se ideó un modo de vivir totalmente nuevo y raro: se hizo construir una columna de tres metros para vivir allí al sol, al agua, y al viento. Después mandó hacer una columna de 7 metros, y más tarde, como la gente todavía trataba de subirse hasta allá, hizo levantar una columna de 17 metros, y allí pasó sus últimos 37 años de su vida.

Columna se dice "Stilos" en griego, por eso lo llamaron "Simeón el estilita".

No comía sino una vez por semana. La mayor parte del día y la noche la pasaba rezando. Unos ratos de pie, otros arrodillado y otros tocando el piso de su columna con la frente. Cuando oraba de pie, hacía reverencias continuamente con la cabeza, en señal de respeto hacia Dios. En un día le contaron más de mil inclinaciones de cabeza. Un sacerdote le llevaba cada día la Sagrada Comunión.

Para que nadie vaya a creer que estamos narrando cuentos inventados o leyendas, recordamos que la vida de San Simeón Estilita la escribió Teodoreto, quien era monje en aquel tiempo y fue luego Obispo de Ciro, ciudad cercana al sitio de los hechos. Un siglo más tarde, un famoso abogado llamado Evagrio escribió también la historia de San Simeón y dice que las personas que fueron testigos de la vida de este santo afirmaban que todo lo que cuenta Teodoreto es cierto.

Las gentes acudían por montones a pedir consejos. El les predicaba dos veces por día desde su columna y los corregía de sus malas costumbres. Y entre sermón y sermón oía sus súplicas, oraba por ellos y resolvía pleitos entre los que estaban peleados, para amistarlos otra vez. A muchos ricos los convencía para que perdonaran las deudas a los pobres que no les podían pagar.

Convirtió a miles de paganos. Un famoso asesino, al oírlo predicar, empezó a pedir perdón a Dios a gritos y llorando.

Algunos lo insultaban para probar su paciencia y nunca respondió a los insultos ni demostró disgusto por ellos.

Hasta Obispos venían a consultarlo, y el Emperador Marciano de Constantinopla se disfrazó de peregrino y se fue a escucharlo y se quedó admirado del modo tan santo como vivía y hablaba.

Para saber si la vida que llevaba en la columna era santidad y virtud y no sólo un capricho, los monjes vecinos vivieron y le dieron orden a gritos de que se bajara de la columna y se fuera a vivir con los demás. Simeón, que sabía que sin humildad y obediencia no hay santidad, se dispuso inmediatamente a bajarse de allí, pero los monjes al ver su docilidad le gritaron que se quedara otra vez allá arriba porque esa era la voluntad de Dios.

Murió el 5 de enero del año 459. Estaba arrodillado rezando, con la cabeza inclinada, y así se quedó muerto, como si estuviera dormido. El emperador tuvo que mandar un batallón de ejército porque las gentes querían llevarse el cadáver, cada uno para su ciudad. En su sepulcro se obraron muchos milagros y junto al sitio donde estaba su columna se construyó un gran monasterio para monjes que deseaban hacer penitencia.


Respuesta  Mensaje 8 de 33 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/07/2011 18:31

  
Epifanía del Señor
6 de enero

 

Los Reyes Magos siguen la estrella a Belén
La Epifanía es una de las fiestas litúrgicas más antiguas, más aún que la misma Navidad. Comenzó a celebrarse en Oriente en el siglo III y en Occidente se la adoptó en el curso del IV. Epifanía, voz griega que a veces se ha usado como nombre de persona, significa "manifestación", pues el Señor se reveló a los paganos en la persona de los magos.

Tres misterios se han solido celebrar en esta sola fiesta, por ser tradición antiquísima que sucedieron en una misma fecha aunque no en un mismo año; estos acontecimientos salvíficos son la adoración de los magos, el bautismo de Cristo por Juan y el primer milagro que Jesucristo, por intercesión de su madre, realizó en las bodas de Caná y que, como lo señala el evangelista Juan, fue motivo de que los discípulos creyeran en su Maestro como Dios.

Para los occidentales, que, como queda dicho más arriba, aceptaron la fiesta alrededor del año 400, la Epifanía es popularmente el día de los reyes magos. En la antífona de entrada de la misa correspondiente a esta solemnidad se canta: "Ya viene el Señor del universo. en sus manos está la realeza, el poder y el imperio". El verdadero rey que debemos contemplar en esta festividad es el pequeño Jesús. Las oraciones litúrgicas se refieren a la estrella que condujo a los magos junto al Niño Divino, al que buscaban para adorarlo.

Precisamente en esta adoración han visto los santos padres la aceptación de la divinidad de Jesucristo por parte de los pueblos paganos. Los magos supieron utilizar sus conocimientos-en su caso, la astronomía de su tiempo- para descubrir al Salvador, prometido por medio de Israel, a todos los hombres.

 El sagrado misterio de la Epifanía está referido en el evangelio de san Mateo. Al llegar los magos a Jerusalén, éstos preguntaron en la corte el paradero del "Rey de los judíos". Los maestros de la ley supieron informarles que el Mesías del Señor debía nacer en Belén, la pequeña ciudad natal de David; sin embargo fueron incapaces de ir a adorarlo junto con los extranjeros. Los magos, llegados al lugar donde estaban el niño con María su madre, ofrecieron oro, incienso y mirra, sustancias preciosas en las que la tradición ha querido ver el reconocimiento implícito de la realeza mesiánica de Cristo (oro), de su divinidad (incienso) y de su humanidad (mirra).

A Melchor, Gaspar y Baltasar -nombres que les ha atribuido la leyenda, considerándolos tres por ser triple el don presentado, según el texto evangélico -puede llamárselos adecuadamente peregrinos de la estrella. Los orientales llamaban magos a sus doctores; en lengua persa, mago significa "sacerdote". La tradición, más tarde, ha dado a estos personajes el título de reyes, como buscando destacar más aún la solemnidad del episodio que, en sí mismo, es humilde y sencillo. Esta atribución de realeza a los visitantes ha sido apoyada ocasionalmente en numerosos pasajes de la Escritura que describen el homenaje que el Mesías de Israel recibe por parte de los reyes extranjeros.

La Epifanía, como lo expresa la liturgia, anticipa nuestra participación en la gloria de la inmortalidad de Cristo manifestada en una naturaleza mortal como la nuestra. Es, pues, una fiesta de esperanza que prolonga la luz de Navidad.

Esta solemnidad debería ser muy especialmente observada por los pueblos que, como el nuestro, no pertenecen a Israel según la sangre. En los tiempos antiguos, sólo los profetas, inspirados por Dios mismo, llegaron a vislumbrar el estupendo designio del Señor: salvar a la humanidad entera, y no exclusivamente al pueblo elegido.

Con conciencia siempre creciente de la misericordia del Señor, construyamos desde hoy nuestra espiritualidad personal y comunitaria en la tolerancia y la comprensión de los que son distintos en su conducta religiosa, o proceden de pueblos y culturas diferentes a los nuestros.

Sólo Dios salva: las actitudes y los valores humanos, la raza, la lengua, las costumbres, participan de este don redentor si se adecuan a la voluntad redentora de Dios, "nunca" por méritos propios. Las diversas culturas están llamadas a encarnar el evangelio de Cristo, según su genio propio, no a sustituirlo, pues es único, original y eterno.

 


Respuesta  Mensaje 9 de 33 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/07/2011 18:31
7 de Enero

 San Raimundo de Peñafort

Jesús es bajado de la CruzRaimundo significa "Buen consejo". Nació en Peñafort, cerca de Barcelona, España, en 1175. A los 20 años ya era profesor de filosofía en un colegio de Barcelona, y a los 30 años era profesor en la famosa Universidad de Bolonia (Italia), donde se había doctorado.

En 1222 entró en la Comunidad de Padres Dominicos cuando apenas hacía ocho meses que había muerto San Domingo de Guzmán, el fundador de esa Comunidad.

Pidió a sus superiores que le pusieran oficios duros y humillantes para hacer penitencia de sus pecados, especialmente de su orgullo. Pero los superiores le pusieron por oficio y tarea el dedicarse a coleccionar las respuestas que los sabios antiguos de la Iglesia daban a ciertas preguntas difíciles de los fieles, lo cual llamó "Casos de conciencia" y compuso entonces su famoso libro llamado "Summa" o resumen de respuestas difíciles en la confesión.

Raimundo obtuvo de Dios la "eficacia de la palabra", o sea que su predicación lograra conmover a los oyentes y convertirlos. Y así recorrió ciudades y campos de Aragón, Castilla y Cataluña y los que lo acompañaban decían que parecía casi imposible que un predicador lograra tantas transformaciones con sus sermones.

Junto con San Pedro Nolasco, Raimundo fundó la Comunidad de los Padres Mercedarios, dedicada a rescatar a los cristianos secuestrados por los mahometanos o turcos.

En 1230 el Papa Gregorio IX llamó a Raimundo a Roma y entre otros cargos que le dio, lo nombró su confesor. Una de las penitencias que éste santo le puso al Sumo Pontífice fue que atendiera siempre muy bien las peticiones que le hicieran los pobres.

El Papa le encomendó que recogiera y publicara todos los decretos que habían dado los Pontífices y los Concilios. Después de tres años de trabajo publicó su famosísimo libro titulado "Decretales", el cual han tenido que consultar después por varios siglos todos los que quieren saber que ordenaron o qué prohibieron los Pontífices y Concilios de la antigüedad.

El Pontífice lo nombró obispo, pero poco después el santo obtuvo que el Papa le aceptara la renuncia. Los religiosos de su Comunidad lo eligieron Superior General, pero a los dos años renunció. Se consideraba apto para predicar y escribir, pero no para mandar.

Los últimos 33 años de su vida los dedicó a convertir cristianos pecadores y a obtener que muchos musulmanes se pasaran al cristianismo. En una carta a su superior en 1256 le informa que ya ha logrado que 10,000 mahometanos se vuelvan cristianos.

Este santo murió cuando estaba por cumplir los 100 años, en 1275. Dos reyes asistieron a su entierro y en su sepulcro se obraron maravillosos milagros.


Respuesta  Mensaje 10 de 33 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/07/2011 18:32

Velas
8 de Enero

  

    San Severino,
predicador

Nuestro Señor en la Sagrada EucaristíaMurió el 9 de enero del año 482, pronunciado la última frase del último salmo de la S. Biblia (el 150): "Todo ser que tiene vida, alabe al Señor".

Había nacido probablemente en Roma el año 410. Es patrono de Viena (Austria) y de Baviera (Alemania).

Su biografía la escribió su discípulo Eugipio.

A nadie decía que era de Roma (la capital del mundo en ese entonces) ni que provenía de una familia noble y rica, pero su perfecto modo de hablar el latín y sus exquisitos modales y su trato finísmo lo decían.

San Severino tenía el don de profecía (anunciar el futuro) y el don de consejo, dos preciosos dones que el Espíritu Santo regala a quienes le rezan con mucha fe.

Se fue a misionar en las orillas del río Danubio en Austria y anunció a las gentes de la ciudad de Astura que si no dejaban sus vicios y no se dedicaban a rezar más y a hacer sacrificios, iban a sufrir un gran castigo. Nadie le hizo caso, y entonces él, declarando que no se hacía responsable de la mala voluntad de esas cabezas tan duras, se fue a la ciudad de Cumana. Pocos días después llegaron los terribles "Hunos", bárbaros de Hungría, y destruyeron totalmente la ciudad de Astura, y mataron a casi todos sus habitantes.

En Cumana, el santo anunció que esa ciudad también iba a recibir castigos si la gente no se convertía. Al principio nadie le hacía caso, pero luego llegó un prófugo que había logrado huir de Astura y les dijo: "Nada de lo terrible que nos sucedió en mi ciudad habría sucedido si le hubiéramos hecho caso a los consejos de este santo. El quiso liberarnos, pero nosotros no quisimos dejarnos ayudar". Entonces las gentes se fueron a los templos a orar y se cerraron las cantinas, y empezaron a portarse mejor y a hacer pequeños sacrificios, y cuando ya los bárbaros estaban llegando, un tremendo terremoto los hizo salir huyendo. Y no entraron a destruir la ciudad.

En Faviana, una ciudad que quedaba junto al Danubio, había mucha carestía porque la nieve no dejaba llegar barcos con comestibles. San Severino amenazó con castigos del cielo a los que habían guardado alimentos en gran cantidad, si no los repartían. Ellos le hicieron caso y los repartieron. Entonces el santo, acompañado de mucho pueblo, se puso a orar y el hielo del río Danubio se derritió y llegaron barcos con provisiones.

Su discípulo preferido, Bonoso, sufría mucho de un mal de ojos. San Severino curaba milagrosamente a muchos enfermos, pero a su discípulo no lo quiso curar, porque le decía: "Enfermo puedes llegar a ser santo. Pero si estás muy sano te vas a perder." Y por 40 años sufrió Bonoso su enfermedad, pero llegó a buen grado de santidad.

El santo iba repitiendo por todas partes aquella frase de la S. Biblia: "Para los que hacen el bien, habrá gloria, honor y paz. Pero para los que hacen el mal, la tristeza y castigos vendrán" (Romanos 2). Y anunciaba que no es cierto lo que se imaginan muchos pecadores: "He pecado y nada malo me ha pasado". Pues todo pecado trae castigos del cielo. Y esto detenía a muchos y les impedía seguir por el camino del vicio y del mal.

San Severino era muy inclinado por temperamento a vivir retirado rezando y por eso durante 30 años fue fundando monasterios, pero las inspiraciones del cielo le mandaban irse a las multitudes a predicar penitencia y conversión. Buscando pecadores para convertir recorría aquellas inmensas llanuras de Austria y Alemania, siempre descalzo, aunque estuviera andando sobre las más heladas nieves, sin comer nada jamás antes de que se ocultara el sol cada día; reuniendo multitudes para predicarles la penitencia y la necesidad de ayudar al pobre y sanando enfermos, despertando en sus oyentes una gran confianza en Dios y un serio temor a ofenderle; vistiendo siempre una túnica desgastada y vieja, pero venerado y respetado por cristianos y bárbaros, y por pobres y ricos, pues todos lo consideraban un verdadero santo.

Se encontró con Odoacro, un pequeño reyezuelo, y le dijo proféticamente: "Hoy te vistes simplemente con una piel sobre el hombro. Pronto repartirás entre los tuyos los lujos de la capital del mundo". Y así sucedió. Odoacro con sus Hérulos conquistó Roma, y por cariño a San Severino respetó el cristianismo y lo apoyó.

Cuando Odoacro desde Roma le mandó ofrecer toda clase de regalos y de honores, el santo lo único que le pidió fue que respetara la religión y que a un pobre hombre que habían desterrado injustamente, le concediera la gracia de poder volver a su patria y a su familia. Así se hizo.

Giboldo, rey de los bárbaros alamanos, pensaba destruir la ciudad de Batavia, San Severino le rogó por la ciudad y el rey bárbaro le perdonó por el extraordinario aprecio que le tenía a la santidad de este hombre.

En otra ciudad predicó la necesidad de hacer penitencia. La gente dijo que en vez de enseñarles a hacer penitencia les ayudara a comerciar con otras ciudades. El les respondió: "¿Para qué comerciar, si esta ciudad se va a convertir en un desierto a causa de la maldad de sus habitantes?". Y se alejó de la ciudad. Poco después llegaron los bárbaros y destruyeron la ciudad y mataron a mucha gente.

En Tulnman llegó una terrible plaga que destruía todos los cultivos. La gente acudió a San Severino, el cual les dijo: "El remedio es rezar, dar limosnas a los pobres y hacer penitencia". Toda la gente se fue al templo a rezar con él. Menos un hacendado que se quedó en su campo por pereza de ir a rezar. A los tres días la plaga se había ido de todas las demás fincas, menos de la inca del haciendo perezoso, el cual vio devorada por plagas toda su cosecha de ese año.

En Kuntzing, ciudad a las orillas del Danubio, este río hacía grandes destrozos en sus inundaciones, y le hacía mucho daño al templo católico que estaba construido a la orilla de las aguas. San Severino llegó, colocó una gran cruz en la puerta de la Iglesia y dijo al Danubio: "No te dejará mi Señor Jesucristo que pases del sitio donde está su santa cruz". El río obedeció siempre y ya nunca pasaron sus crecientes del lugar donde estaba la cruz puesta por el santo.

El 6 de enero del año 482, fiesta de la Epifanía, sintió que se iba a morir, llamó entonces a las autoridades civiles de la ciudad y les dijo: "Si quieren tener la bendición de Dios respeten mucho los derechos de los demás. Ayuden a los necesitados y esmérense por ayudar todo lo más posible a los monasterios y a los templos". Y entonando el salmo 150 se murió, el 8 de enero.

A los seis años fueron a sacar sus restos y lo encontraron incorrupto, como si estuviera recién enterrado. Al levantarle los párpados vieron que sus bellos ojos azules brillaban como si apenas estuviera dormido.

Sus restos han sido venerados por muchos siglos, en Nápoles.

En Austria todavía se conserva en uno de los conventos fundados por él, la celda donde el santo pasaba horas y horas rezando por la conversión de los pecadores y la paz del mundo.

Señor Jesús: que no nos suceda nunca ser castigados por la justicia Divina como aquellos pueblos que no quisieron escuchar la invitación de San Severino a convertirse. Recuérdanos la frase del libro santo: "Hoy si escucháis la voz de Dios no endurezcáis vuestro corazón" (Salmo 94). Que escuchemos siempre a los profetas que nos llaman a la conversión, y que dejando nuestra mala vida pasada, salvemos nuestra alma. Amén.


Respuesta  Mensaje 11 de 33 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/07/2011 18:32

Velas
9 de Enero

 San Julián
 Mártir
 Año 304

Jesús en la CruzNació San Julián en la ciudad de Antioquía (en Siria), de una familia que se preocupó por darle una muy buena formación religiosa.

Los papás querían que se casara con una joven muy virtuosa y de familia muy rica, pero Julián tuvo una visión en la cual vio algunos de los premios que Dios reserva para quienes conservan su virginidad y narró su visión a la novia. Y entonces los dos, de común acuerdo, hicieron voto de castidad o sea un juramento de conservarse siempre puros. Los papás creían que ellos formarían un hogar, pero los novios se habían comprometido a conservar para siempre su virginidad. Y poco tiempo después murieron los padres de los dos jóvenes, y entonces Julián y su prometida se fueron cada uno a un desierto a orar, y a hacer penitencia y cada cual fundó un monasterio. Julián un monasterio para hombres y ella uno para mujeres.

Muchos hombres deseosos de conseguir la santidad se fueron a acompañar a Julián en su vida de religioso y lo nombraron superior. El los dirigió con especial cariño y con gran prudencia. Era el que más duro trabajaba, el que mayores favores hacía a todos y el más fervoroso en la oración. Y dedicaba muchas horas a la lectura de libros religiosos y a la meditación.

Su vida fue una continua Cuaresma, o sea un ayunar y guardar abstinencia y orar y meditar, todos los días, sin cansarse.

A los súbditos nunca los reprendía con altanería ni con malos modos o delante de los demás, sino en privado, con frases amables, comprensivas y animadoras, que les demostraban el gran aprecio y amor que les tenía, y que llegaban al fondo del alma y obtenían verdaderas conversiones.

Los religiosos decían que Julián era muy exigente y duro para sí mismo, pero admirablemente comprensivo y amable para con los demás, y que gobernaba con tal prudencia y caridad a los monjes que éstos se sentían en aquél desierto más felices que si estuvieran en el más cómodo convento de la ciudad.

La persecución. Y sucedió que estalló en Antioquía la persecución contra los cristianos, y el gobernador Marciano ordenó apresar a Julián y a todos sus monjes. Centenares de cristianos fueron siendo quemados por proclamar su amor a Jesucristo, y cuando le llegó el turno a nuestro santo, se produjo el siguiente diálogo entre el perseguidor y Julián:

- Le ordenamos que adore la estatua de nuestro emperador.

- Yo no adoro sino única y exclusivamente al Dios del cielo.

- Su Dios y emperador es el Cesar de Roma.

- Mi jefe a quien adoro y obedezco es Nuestro Señor Jesucristo.

- ¿Cómo se le ocurre creer en uno que fue crucificado?

- Es que el crucificado ya resucitó y está sentado a la derecha de Dios Padre.

- ¿Te ríes de nuestros dioses y del emperador? Pues ahora que te atormenten te arrepentirás de haber procedido así.

- Dios ayuda a los que son sus amigos, y Cristo Jesús, que es muchísimo más importante y poderoso que el emperador, me dará las fuerzas y el valor para soportar los tormentos.

El perseguidor, viendo que con amenazas no lo conmueve, se propone cambiar de táctica y ofrecerle a Julián grandes premios si deja la santa religión.

- Tus padres eran personas muy importantes en esta ciudad. Si dejas de ser cristiano y adoras a nuestros dioses, te concederemos puestos de primera clase.

- Mis padres me están observando desde el cielo y se sienten muy contentos y muy honrados de que yo proclame mi fe en Cristo y derrame por El mi sangre.

Empiezan a darle a Julián terribles latigazos, con fuetes que tienen pedacitos de hierro en los extremos, pero uno de los verdugos al retirar rápidamente el fuete, es herido gravemente en un ojo por la punta de hierro del látigo. Julián oye el grito de dolor y llamando al verdugo le coloca sus manos sobre el ojo destrozado y se obtiene inmediatamente la curación.

Los verdugos le cortan la cabeza al santo, pero en ese momento el joven Celso, hijo del perseguidor Marciano, al ver con qué gran valentía y alegría ha ido a la muerte este amigo de Cristo, se declara él también seguidor de Jesús y se hace cristiano. Esta conversión fue considerada como un verdadero milagro espiritual obtenido por el martirio de Julián.

Y los amigos de Jesús queremos proclamar siempre y en todas partes nuestra fe, y preferir mil muertes y diez mil tormentos, antes que dejar nuestra santísima religión por irnos a religiones falsas que ni dan felicidad en esta vida ni consiguen salvación eterna.

San Julián: pídele a Cristo que nosotros logremos perseverar fieles a nuestra santa religión hasta la muerte.


Respuesta  Mensaje 12 de 33 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/07/2011 18:33


10 de Enero

 Beata Laura Vicuña

Beata Laura VicuñaLa hija que ofreció la vida por salvar a la madre.

Nació en Santiago de Chile, el 5 de abril de 1891 y murió en Argentina el 22 de enero de 1904, a la edad de sólo 13 años. El Papa Juan Pablo II la beatificó el 3 de septiembre de 1988.

Su padre es un alto militar y jefe político de Chile. Una revolución derroca al gobierno y la familia Vicuña tiene que salir huyendo, desterrados a 500 kilómetros de la capital. Allá muere el papá y la familia queda en la miseria. Laura tiene apenas dos años cuando queda huérfana de padre.

La mamá, con sus dos hijas, Laura y Julia, emprende un larguísimo viaje de ocho meses hacia las pampas de Argentina. Allá encuentra un ganadero brutal y matón, y movida por su gran miseria, la pobre Mercedes se va a vivir con él en unión libre. El hombre se llamaba Manuel Mora.

En 1900 Laura es internada en el colegio de las Hermanas Salesianas de María Auxiliadora en el colegio de Junín de los Andes.

Allí, en clase de religión, al oír que la profesora dice que a Dios le disgustan mucho los que viven en unión libre, sin casarse, la niña cae desmayada de espanto. En la próxima clase de religión, cuando la religiosa empieza a hablar otra vez de unión libre, la niña empieza a palidecer. La profesora cambia de tema pero consulta el caso con la hermana directora del colegio: "¿Por qué será que Laura Vicuña se asusta tanto cuando se habla del pecado que es el vivir en unión libre?". La superiora le aconseja: "Vuelva a tratar de ese tema, y si ve que la niña se asusta, cambie de tema". Así lo hace.

Laurita se ha dado cuenta de un gravísimo mal: su madre, el ser que ella más ama en el mundo, después de Dios y la Virgen, su mamá Mercedes, vive en pecado mortal y está en grave peligro de condenación eterna. ¡Es terrible!.

Y Laura hace un plan: ofrecerá su vida a Dios, con tal de que la mamá abandone a ese hombre con el cual vive en pecado. Comunica el plan al confesor, el Padre Crestanello, salesiano. El le dice: "Mira que eso es muy serio. Dios puede aceptarte tu propuesta y te puede llegar la muerte muy pronto". Pero la niña está resuelta a salvar el alma de la mamá a cualquier costo, y ofrece su vida al Señor Dios, en sacrificio para salvar el alma de la propia madre.

En el colegio es admirada por las demás alumnas como la mejor compañera, la más amable y servicial. Las superioras se quedan maravilladas de su obediencia y del enorme amor que siente por Jesús Sacramentado y por María Auxiliadora.

El día de su primera comunión ofrece su vida en sacrificio a Jesús, y al ser admitida como "Hija de María", consagra su pureza a la Sma. Virgen María.

Va a pasar vacaciones a donde vive su madre. Manuel Mora trata de irrespetarla pero ella no lo permite. Prefiere ser abofeteada y azotada brutalmente por él pero no admite ningún irrespeto a su virtud. Manuel aprende a respetarla.

En una gran inundación que invade el colegio, Laura por salvar la vida de las más pequeñas, pasa largas horas de la noche entre las friísimas aguas sacando niñas en peligro, y adquiere una dolorosa enfermedad en los riñones. Dios empieza a aceptar el sacrificio que le ofreció por salvar el alma de su mamá.

Laura empieza a palidecer y a debilitarse. Siente enorme tristeza al oír de los superiores que no la podrán aceptar como religiosa porque su madre vive en concubinato. Sigue orando por ella. Cae a cama. Dolores intensísimos. Vómitos continuos. Se retuerce del dolor. La vida de Laura se está apagando. "Señor: que yo sufre todo lo que a Ti te parezca bien, pero que mi madre se convierta y se salve".

Va a entrar en agonía. La madre se acerca. "Mamá, desde hace dos años ofrecí mi vida a Dios en sacrificio para obtener que tu no vivas más en unión libre. Que te separes de ese hombre y vivas santamente". Mamá: ¿antes de morir tendré la alegría de que te arrepientas, y le pidas perdón a Dios y empieces a vivir santamente?

"¡Ay hija mía! Exclama doña Mercedes llorando, ¿entonces yo soy la causa de tu enfermedad y de tu muerte? Pobre de mí ¡Oh Laurita, qué amor tan grande has tenido hacia mí! Te lo juro ahora mismo. Desde hoy ya nunca volveré a vivir con ese hombre. Dios es testigo de mi promesa. Estoy arrepentida. Desde hoy cambiará mi vida".

Laura manda llamar al Padre Confesor. "Padre, mi mamá promete solemnemente a Dios abandonar desde hoy mismo a aquel hombre". Madre e hija se abrazan llorando.

Desde aquel momento el rostro de Laura se torna sereno y alegre. Siente que ya nada le retiene en esta tierra. La Divina Misericordia ha triunfado en el corazón de su amadísma mamacita. Su misión en este mundo ya está cumplida. Dios la llama al Paraíso.

Recibe la unción de los enfermos y su última comunión. Besa repetidamente el crucifijo. A su amiga que reza junto a su lecho de moribunda le dice: ¡Que contenta se siente el alma a la hora de la muerte, cuando se ama a Jesucristo y a María Santísima!.

Lanza una última mirada a la imagen que está frente a su cama y exclama: "Gracias Jesús, gracias María", y muere dulcemente. Era el 22 de enero de 1904. Iba a cumplir los 13 años.

La madre tuvo que cambiarse de nombre y salir disfrazada de aquella región para verse libre del hombre que la perseguía. Y el resto de su vida llevó una vida santa.

Laura Vicuña ha hecho muchos milagros a los que le piden que rece por ellos ante Nuestro Señor. Y el Papa Juan Pablo II la declaró Beata en 1988.

Señor Jesús: Tú que concediste a Laura Vicuña la gracia de ofrecer su vida por la salvación del alma de su propia madre, concédenos también a todos nosotros la gracia de obtener buenas obras, la conversión y salvación de muchos pecadores. Amén.

 


Respuesta  Mensaje 13 de 33 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/07/2011 18:33

Velas
11 de enero

 San Teodosio

Señor Dios: gracias por darnos ejemplos tan maravillosos en tus santos. 
Te suplicamos que a imitación de San Teodosio vivamos de 
manera tan santa cada día, que a cualquier hora que vengas
 a llamarnos a la eternidad nos puedas decir 
aquellas palabras del evangelio: 
"Bien siervo bueno y prudente: has sido fiel en lo poco, 
ahora te constituiré sobre lo mucho". Amen.

 

La Transfiguración del SeñorSu nombre significa: "Regalo de Dios".
Nació en Turquía en el año de 423.
Sus padres lo acostumbraban desde jovencito a leer cada día con atención una página de la Sagrada Escritura, lo cual le sirvió muchísimo para llegar a la santidad.

Al leer en el Génesis que Abraham agradó a Dios al dejar su patria y su familia para irse a la Tierra Santa a servir al verdadero Dios, dispuso hacer él otro tanto, y dejando sus grandes riquezas y su familia, se fue a Jerusalén.

Antes que todo se fue a visitar al famoso San Simeón el Estilita, el cual le anunció muchas de las cosas que le iban a suceder durante su vida y le dio consejos muy prácticos para saber comportarse bien.

Después de visitar en peregrinación a Jerusalén, Belén y Nazaret, se propuso dedicarse a vivir como un religioso solitario. Pero luego, el temor de tener que vivir sin un director espiritual y por lo tanto quedar expuesto a graves equivocaciones, lo hizo quedarse cerca de Belén, donde vivía el más sabio director de religiosos de esas regiones, el abad Longinos.

Después de ser ordenado sacerdote, recibió de Longinos la orden de encargarse del culto de una iglesia que estaba en el camino entre Jerusalén y Belén. Después de los actos de culto en la iglesia se iba a una cueva solitaria a meditar y rezar.

Pronto vinieron muchos jóvenes a pedirle ser admitidos como religiosos. El recibía a todos aquellos que demostraban estar dispuestos sinceramente a hacer penitencia y convertirse. A uno de sus discípulos, el que después fue obispo de Petra, le debemos los datos que vamos a narrar en seguida.

A sus jóvenes religiosos les hacía cavar ellos mismos su propia sepultura (una pala cada noche cada uno, antes de acostarse diciendo: "Yo he de morir, yo no sé cuándo; yo he de morir, yo no sé dónde; yo he de morir, yo so sé cómo; pero lo que sí sé de cierto es que si muero en pecado mortal me condenaré para siempre"). Esto para que recordaran que somos polvo y en polvo nos hemos de convertir y que "a la hora menos pensada vendrá el Hijo de Dios a tomarnos cuentas y que hay que estar preparados, porque no sabemos ni el día ni la hora".

Cuando terminaron de cavar la primera sepultura, el abad Teodosio, les dijo: "La sepultura ya está lista; ¿quién desea ocuparla?". Un sacerdote llamado Basilio se adelantó y dijo: "Padre, si al buen Dios le parece bien así, yo acepto ser el primero en morir. Pero rezad por mí y dadme la bendición". Teodosio mandó que rezaran por Basilio las oraciones por los moribundos. A los cuatro días el sacerdote cayó muerto de repente, sin haber estado enfermo antes. Pero estaba bien preparado para la muerte.

Un día de pascua no había nada con qué almorzar. Los monjes empezaron a murmurar pero Teodosio les recomendó que tuvieran fe en la Divina Providencia. A medio día llegó una recua de mulas cargadas con alimentos. Nadie supo de dónde llegaron ni quién las envió.

Como la fama de santidad de Teodosio atraía muchos jóvenes que venían a vivir como religiosos, tuvo que hacer tres conventos: uno para los que hablaban griego, otro para los que hablaban idiomas eslavos y el tercero para los de idiomas orientales como hebreo, árabe y persa. Todos cerca de Belén. Los salmos los rezaba cada convento en su propio idioma, pero la Eucaristía la celebraban todos juntos en el templo.

También construyó Teodosio cerca de Belén tres hospitales: uno con ancianato, otro para los que sufrían toda clase de enfermedades, y el tercero para los que padecían enfermedades mentales. Esta idea era muy nueva en esos tiempos y poco frecuente en el mundo.

Eran tantos los enfermos que venían a ser atendidos, que los historiadores de ese tiempo cuentan que hubo días en que llegaron cien enfermos a ser curados. Cuando no había alimentos o medicinas, Teodosio ponía a sus monjes a rezar con toda fe y las ayudas llegaban de las maneras más inesperadas.

Los monasterios dirigidos por San Teodosio eran como una ciudad de santos en el desierto. Todo se hacía a su tiempo y con exactitud, oración, trabajo, descanso, etc. Cada uno se esmeraba por tratar a los demás como deseaba ser tratado por ellos. El silencio era perfecto. Todos estaban obligados a dedicar varias horas del día a trabajos manuales para conseguir lo necesario para alimentar a tanta gente. El Arzobispo de Jerusalén quedó tan admirado de aquel orden y seriedad, que nombró a Teodosio "Superior de todos los religiosos que vivían en Tierra Santa".

El emperador de Constantinopla apoyaba una herejía que le negaba algunas cualidades de Jesucristo, y para que Teodosio lo apoyara le envió una gran cantidad de dinero. Teodosio recibió el dinero y lo repartió entre los pobres pero recorrió toda Palestina diciéndole a la gente cristiana: "El que enseñe algo acerca de Jesucristo, contrario a lo que enseña la Santa Iglesia Católica, sea maldito". Y los sermones de este santo producían efectos maravillosos en los oyentes.

También obtenía milagros de Dios. Una vez una mujer que tenía un tumor maligno incurable, tocó con fe el manto de Teodosio y quedó curada instantáneamente.

El emperador se disgustó porque el abad no apoyaba sus herejías y lo desterró. Pero enseguida murió el emperador, y él que lo reemplazó mandó a nuestro santo que volviera inmediatamente a sus conventos de Belén.

Teodosio enfermó de una afección dolorosísima. Como el había curado a tantos enfermos con su oración, un discípulo le aconsejó que le pidiera a Dios que le quitara la enfermedad. El santo le respondió: "Eso sería falta de paciencia; eso sería no aceptar la santa voluntad del Señor". ¿No sabes que "Todo redunda en bien de los que aman a Dios?".

Cuando sintió que se iba a morir mandó reunir junto a su lecho a sus religiosos y les recomendó vivir de tal manera bien que cada día estuvieran prontos para presentarse ante el Juicio de Dios. Y anunció varios hechos que sucedieron después.

Murió a los 105 años, en el año 529. Era admirable su vigor en la ancianidad, a pesar de que ayunaba y empleaba muchas noches en la oración. De él se pudo decir lo que la S. Biblia afirma de Moisés: "Conservó su robustez y vigor hasta la más avanzada ancianidad".

El Arzobispo de Jerusalén y muchísimos cristianos de esa Ciudad Santa asistieron a su entierro y durante sus funerales se obraron varios milagros.

Lo sepultaron en la cueva en la cual escamparon los Reyes Magos cuando viajaban de Jerusalén a Belén.


Respuesta  Mensaje 14 de 33 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/07/2011 18:33

Velas
12 de enero

 San Arcadio

Señor Dios Omnipotente: te pedimos el favor de poder 
exclamar como tu mártir San Arcadio:
 "primero lograrán sacar de mi cuerpo el corazón, 
que sacar de mi alma el amor hacia Jesucristo". 
Haz que la esperanza del premio que nos espera en el cielo 
nos lleve a resistir con valentía contra los enemigos del alma nuestra. Amen.

 

Jesús en la CruzFue martirizado en la persecución de Diocleciano en el año 304, en Mauritania (hoy Argelia), al norte de Africa. Pertenecía a una familia muy distinguida.

Diocleciano había decretado que todo el que se declarara amigo de Cristo debía ser asesinado. Los soldados y policías penetraban a las casas de los cristianos y sacaban arrastrando a hombres y mujeres y si no querían quemar incienso a los ídolos y asistir a las procesiones de los falsos dioses, los llevaban ante los jueces para que los condenaran a muerte.

Arcadio al darse cuenta de todo esto, huyó a las montañas para que no lo llevaran a adorar ídolos. Pero la policía llegó a su casa y se llevó a uno de sus familiares como rehén, amenazando que si Arcadio no aparecía, moriría su familiar.

Entonces el joven regresó de su escondite de la montaña y se presentó ante el tribunal pidiendo que lo apresaran a él pero que dejaran libre a su familiar.

El juez le prometió la libertad para él y para su pariente si adoraba ídolos y les quemaba inciensos. Arcadio respondió: "Yo sólo adoro al Dios Unico del cielo y a su Hijo Jesucristo". Su pariente fue puesto en libertad, pero él fue a la prisión.

Los jueces dispusieron convencerlo a base de amenazas y le dijeron que si no dejaba de ser cristiano lo despedazarían cortándole manos y pies, pedazo por pedazo. Arcadio respondió: "Pueden inventar todos los tormentos que quieran contra mí. Pero estén seguros de que nadie ni nada me apartará del amor de Jesucristo. Espero no traicionar nunca mi fe. Es tan alto el premio que espero en el cielo, que los tormentos de la tierra me parecen pocos con tal de conseguirlo".

Le presentaron entonces ante sus ojos todos los instrumentos con los cuales acostumbraban torturar a los cristianos para que renunciaran a su religión: garfios de hierro afilados, azotes con punta de plomo, carbones encendidos, etc., etc. Pero nuestro mártir no se dejó asustar y continuó diciendo que prefería morir antes que ser infiel a la religión de Cristo.

Entonces el tribunal decreta que sea despedazado a cuchilladas, primero los brazos, pedazo por pedazo, y luego los pies. Así lo hacen. Arcadio siente que su cuerpo se estremece de dolor, pero al mismo tiempo recibe en su alma una fuerza tal del Espíritu Santo que lo mueve a entonar himnos de adoración y acción de gracias a Dios. Los que están allí presentes se sienten emocionados ante tan enorme valentía.

Cuando le presentan ante sus ojos todos los pedazos de manos y de pies que le habían quitado a cuchilladas, exclama: "Dichoso cuerpo mío que ha podido ofrecer este sacrificio a mi Señor Jesucristo". Y dirigiéndose a los presentes les dice: "Los sufrimientos de esta vida no son comparables con la gloria que nos espera en el cielo. Jamás les ofrezcan oraciones o sacrificios a los ídolos. Sólo hay un Dios verdadero: nuestro Dios que está en el cielo. Y un sólo Señor: Jesucristo, Nuestro Redentor".

Y quedó suavemente dormido. Había muerto mártir de Cristo.

Los paganos se quedaron maravillados de tanto valor, y los cristianos recogieron su cadáver y empezaron a honrarlo como a un gran santo.


Respuesta  Mensaje 15 de 33 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/07/2011 18:34

 

13 de enero

San Hilario
Obispo y doctor de la Iglesia

San Hilario de PoitiersSu nombre significa "sonriente", nació en Poitiers, Francia, hacia el año 315. Sus padres eran nobles, pero gentiles.

Ávido de saber, cultivó las letras y la filosofía. Después dio con los libros sagrados, y el Evangelio de San Juan iluminó su espíritu. En el año 345 recibió el bautismo. Desde entonces vivió con tanta honestidad y virtud que, al fallecer el obispo de Poitiers, fue escogido para ocupar aquella sede. Era el año 350.

El siglo en que vivió Hilario estaba convulsionado por contiendas dogmáticas, sobre todo por la herejía arriana, que afirmaba que el Verbo no era Dios, sino sólo la primera de las criaturas creadas por Dios. Hilario sostenía, de acuerdo con la ortodoxia, la unidad de las tres personas, y que el Verbo divino se había hecho hombre para convertir en hijos de Dios a los que lo recibiesen. Los seguidores de Arrio consiguieron que el emperador Constancio, inficionado de la herejía, desterrase a Hilario a Frigia, provincia romana de Asia, situada en la extremidad del Imperio. Hacia allí se dirigió a fines del 356.

Durante cuatro años recorrió las ciudades de Oriente, discutiendo. "Permanezcamos siempre en el destierro -repetía- con tal que se predique la verdad". Al mismo tiempo enviaba a Occidente su tratado de los Sínodos y en 359 los doce libros Sobre la Trinidad, que se consideraba su mejor obra.

Llamado por una orden general del emperador, asistió al concilio que se realizó en Seleucia de Isauria, ciudad del Asia Menor, en la región montañosa de Tauro. Allí trató Hilario sobre los altos y dificultosos misterios de la fe. Después pasó a Constantinopla, donde en un escrito presenta al emperador como Anticristo.

Considerado como un agitador e intimidados por su intrepidez, sus mismos enemigos trabajaron para echarlo de Oriente. Así volvió Hilario a Poitiers. San Jerónimo refiere el júbilo con que fue recibido por los católicos. Allí realizó una profunda labor de exégesis, en los tratados que escribió sobre los divinos misterios, sobre los salmos y sobre san Mateo. Compuso también himnos y algunos le atribuyeron el "Gloria in excelsis". Según Isidoro de Savella, Hilario fue el primero que introdujo los cánticos en las iglesias de Occidente.

Vuelve a la lucha. En Milán está el arriano Auxencio. Hilario lo combate con su característica intrepidez y es condenado a abandonar Italia bajo pretexto de introducir la discordia en la Iglesia de esa ciudad.

Tuvo Hilario numerosos discípulos, el más ilustre de ellos san Martín de Tours, y muchos fueron los herejes que convirtió. Murió el 13 de enero del año 368. Sus reliquias reposaron en Poitiers hasta el año 1652, en que fueron sacrílegamente quemadas por los hugonotes. Se le ha dado el título de Atanasio de Occidente. San Jerónimo y san Agustín lo llaman gloriosísimo defensor de la fe. Por la profunda influencia que ejerció como escritor, el papa Pío IX, a petición de los obispos reunidos en el sínodo de Burdeos, declaró a san Hilario doctor de la Iglesia.

 


Respuesta  Mensaje 16 de 33 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/07/2011 18:34

Velas
14 de enero

  San Felix de Nola

Señor Dios, Rey Omnipotente: tú que le permitiste a tu mártir 
San Félix conseguir favores tan maravillosos para sí y 
para sus devotos, haz que nuestra fe sea también 
tan grande que consigamos maravillosas intervenciones tuyas 
en favor nuestro y en favor de los que necesitan 
la ayuda de nuestra oración. Amen.

Jesús en la CruzNola es una pequeña y antiquísima ciudad, situada a unos 20 kilómetros de Nápoles. Allí vio la luz san Félix, cuyo nombre significa "feliz", en el siglo III. Su padre Hermias era sirio, de profesión militar. Nuestro santo, en cambio, prefirió ser soldado de Cristo.

Poco sabemos de su infancia y juventud. Padeció las terribles persecuciones desatadas por Decio y por Valeriano. Por estas circunstancias carecemos de actas que hubieran podido proporcionar noticias precisas. Los rasgos más exactos que conocemos a través de san Paulino, poeta y obispo de Nola, quien escribió su biografía a fines del siglo IV y lo tuvo como santo protector. También escribieron sobre él Beda, san Agustín y Gregorio Turonense. El papa san Dámaso le dedicó un poema.

Para destruir la Iglesia, el emperador Decio ordenó prender y procesar principalmente a los obispos, presbíteros y diáconos. Gobernaba entonces la grey de Nola el obispo Máximo, cargado de años, quien se refugió en las montañas de los Apeninos. Félix, que era presbítero, se quedó en la ciudad para vigilar y proteger a los fieles.

No duró mucho tiempo la seguridad de Félix, pues Nola era una pequeña ciudad donde todos se conocían y él no disimuló su condición de cristiano. Arrestado y conducido a la cárcel, lo ataron con cadenas, y así permaneció durante meses. Por su parte, en las montañas, el obispo Máximo padecía hambre, frío, tristeza y dolor.

Félix fue un ejemplo de devoción al obispo. Socorrió a Máximo corriendo gravísimos riesgos y compartió con él la dura experiencia de la persecución.

Habiendo escapado de la furia desatada por Decio, Félix se vio nuevamente amenazado, junto con toda su comunidad, por las disposiciones que contra los cristianos dictó el emperador Valeriano, entre los años 256 y 257.

Al morir Máximo quisieron forzar a Félix a ocupar la silla episcopal, pero él rehusó tal dignidad, prefiriendo continuar como presbítero su misión evangelizadora. Murió el 14 de enero, se cree que del año 260. Fue enterrado en Nola y su sepulcro se convirtió en lugar de peregrinación. En Roma le fue consagrada una basílica.

Los campesinos de su tierra invocan a san Félix de Nola como protector de los ganados. San Gregorio de Tours ha escrito sobre los numerosos milagros operados junto a su tumba. 


Respuesta  Mensaje 17 de 33 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/07/2011 18:35

Velas
15 de Enero

 San Pablo
Primer ermitaño

San Pablo HermitañoLa vida de este santo fue escrita por el gran sabio San Jerónimo, en el año 400.

Nació hacia el año 228, en Tebaida, una región que queda junto al río Nilo en Egipto y que tenía por capital a la ciudad de Tebas.

Fue bien educado por sus padres, aprendió griego y bastante cultura egipcia. Pero a los 14 años quedó huérfano. Era bondadoso y muy piadoso. Y amaba enormemente a su religión.

En el año 250 estalló la persecución de Decio, que trataba no tanto de que los cristianos llegaran a ser mártires, sino de hacerlos renegar de su religión. Pablo se vio ante estos dos peligros: o renegar de su fe y conservar sus fincas y casas, o ser atormentado con tan diabólica astucia que lo lograran acobardar y lo hicieran pasarse al paganismo con tal de no perder sus bienes y no tener que sufrir más torturas. Como veía que muchos cristianos renegaban por miedo, y él no se sentía con la suficiente fuerza de voluntad para ser capaz de sufrir toda clase de tormentos sin renunciar a sus creencias, dispuso más bien esconderse. Era prudente.

Pero un cuñado suyo que deseaba quedarse con sus bienes, fue y lo denunció ante las autoridades. Entonces Pablo huyó al desierto. Allá encontró unas cavernas donde varios siglos atrás los esclavos de la reina Cleopatra fabricaban monedas. Escogió por vivienda una de esas cuevas, cerca de la cual había una fuente de agua y una palmera. Las hojas de la palmera le proporcionaban vestido. Sus dátiles le servían de alimento. Y la fuente de agua le calmaba la sed.

Al principio el pensamiento de Pablo era quedarse por allí únicamente el tiempo que durará la persecución, pero luego se dio cuenta de que en la soledad del desierto podía hablar tranquilamente a Dios y escucharle tan claramente los mensajes que Él le enviaba desde el cielo, que decidió quedarse allí para siempre y no volver jamás a la ciudad donde tantos peligros había de ofender a Nuestro Señor. Se propuso ayudar al mundo no con negocios y palabras, sino con penitencias y oración por la conversión de los pecadores.

Dice San Jerónimo que cuando la palmera no tenía dátiles, cada día venía un cuervo y le traía medio pan, y con eso vivía nuestro santo ermitaño. (La Iglesia llama ermitaño al que para su vida en una "ermita", o sea en una habitación solitaria y retirada del mundo y de otras habitaciones).

Después de pasar allí en el desierto orando, ayunando, meditando, por más de setenta años seguidos, ya creía que moriría sin volver a ver rostro humano alguno, y sin ser conocido por nadie, cuando Dios dispuso cumplir aquella palabra que dijo Cristo: "Todo el que se humilla será engrandecido" y sucedió que en aquel desierto había otro ermitaño haciendo penitencia. Era San Antonio Abad. Y una vez a este santo le vino la tentación de creer que él era el ermitaño más antiguo que había en el mundo, y una noche oyó en sueños que le decían: "Hay otro penitente más antiguo que tú. Emprende el viaje y lo lograrás encontrar". Antonio madrugó a partir de viaje y después de caminar horas y horas llegó a la puerta de la cueva donde vivía Pablo. Este al oír ruido afuera creyó que era una fiera que se acercaba, y tapó la entrada con una piedra. Antonio llamó por muy largo rato suplicándole que moviera la piedra para poder saludarlo.

Al fin Pablo salió y los dos santos, sin haberse visto antes nunca, se saludaron cada uno por su respectivo nombre. Luego se arrodillaron y dieron gracias a Dios. Y en ese momento llegó el cuervo trayendo un pan entero. Entonces Pablo exclamó: "Mira cómo es Dios de bueno. Cada día me manda medio pan, pero como hoy has venido tú, el Señor me envía un pan entero."

Se pusieron a discutir quién debía partir el pan, porque este honor le correspondía al más digno. Y cada uno se creía más indigno que el otro. Al fin decidieron que lo partirían tirando cada uno de un extremo del pan. Después bajaron a la fuente y bebieron agua cristalina. Era todo el alimento que tomaban en 24 horas. Medio pan y un poco de agua. Y después de charlar de cosas espirituales, pasaron toda la noche en oración.

A la mañana siguiente Pablo anunció a Antonio que sentía que se iba a morir y le dijo: "Vete a tu monasterio y me traes el manto que San Atanasio, el gran obispo, te regaló. Quiero que me amortajen con ese manto". San Antonio se admiró de que Pablo supiera que San Atanasio le había regalado ese manto, y se fue a traerlo. Pero temía que al volver lo pudiera encontrar ya muerto.

Cuando ya venía de vuelta, contempló en una visión que el alma de Pablo subía al cielo rodeado de apóstoles y de ángeles. Y exclamó: "Pablo, Pablo, ¿por qué te fuiste sin decirme adiós?". (Después Antonio dirá a sus monjes: "Yo soy un pobre pecador, pero en el desierto conocí a uno que era tan santo como un Juan Bautista: era Pablo el ermitaño").

Cuando llegó a la cueva encontró el cadáver del santo, arrodillado, con los ojos mirando al cielo y los brazos en cruz. Parecía que estuviera rezando, pero al no oírle ni siquiera respirar, se acercó y vio que estaba muerto. Murió en la ocupación a la cual había dedicado la mayor parte de las horas de su vida: orar al Señor.

Antonio se preguntaba cómo haría para cavar una sepultura allí, si no tenía herramientas. Pero de pronto oyó que se acercaban dos leones, como con muestras de tristeza y respeto, y ellos, con sus garras cavaron una tumba entre la arena y se fueron. Y allí depositó San Antonio el cadáver de su amigo Pablo.

San Pablo murió el año 342 cuando tenía 113 años de edad y cuando llevaba 90 años orando y haciendo penitencia en el desierto por la salvación del mundo. Se le llama el primer ermitaño, por haber sido el primero que se fue a un desierto a vivir totalmente retirado del mundo, dedicado a la oración y a la meditación.

San Antonio conservó siempre con enorme respeto la vestidura de San Pablo hecha de hojas de palmera, y él mismo se revestía con ella en las grandes festividades.

San Jerónimo decía: "Si el Señor me pusiera a escoger, yo preferiría la pobre túnica de hojas de palmera con la cual se cubría Pablo el ermitaño, porque él era un santo, y no el lujoso manto con el cual se visten los reyes tan llenos de orgullo".

San Pablo el ermitaño con su vida de silencio, oración y meditación en medio del desierto, ha movido a muchos a apartarse del mundo y dedicarse con más seriedad en la soledad a buscar la satisfacción y la eterna salvación.

Oh Señor: Tu que moviste a San Pablo el primer ermitaño a dejar las vanidades del mundo e irse a la soledad del desierto a orar y meditar, concédenos también a nosotros, dedicar muchas horas en nuestra vida, apartados del bullicio mundanal, a orar, meditar y a hacer penitencia por nuestra salvación y por la conversión del mundo. Amen.

 


Respuesta  Mensaje 18 de 33 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/07/2011 18:35

Velas
15 de Enero

 San Pablo
Primer ermitaño

San Pablo HermitañoLa vida de este santo fue escrita por el gran sabio San Jerónimo, en el año 400.

Nació hacia el año 228, en Tebaida, una región que queda junto al río Nilo en Egipto y que tenía por capital a la ciudad de Tebas.

Fue bien educado por sus padres, aprendió griego y bastante cultura egipcia. Pero a los 14 años quedó huérfano. Era bondadoso y muy piadoso. Y amaba enormemente a su religión.

En el año 250 estalló la persecución de Decio, que trataba no tanto de que los cristianos llegaran a ser mártires, sino de hacerlos renegar de su religión. Pablo se vio ante estos dos peligros: o renegar de su fe y conservar sus fincas y casas, o ser atormentado con tan diabólica astucia que lo lograran acobardar y lo hicieran pasarse al paganismo con tal de no perder sus bienes y no tener que sufrir más torturas. Como veía que muchos cristianos renegaban por miedo, y él no se sentía con la suficiente fuerza de voluntad para ser capaz de sufrir toda clase de tormentos sin renunciar a sus creencias, dispuso más bien esconderse. Era prudente.

Pero un cuñado suyo que deseaba quedarse con sus bienes, fue y lo denunció ante las autoridades. Entonces Pablo huyó al desierto. Allá encontró unas cavernas donde varios siglos atrás los esclavos de la reina Cleopatra fabricaban monedas. Escogió por vivienda una de esas cuevas, cerca de la cual había una fuente de agua y una palmera. Las hojas de la palmera le proporcionaban vestido. Sus dátiles le servían de alimento. Y la fuente de agua le calmaba la sed.

Al principio el pensamiento de Pablo era quedarse por allí únicamente el tiempo que durará la persecución, pero luego se dio cuenta de que en la soledad del desierto podía hablar tranquilamente a Dios y escucharle tan claramente los mensajes que Él le enviaba desde el cielo, que decidió quedarse allí para siempre y no volver jamás a la ciudad donde tantos peligros había de ofender a Nuestro Señor. Se propuso ayudar al mundo no con negocios y palabras, sino con penitencias y oración por la conversión de los pecadores.

Dice San Jerónimo que cuando la palmera no tenía dátiles, cada día venía un cuervo y le traía medio pan, y con eso vivía nuestro santo ermitaño. (La Iglesia llama ermitaño al que para su vida en una "ermita", o sea en una habitación solitaria y retirada del mundo y de otras habitaciones).

Después de pasar allí en el desierto orando, ayunando, meditando, por más de setenta años seguidos, ya creía que moriría sin volver a ver rostro humano alguno, y sin ser conocido por nadie, cuando Dios dispuso cumplir aquella palabra que dijo Cristo: "Todo el que se humilla será engrandecido" y sucedió que en aquel desierto había otro ermitaño haciendo penitencia. Era San Antonio Abad. Y una vez a este santo le vino la tentación de creer que él era el ermitaño más antiguo que había en el mundo, y una noche oyó en sueños que le decían: "Hay otro penitente más antiguo que tú. Emprende el viaje y lo lograrás encontrar". Antonio madrugó a partir de viaje y después de caminar horas y horas llegó a la puerta de la cueva donde vivía Pablo. Este al oír ruido afuera creyó que era una fiera que se acercaba, y tapó la entrada con una piedra. Antonio llamó por muy largo rato suplicándole que moviera la piedra para poder saludarlo.

Al fin Pablo salió y los dos santos, sin haberse visto antes nunca, se saludaron cada uno por su respectivo nombre. Luego se arrodillaron y dieron gracias a Dios. Y en ese momento llegó el cuervo trayendo un pan entero. Entonces Pablo exclamó: "Mira cómo es Dios de bueno. Cada día me manda medio pan, pero como hoy has venido tú, el Señor me envía un pan entero."

Se pusieron a discutir quién debía partir el pan, porque este honor le correspondía al más digno. Y cada uno se creía más indigno que el otro. Al fin decidieron que lo partirían tirando cada uno de un extremo del pan. Después bajaron a la fuente y bebieron agua cristalina. Era todo el alimento que tomaban en 24 horas. Medio pan y un poco de agua. Y después de charlar de cosas espirituales, pasaron toda la noche en oración.

A la mañana siguiente Pablo anunció a Antonio que sentía que se iba a morir y le dijo: "Vete a tu monasterio y me traes el manto que San Atanasio, el gran obispo, te regaló. Quiero que me amortajen con ese manto". San Antonio se admiró de que Pablo supiera que San Atanasio le había regalado ese manto, y se fue a traerlo. Pero temía que al volver lo pudiera encontrar ya muerto.

Cuando ya venía de vuelta, contempló en una visión que el alma de Pablo subía al cielo rodeado de apóstoles y de ángeles. Y exclamó: "Pablo, Pablo, ¿por qué te fuiste sin decirme adiós?". (Después Antonio dirá a sus monjes: "Yo soy un pobre pecador, pero en el desierto conocí a uno que era tan santo como un Juan Bautista: era Pablo el ermitaño").

Cuando llegó a la cueva encontró el cadáver del santo, arrodillado, con los ojos mirando al cielo y los brazos en cruz. Parecía que estuviera rezando, pero al no oírle ni siquiera respirar, se acercó y vio que estaba muerto. Murió en la ocupación a la cual había dedicado la mayor parte de las horas de su vida: orar al Señor.

Antonio se preguntaba cómo haría para cavar una sepultura allí, si no tenía herramientas. Pero de pronto oyó que se acercaban dos leones, como con muestras de tristeza y respeto, y ellos, con sus garras cavaron una tumba entre la arena y se fueron. Y allí depositó San Antonio el cadáver de su amigo Pablo.

San Pablo murió el año 342 cuando tenía 113 años de edad y cuando llevaba 90 años orando y haciendo penitencia en el desierto por la salvación del mundo. Se le llama el primer ermitaño, por haber sido el primero que se fue a un desierto a vivir totalmente retirado del mundo, dedicado a la oración y a la meditación.

San Antonio conservó siempre con enorme respeto la vestidura de San Pablo hecha de hojas de palmera, y él mismo se revestía con ella en las grandes festividades.

San Jerónimo decía: "Si el Señor me pusiera a escoger, yo preferiría la pobre túnica de hojas de palmera con la cual se cubría Pablo el ermitaño, porque él era un santo, y no el lujoso manto con el cual se visten los reyes tan llenos de orgullo".

San Pablo el ermitaño con su vida de silencio, oración y meditación en medio del desierto, ha movido a muchos a apartarse del mundo y dedicarse con más seriedad en la soledad a buscar la satisfacción y la eterna salvación.

Oh Señor: Tu que moviste a San Pablo el primer ermitaño a dejar las vanidades del mundo e irse a la soledad del desierto a orar y meditar, concédenos también a nosotros, dedicar muchas horas en nuestra vida, apartados del bullicio mundanal, a orar, meditar y a hacer penitencia por nuestra salvación y por la conversión del mundo. Amen.

 



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