Tú eres la Inteligencia Divina que puede resolver cualquier problema. No importa cual sea la magnitud del problema, solo te pido que te encomiendes a Dios y que confíes en lo que eres. Piensa: ¿ Por qué me está sucediendo esto? y respóndete sinceramente.
Para tu tranquilidad repite esto cuantas veces quieras:
"Dame tu Paz, Señor. Esa Paz que escapa a toda comprensión de la mente humana. Aunque bramen las aguas, aunque el rayo aterrador hienda los espacios incendiándolos; aunque los montes se conmuevan y salten sobre sus bases, sepa yo conservar mi serenidad, sabiendo que TÚ ESTAS CONMIGO y que ¡ DONDE TÚ ESTAS NADA MALO PUEDE SUCEDERME ! Me cobijo bajo tus alas, sé que ahí siempre estaré segura/o. Gracias, Padre que ya me oíste y que siempre me oyes".
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