Cuando Cristo venga, florecerá activamente la consciencia crística, una enorme reacción contra la potencia del odio. El odio, la separatidad, la exclusión, serán considerados como el único pecado, pues se reconocerá que los denominados pecados derivan del odio o de su consecuencia, la conciencia antisocial. Segundo, innumerables hombres y mujeres de todos los países, se unirán en grupos para promover la buena voluntad y establecer rectas relaciones humanas. Su número será tan grande, que de una minoría pequeña y relativamente poco importante, se transformará en la más grande e influyente fuerza del mundo.Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida, Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres; El propósito que los Maestros conocen y sirven.
En las tres líneas de la tercera estrofa tenemos una plegaria para que la voluntad humana pueda estar de acuerdo con la voluntad divina, aunque no sea comprendida. Estas tres líneas indican que la humanidad no puede captar todavía el propósito de Dios, ese aspecto de la voluntad divina que busca inmediata expresión en la Tierra.Debido a que el propósito de la Voluntad de Dios trata de ejercer influencia sobre la voluntad humana, indudablemente se expresa en términos humanos de buena voluntad y viviente determinación o firme intención de establecer rectas relaciones humanas.La voluntad divina, tal como esencialmente es, sigue siendo el gran misterio. Aún Cristo Mismo luchó con el problema de la voluntad divina, y se dirigió al Padre en el preciso momento que comprendió, por primera vez, la extensión y complejidad de Su misión como Salvador del Mundo. Entonces exclamó: "Padre, no mi voluntad, sino la tuya sea hecha". Estas palabras significaron el abandono de los medios por los cuales Él trataba de salvar a la humanidad. Le señalaron lo que pudo parecer en esos momentos un aparente fracaso, y que Su misión no fuera cumplida. Ha esperado casi dos mil años para llevar a la fructificación esa misión. Él no puede proseguir con Su misión asignada sin la acción recíproca de la humanidad.
Esta invocación es, peculiar y esencialmente, el propio mántram de Cristo que, al ser pronunciado por Él y utilizado por la Jerarquía Espiritual, su "sonido se ha difundido" por el mundo. Sus palabras deben ser difundidas ahora en todo el mundo, y su significado debe ser expresado por las masas, a su debido tiempo. Entonces Cristo podrá "descender a la Tierra" nuevamente y "ver los afanes de Su Alma y quedar satisfecho."
Desde el centro que llamamos la raza de los hombres, Que se realice el Plan de Amor y de Luz; Y selle la puerta donde se halla el mal.En las tres líneas de la cuarta estrofa se invocan los tres aspectos o potencias de la Mente, el Amor y la Voluntad, indicando que todos estos poderes se han anclado en la humanidad misma, en "el centro que llamamos la raza de los hombres". Sólo en él pueden expresarse, en tiempo y espacio, las tres cualidades divinas y hallar su realización; sólo en él pueden nacer verdaderamente el amor, actuar correctamente la inteligencia y la Voluntad de Dios demostrar su efectiva voluntad al bien.
Por medio de la humanidad, sola y sin ayuda (excepto la que brinda el espíritu divino en cada ser humano), puede ser sellada "la puerta donde se halla el mal".
La última línea de la cuarta estrofa quizás necesite una explicación. Es una manera simbólica de expresar la idea de hacer inactivos e ineficaces los malos propósitos.
No existe un lugar especial donde reside el mal; el libro de Revelaciones del Nuevo Testamento habla del mal, de la destrucción del demonio y hacer impotente a Satanás.
La humanidad mantiene abierta "la puerta donde se halla el mal" por sus deseos egoístas, odio y separatidad; por su codicia y sus barreras raciales y nacionales, por sus bajas ambiciones personales y por su afición al poder y a la crueldad.