Ingredientes para unas diez personas: Aceite para freír, 4 berenjenas recién cosechadas (se peden sustituir con ‘zucchini’). Una salsa hecha con aceite de oliva, 4 dientes de ajo machacados, 1 kilo de tomates peritas maduros y cortados a cuchillo, abundante hojas de albahaca picadas, sal. 1 kilo de pasta seca hervida algo más que ‘al dente’, colada y enfriada. Un kilo entre mortadela y queso tipo muzarela cortadas en cubitos (se puede optar por salamines caseros y queso fresco tipo sardo o provolone). Una docena o algo más según el tamaño, de huevos frescos a temperatura ambiente, sal y pimienta. 300 gramos de queso rallado.
Preparación: Una cuantas horas antes de dar curso a la realización de la gran tortilla de pasta, fría las berenjenas cortadas a lo largo, con piel, en abundante aceite de girasol puro; póngalas en un colador sobre fuente o plato hondo para que se escurran bien. Haga la salsa también con anticipación y luego manténgala a temperatura ambiente. Así la pasta.
Con el horno a temperatura citada, ponga a calentar el recipiente de hierro, sáquelo y distribúyele una capa de aceite de oliva haciéndolo correr sobre el fondo caliente. Mezcle respectivamente menos de la mitad de pasta, salsa, huevos batidos salpimentados y queso rallado. Cubra el fondo y arriba ponga las berenjenas fritas algo saladas, la mortadela y la muzarela. Mezcle el resto de pasta, salsa, huevos batidos y queso y cubra. Con algo de queso rallado arriba hornee y espere que se dore bien. A este punto la gran tortilla se habrá coagulado lista para sacarla del horno, darla vuelta sobre una gran fuente o madera o directamente cortarla en sectores dentro del mismo recipiente en que se hizo. A mi me encanta darla vuelta sobre un gran plato y luego deslizarla sobre una gran madera con la parte de arriba dorada a la vista, y no el fondo. De ahí cortarla con un gran cuchillo y con una paleta servirla en plato, si de madera mejor. ¡Todo un acontecimiento rústico!