Pérdida...
Cuando tenía nueve años de edad, mi padre murió de un infarto al corazón. Mi madre era bastante joven, tenía apenas unos treinta y seis años. Mi hermana mayor tenía unos trece años y mi otra hermana unos doce. Desde aquel fatídico 30 de Octubre de 1976, nuestra familia tuvo que abrirse paso en la vida. Mi madre, era una viuda joven y con tres hijos a quién cuidar.
A menudo me preguntaba cómo se las arreglaba en semejante situación. Con el tiempo, supimos la respuesta. Cuando nos despertábamos en la noche, podíamos ver a mamá leyendo la Biblia o arrodillada derramando su alma al Señor a través de la oración. Nuestra madre se desahogaba cada noche en la presencia de Dios. Ella sufrió mucho, mucho más que nosotros sus tres hijos. Pensar que en muy pocas ocasiones la vimos triste o desesperada. Nuestra madre se aferraba a Dios, quién le había impuesto aquella difícil prueba; una prueba que ella pudo sobrellevar.
La respuesta al porqué sufrimos esta perdida irreparable, no la conocemos. Sólo Dios conoce la razón de su manera de obrar. Sin embargo, la perdida nos llevó a aferrarnos a Dios como nuestro consuelo y como nuestro proveedor.
La Biblia dice en Salmo 146:9, "Dios es el que sostiene al huérfano y a la viuda."
Pregunta, ¿Has tenido una pérdida irreparable en tu vida? ¿Necesitas consuelo y auxilio?
Recuerda, sólo Dios puede llenar el vacío ocasionado por la pérdida.
ENVIADO A MI CORREO
QUE TENGAS UN BENDECIDO DIA
ANDREA