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PSICOLOGIA: AMOR *CUESTION DE DEFINICION*
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Da: ESKARLATA  (Messaggio originale) Inviato: 25/11/2009 21:45
AMOR:
CUESTIÓN DE DEFINICIÓN.
 
(Leo Buscaglia)
 
La tarea de tratar el tema del amor se deja generalmente a los poetas, filósofos y religiosos.
 
Los científicos parecen evitarlo.
 
Abraham Maslow ha señalado:
 "Es sorprendente lo poco que la ciencia empírica puede ofrecer sobre el tema del amor.
 
Es peculiarmente extraño el silencio de los psicólogos, algunas veces meramente triste o irritante, como en el caso de los libros de texto de psicología y sociología que no reconocen el tema".
 
Pitrim Sorokin, el famoso sociólogo de Harvard, en su libro The Ways and Power of Love, explica por qué piensa que el científico durante mucho tiempo ha evitado la discusión sobre el amor:
 
"Las mentes sensatas enfáticamente no creen en el poder del amor."
 
A nosotros nos parece algo ilusorio.
 
Lo llamamos autoengaño.
 
 El opio de la gente, tonterías idealistas, delirio no científico.
 
 Estamos prejuiciados contra todas las teorías que tratan de probar el poder del amor y otras fuerzas positivas, en la determinación de la personalidad y conducta humana; su influencia en el curso de la evolución biológica, social, mental y moral; su impacto en el curso de los acontecimientos históricos; en la formación de instituciones sociales y culturales. en el medio ambiente sensato parecen no ser convincentes, ni científicas, y sí parciales y supersticiosas". 
 
 Por lo tanto la ciencia y los científicos permanecen callados, en cuanto respecta a este tema.
 
No hay duda de que el amor no es un tema fácil de tratar.
 
Quizás ocuparse de él signifique "caminar por donde los ángeles temen pisar".
 
Sin embargo, es absurdo que una fuerza de vida tan poderosa permanezca ignorada, no investigada, condenada por los científicos ortodoxos.
 
Es posible que los temores fundamenten en una base semántica.
 
 Tal vez no exista una palabra más mal interpretada que la del amor.
 
Francois Villon, el poeta romántico francés, condenó el hecho de que constantemente "empleamos la palabra amor en cosas relacionadas con la cocina y deseos diarios".
 
Una persona puede "amar" a Dios y "amar" la tarta de manzana o a los Dodgers.
 
Puede concebir el "amor" como un sacrificio o dependencia, o únicamente en una relación de hombre-mujer; como una referencia al "amor" sexual; o quizás lo vea sólo como pureza santa.
 
 El amor según parece encaja perfectamente en ninguno de estos moldes, ya que puede ser todo eso a la vez; un estado de éxtasis, de alegría, de decepción, racional o irracional.
 
El amor es muchas cosas, quizás demasiadas para pretender ser definitivos al respecto.
 
Así que, quien intente definirlo corre el riesgo de terminar siendo vago o nebuloso y no llegar a ninguna parte.
 
"La diferencia entre decir a un amigo o a una amante es que si le dijeras a un amigo, él sabría exactamente a qué te refieres".
 
Si uno desea conocer el amor, debe vivirlo activamente.
 
 El pensar en leer sobre el amor o elaborar discursos profundos sobre el amor está muy bien, pero en última instancia, ofrecerá poca, si es que alguna, respuesta.
 
Los pensamientos, lecturas y discrusos sobre el amor sólo tienen valor cuando presentan cuestiones sobre las cuales actuar.
 
Se puede aprender el amor con una introspección fresca, con cada nueva añadidura de conocimientos, sobre los cuales se actúa, y ante los cuales se reacciona, pues de otro modo el conocimiento carecerá de valor.
 
Como dice Rilke con tanta precisión, sencillamente hay que "amar hasta que algún día se encuentre la respuesta".
 
En otras palabras, se vive en constante cuestionamiento.
 
Sin embargo, con el fin de vivir ese cuestionamiento es lógico que uno tenga que plantear las preguntas.
 
Al vivir las preguntas se aprenderán muchas verdades sobre el amor; entre ellas, que el amor no es una cosa.
 
No es un artículo con el que se pueda hacer un trueque, o se puedas comprar o vender, ni tampoco se puede forzar a alguien a amar.
 
 Sólo se puede dar amor voluntariamente.
 
El amor no puede ser capturado o amarrado; se desliza a través de las cadenas, pero si desa tomar otro curso, simplemente se va; y todas las prisiones, guardias, cadenas y obstáculos del mundo nunca serán lo suficientemente fuertes para detenerlo ni un segundo.
 
Si un ser humano deja de desear crecer en el amor con otro, el otro puede jugar distintos papeles para retenrlo.
 
Puede convertirse en un villano y amenazarlo; o en una persona generosa y ofrecerle regalos; puede manipularlo y hacerlo sentirse culpable; se puede volver astuto y engañarlo para que se quede, o puede cambiar su propio "yo" para satisfacer las necesidades del otro.
 
Pero independientemente de lo que haga, habrá desaparecido el amor del otro, y usted sólo recibirá, a cambio de toda su energía, un cuerpo vacío, sin amor, muerto.
 
Por lo tanto, el precio por sus esfuerzos será vivir tratando de retener desespradamente y dando su amor a un marco humano sin vida, sin amor.
 
El amor, en algún tipo  y grado, está presente en todos los hombres civilizados, así como una base para el amor y el potencial para crecer en él.
 
El amor es entonces un proceso de "construir sobre" lo queya está ahí, pues nunca es completo en ninguna persona.
 
 Siempre hay cabida para mayor crecimiento. en cada etapa de la vida, el amor se encuentra en un nivel distinto de desarrollo así como en el proceso de devenir.
 
 Esto no significa que la perfección en el amor sa imposible, o que sea una mta a la cual no valga la pena dedicarse encarecidamente..
 
De hecho, es nuestro mayor reto, ya que el amor y el yo interno son uno y el descubrimiento de cualquiera de los dos representa la realización de ambos.
El enamoramiento
 

Los amantes y el amor

Apreciaciones acerca del enamoramiento, los amantes y el amor.
 
Como un sentimiento que nace espontáneamente y con gran intensidad, es definido el enamoramiento.
 
Esta "extraña sensación" como la llaman algunos, se mantiene durante un tiempo y luego disminuye.
 
En unos casos desaparece y en otros se transforma en amor.
Para que dos personas se enamoren deben darse ciertas circunstancias como la atracción física, que se complementen intelectualmente, cierto grado de intimidad emocional entre ambos, acercamiento, deseo de estar juntos entre otras.
 
Sin embargo, se dan casos en que no necesariamente se cumplen estas condiciones y las personas, de todas maneras se enamoran.
 
El enamoramiento es una experiencia afectiva muy intensa que lleva a las personas a involucrarse de manera profunda entre ellas y generalmente se le atribuye a la etapa de la adolescencia.
 
Pero, algunas personas repiten este mismo patrón de conducta durante el resto de su vida.
 
Todos los pensamientos e ideas que se tienen del otro, son positivos, irracionales e idealizados.
 
De manera general y en su primera fase, el amor se manifiesta como una atracción que reúne una serie de características en las cuales, intervienen cambios químicos que provocan las típicas emociones del enamoramiento.
 
Es en este momento, cuando cada uno comienza a hacerse un arquetipo de la persona que al otro le debe gustar y comienza a "venderse" como no es, tratando de parecerse a ese arquetipo.
 
Si después de un tiempo ambos deciden vivir juntos, cada uno bajará la guardia y comenzarán a mostrarse tal cual y como son.
 
Es aquí entonces cuando comienzan los conflictos.
 
También, ambos miembros de la pareja, se muestran tolerantes en extremo para de esta manera, poder mantener la intensidad del enamoramiento.
 
A cualquier inconveniente, por muy grave que este sea, no se le da importancia pues lo que priva es el deseo de estar enamorado y querer al otro.
Se experimenta una especie de sentido de protección, basado en la profunda convicción de "creer saber" qué es lo mejor para el otro.
 
Quienes se encuentran en el período de enamoramiento -que generalmente es al inicio de la relación-, se plantean ideales que con el tiempo son imposibles de lograr, porque comienzan a imaginarse una serie de situaciones con su pareja, que no pasan de ser simples ideales.
 
"Seremos el uno para el otro", "no importa, ella cambiará gracias a mi amor", "los dos seremos uno solo" y así, una gran cantidad de pensamientos pasan por la mente de cada persona, que luego, al enfrentarse a la realidad, ninguno puede llevar a cabo.
 
Estas ideas, si bien llevan consigo la necesidad -muy altruista, por cierto- de tener una relación romántica perfecta, lo único que muestra es que existen aspectos de la personalidad del otro que no nos satisfacen, pero que no expresamos o discutimos de manera asertiva y concertada con la pareja, pues así, estaríamos rompiendo el "encantamiento".
 
Algunos dicen:
"Ya habrá tiempo para resolver los problemas" mientras que en su interior, sienten insatisfacción por los defectos o cualidades negativas de la persona amada.
En este tipo de actuación, está latente el deseo interior de que con el tiempo y el amor se modifiquen las conductas de nuestra pareja que en la actualidad no nos gustan.
 
No queremos expresar con esto que el enamoramiento sea malo.
Por el contrario, esta actitud favorece  y facilita la formación de la pareja.
Tanto los hombres como las mujeres sienten impulsos que emiten señales inconscientes -gestos, miradas, sonrisas, etc.- que provocan reacciones instantáneas en ambos.
Es lo que se define como química del amor.
Lo que no debemos establecer es una relación de enamoramiento enfermizo que nos lleve en un futuro a tener conflictos, que nos pueden llevar, no sólo a una separación inminente de la persona que amamos, sino también a desconocer lo importante de una relación menos intensa pero más profunda y estable basada en el amor.
 
La importancia del noviazgo
 
Una vez que las personas deciden formar pareja para toda la vida, inician la etapa del noviazgo, que no es más que una prueba en la que miden cuán compatibles o no son, cuales son las diferencia o las semejanzas que unen a ambas personas, entre otras cosas.
Inclusive se miden hasta los grados de complementaridad de las familias de ambos, por aquello de que al casarse con su pareja, lo hacen también con su familia.
 
En este período, los novios manifiestan intereses comunes y se hacen expectativas para el futuro y aun cuando no se establece cuál es el tiempo adecuado para mantener un noviazgo, se ha determinado que los matrimonios cuya pareja tuvo un tiempo de noviazgo corto, tienden más al fracaso.
No así los matrimonios en los que la pareja tuvo más tiempo para conocerse en la etapa de novios. Sin embargo, lo importante en esta etapa, no es solamente querer a la persona sino mantener con ella un elevado nivel de comunicación que nos permita saber quien es ella y si se adecua a lo que nosotros queremos y necesitamos como pareja.
 


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Da: ESKARLATA Inviato: 25/11/2009 21:47
Elegir a una persona y hacer una vida en común es una de las decisiones más trascendentes en la vida de todos.
 
Es por ello que, si bien nos enamoramos y queremos a nuestra pareja, también debemos racionalizar si se ajusta a lo que nosotros queremos y nos hemos planteado acerca de cómo debe ser la persona que nos acompañe en la ardua tarea de consolidar una familia.
 
Los amantes
 
Este es un tema del que las personas poco hablan.
 
Dicho de otra manera, prefieren no hablar.
 
Por lo general, la relación de amantes es poco aceptada socialmente, pues la misma trae consigo el entorpecimiento de las buenas relaciones entre una pareja, la ruptura de ésta y en el peor de los casos, la disolución de una familia.
 
Sin embargo, es preferible no hacer juicios acerca de por qué una persona decide tener un amante o ser amante de alguien.
 
Por lo general, las personas se entusiasman con aquel o aquella que después será su amante.
Es preciso resaltar que pocas veces, este entusiasmo es amor.
 
Muchas veces es enamoramiento pues idealizamos y exaltamos en el o la amante cualidades que creemos no tiene o perdió nuestra pareja.
 
Generalmente, en el plano emocional y sentimental, se pierde más de lo que se gana en una relación de este tipo. Por ejemplo, compartir espacios con el o la amante es muy limitado por lo que llegar a tener una relación comprometida es difícil.
A algunos les da resultados, pero después de haber pagado un alto precio.
Compartir momentos importantes es difícil lo que va cargando de frustración a quienes se involucran en esta relación.
Una vez que se da y aun cuando es muy placentera, resulta muy doloroso el término de la misma.
 
Existe una confusión tal de sentimientos en ambos que complica la situación de ruptura entre los amantes.
Se autocuestionan por el engaño del que es producto su pareja formal pero al mismo tiempo la culpabilizan, tratando así de justificar su "segundo frente".
 
Viven una vida complicada tratando de cumplir con todo el mundo: la pareja, los hijos, el o la amante. Restan tiempo productivo al trabajo para poder estar con la persona que consideran es el refugio y apoyo para todos sus problemas.
 
En el plano familiar, generan un ambiente adverso debido a que maximizan los defectos de su pareja y minimizan sus virtudes, recriminándoles siempre por cualquier tontería y creando así un clima de incomunicación.
 
Las causas que llevan a una persona a la búsqueda de una relación  diferente a la formal, pudieran ser muchas.
Pero la principal es la incomunicación.
 
No son pocas las parejas que comienzan a manifestar insatisfacciones, no sólo en el plano sexual sino en el plano general de la relación.
 
Esto se debe a que cuando decidimos formar una pareja, nos imaginamos interactuando con ella de una forma determinada, por lo que cargamos nuestra relación con una serie de expectativas que después no se cumplen.
Al no cumplirse, nos llenamos de frustración y comenzamos el juego de buscar en otras personas lo que supuestamente nuestra pareja no nos da.
 
Decimos supuestamente, porque en la mayoría de los casos son situaciones imaginadas por nosotros mismos y no circunstancias reales,  las que nos llevan a cometer errores en la relación con nuestra pareja.
 
Es por ello que, se hace necesario el conocimiento profundo de la persona con la que decidimos unirnos y no el planteamiento imaginario de situaciones que sólo están en nuestra cabeza.
 
Si la necesidad de realizar lo que nosotros creemos debe ser una relación es imperiosa, tenemos entonces que conversar con nuestra pareja.
 
Sin embargo, debemos tomar en cuenta que cuando dos deciden tener vida en común, se unen con sus defectos, virtudes, cualidades y costumbres y no podemos trabajar jamás en función de cambiar al otro.
 
Dejemos de exigir que las cosas sean como nos las hemos imaginado.
La fantasía es una cosa y la realidad es otra. Ambos deben lograr acuerdos para que las cosas fluyan en un ambiente donde los dos se sientan satisfechos.
De esta manera estaremos respetando nuestra relación, a nuestra pareja y evitamos  buscar en otros "lo que no conseguimos en nuestra pareja".
 
Al final, tampoco estamos seguros de que otros nos puedan dar lo que imaginariamente estamos necesitando.
 
Démosle sentido a la comunicación, el respeto mutuo y el verdadero amor.
AMAR SIN CONDICION
 
La correspondencia que se busca en toda relación queda desequilibrada cuando una de las partes no puede satisfacer a la otra en justicia por falta de recursos, de modo que la relación en sí no es de justicia sino aparentemente desequilibrada.

Esto podría pensarse de toda relación hacia el más débil, porque precisamente son débiles por carecer de medios con los que intercambiar bienes en un relación de equidad. Por ello la característica esencial para que un relación con el débil sea justa es que sea una relación de amor o solidaridad, en la que la recompensa que equilibra la justicia debida en toda relación proviene de una satisfacción intelectual desmaterializada relacionada con la capacidad creativa hacia el bien.

La intuición esencial del espíritu humano es la noción de bien a la que aplica su inteligencia para obtener en su entorno entidades que generen beneficios para su persona, el primero de ellos mediante la concurrencia a las relaciones con otras personas y el segundo transformando la naturaleza.
 
En esas operaciones se descubre asimismo la desigual capacidad de las personas, lo que da lugar a una doble posición intelectual: Dominar al más débil o ayudar al más débil.
 
En la primera intuición el bien se realiza unidireccionalmente y aunque produce un bien a una de las partes para la otra se sigue un mal, de lo cual se deduce que la cualidad del bien no es absoluta sino subjetiva en función del sentido de su aplicación, y por tanto no puede hablarse de bien pues nada posee la entidad de lo que no lo es en plenitud. En este caso se debería hablar con propiedad no de bien sino de beneficio.

En cambio, cuando ante una relación desigual se ayuda al más débil, de modo que a éste se le aplica plenamente el sentido del bien, se podría pensar que para la otra parte se sigue un mal para salvar la ecuación de desequilibrio, pero la experiencia nos demuestra cómo la mente del donador se sabe recompensada internamente con un bien de naturaleza intelectual que equilibra la aparente desigualdad en la relación habida.
 
La ayuda no merma la posición del fuerte sobre el débil sino que le reconforta no por el dominio sobre el débil sino por una perfección del dominio de sí mismo que se concibe como la máxima expresión de la perfección posible.

Ese sentimiento interno del dominio del poder propio para ayudar a los demás es la realización del amor, que se manifiesta en su mayor integridad en cuanto más es la distinción de recursos de las partes de la relación. Pero el amor hacia el débil no es de naturaleza sino que sigue un proceso de maduración por la experiencia interior.
 
La imposición del propio interés parece más acorde con la tendencia animal común con la especie humana, de la que parece que el hombre sólo se despega por una educación adecuada, pero sobre todo por la experimentación del sentimiento de satisfacción interior que sigue a cualquier accción de ayuda desinteresada.
 
Por ello saber descubrir dónde está el débil que necesita más ayuda no sólo produce la satisfacción consecuente, sino que favorece los sucesivos comportamientos de los que, aunque cada vez se aprecie menos la satisfacción inmediata, se estima un sentimiento permanente muy positivo de la propia consideración.


 
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