SERGI LÓPEZ-EGEA 07/02/2012
El TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) no tuvo misericordia alguna con Alberto Contador. Ninguna. Aplicó el reglamento a rajatabla y sentenció de forma inesperada al ciclista pinteño con el máximo castigo y la multa posibles: dos años de suspensión y la pérdida de todos los títulos conseguidos desde el 21 de julio del 2010 (día en el que apareció clembuterol en su orina), entre ellas las victorias en el Tour-2010 y el Giro-2011, más una multa económica de 2.485.000 euros que irá a parar a las arcas de la Unión Ciclista Internacional (UCI), aparentemente para mejorar el sistema antidopaje.
El ciclista recurrirá la sentencia inicialmente ante el Tribunal Federal de Suiza y, posteriormente, ante el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos. Esta tarde (19.30 horas) ofrecerá una conferencia de prensa en Pinto, en compañía del mánager de su equipo, el Saxo Bank danés, Bjarne Riis. Ayer permaneció toda la jornada encerrado en su casa, donde recibió la noticia alrededor de las 11.30 horas de la mañana, acompañado por su esposa Macarena, su hermano y mánager Fran y sus abogados.
CARÁCTER RETROACTIVO // El TAS castigo a Contador con carácter retroactivo, razón por la que le retira los títulos logrados en el 2011, pese a no haber ninguna duda en el aspecto antidopaje. Le permite volver a la competición el 6 de agosto con lo que se perderá el Tour --si la legislación suiza no aplica una medida cautelar-- y los Juegos Olímpicos de Londres, aunque sí que podrá participar en la Vuelta y el Mundial.
Lo curioso del caso se estipula en las conclusiones de la sentencia que estipuló como “improbable” que los 50 picogramos de clembuterol (anabolizante prohibido y que bajo ninguna circunstancia produce el cuerpo humano), hallados en su orina en el control sorpresa de la jornada de descanso del Tour-2010, se debieran tanto a la ingesta de carne contaminada --tal como defendía el corredor-- o como consecuencia de una autotranfusión sanguínea en la que figuraban restos de la sustancia prohibida, tal como argumentaban la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y la UCI. Contador no pudo demostrar que el famoso solomillo de Irún contenía clembuterol, pero la UCI y la AMA, organismos oficiales que se opusieron a la absolución española del 14 de febrero del 2011 y que recurrieron ante el TAS, tampoco lograron evidenciar la teoría del dopaje sanguíneo.
Por esta razón y por sorpresa, en la sentencia apareció como tesis del dopaje la “mayor probabilidad de haber sido causado por la ingestión de un suplemento alimenticio contaminado”. Así, y pese a estimar que el deportista “actuó sin culpa o negligencia”, le impuso dos años de castigo.
RETRASOS // En el fondo, de ahí la trascendencia de la sentencia, estaba en juego la política antidopaje mundial. Si se absolvía a Contador, se podía empezar a admitir que un deportista no era culpable de las sustancias localizadas en su cuerpo. Estaba en juego la credibilidad de la AMA, patrocinada por el Comité Olímpico Internacional (COI) al igual que el TAS, así como millones de euros de inversión, aportados por muchos países, entre ellos España, a esta agencia. Por esta razón hubo tantos retrasos en la publicación de la sentencia, ingerencias por parte de la AMA, que cuestionó al presidente del tribunal.
Si hubo dudas, si se estudió el aplicar un castigo menor (posiblemente un año), se desestimó aunque para ello se enviara a la hoguera al corredor, pese a dejar claro en la sentencia que no hubo un dopaje voluntario. Con todo, la UCI es, desde ayer, más rica. H
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