LA SALVACIÓN
Autor desconocido
La muerte entró en el mundo por la caída del hombre. Aquí se hace referencia a la muerte espíritual que separa al hombre de Dios:entró por medio del pecado y ha seguido haciéndolo desde entonces. La muerte siempre llega a través del pecado. Fijémonos enlo qué nos dice Romanos 6-12 sobre este asunto:
En primer lugar, que " el pecado entró en el mundo por medio de un hombre". Adán pecó e introdujo el pecado en el mundo. Segundo, que "la muerte (entró en el mundo) a través del pecado".
La muerte es el resultado invariable del pecado.Y, finalmente, como consecuencia "la muerte se extendió a todos los hombres porque todos los hombres pecaron". La muerte no "se extendió a" o "pasó a" los hombres simplemente, sino que literalmente "pasó por todos los hombres".
La muerte ha impregnado el espíritu, el alma y el cuerpo de todos los hombres. No hay ninguna parte del ser humano por la que no haya pasado. Por esto es indispensable que el hombre reciba la Vida de Dios.
La salvación no puede llegar por una reforma humana porque la "muerte es" irreparable".
El pecado tiene que ser juzgado antes de que pueda haber rescate de la muerte para los hombres.
Esto es exactamente lo que ha hecho la salvación del Señor Jesús.
Si el hombre peca, debe morir. Esto está anunciado en la Biblia. Ningún animal ni ningún ángel pueden sufrir el castigo en lugar del hombre: Es la naturaleza del hombre la que peca, por eso es el hombre el que debe morir. Sólo lo humano puede expiar lo humano. Pero como el pecado está en su humanidad, la muerte del mismo hombre no puede expiar su humanidad, la muerte del mismo hombre no puede expiar su pecado: El Señor Jesús vino a tomar la naturaleza del hombre para que pudiera ser juzgado Él en lugar de la humanidad:
Gracias a Su santa naturaleza humana
no corrompida por el pecado, pudo de este modo expiar por la humanidad pecadora por medio de la muerte.
Murió como sustituto, sufrió todo el castigo del pecado y ofreció Su Vida como rescate por muchos.
Como consecuencia, todo el que cree en Él, ya no será juzgado (Jn. 5-24).