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APOLOGÉTICA Y EVANGELISMO: MI SEÑOR Y SALVADOR
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Alondra bat Yeshúa  (Mensaje original) Enviado: 24/06/2009 23:52
MI SEÑOR Y SALVADOR
Autor desconocido

Hace más de mil novecientos años hubo un Hombre que nació contrario a las  leyes naturales de la vida. Este Hombre vivió en la pobreza y fue criado en  la oscuridad.

No viajó extensamente. Solamente una vez cruzó las  fronteras del
país en que vivía; eso fue cuando siendo niño, estuvo un tiempo
exiliado en Egipto. No  poseía ni influencia ni dinero. Sus
familiares no eran prominentes y carecían  de todo entrenamiento o de educación formal.

Durante Su infancia  atemorizó a un rey; durante Su niñez,
impresiono a los doctores; ya siendo  hombre, dominó la naturaleza, caminó sobre las olas como si fuese el suelo
y silenció los vientos y la mar. 
 Nunca escribió un libro, sin embargo, los  libros que se han escrito sobre Él, podrian llenar bibliotecas  enormes.

Nunca escribió un canto, sin embargo, ha provisto temas para más
cantos que  los que han producido todos los compositores juntos.
Nunca  fundó una Universidad, pero todas las universidades y escuelas juntas  no tienen mas discipulos que Él. 
Nunca dirigió un ejército, o enlistó a un  soldado o disparó un arma de fuego; sin embargo, ningún líder ha tenido más voluntarios bajo Sus órdenes, que hayan hecho que tantos rebeldes entreguen  sus armas y se rindan sin disparar un sólo tiro.

Nunca practicó la  Medicina, pero ha sanado mayor número de corazones quebrantados que todos los  doctores puestos juntos. Cada séptimo día, la actividad humana cesa y las  multitudes van a adorarle. Los nombres de los grandes estadistas de Grecia y  Roma florecieron y han quedado relegados al olvido.  Pero aunque el tiempo ha  colocado mil novecientos años entre este Hombre y nuestros dias,
 Él siempre vive.

Herodes no le pudo destruir y el sepulcro no lo pudo  retener.  Él
está sobre el mayor pináculo de la Gloria Celestial,
proclamado  por Dios Padre, reconocido por los ángeles, adorado por santos y temido  por demonios, como el Viviente y Personal Cristo,
nuestro Señor y Salvador.


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