Ninguna oportunidad después de la muerte
Eclesiastés 11:3 dice: “Si las nubes fueran llenas de agua, sobre la tierra la derramarán; y si el árbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí quedará.”
Esta es una forma poética de decir: “Cuando usted muere, su destino está determinado.”
El apóstol Pablo estaba muy consciente acerca de su propia muerte, porque sabía que la muerte daría paso a la victoria. Por eso escribió: “Y cuando esto corruptible ―o sea, su naturaleza física― se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria” (1 Co.15:54).
Amigo, hay un destino definido para su vida. Puede ser un destino terrible. O puede ser un destino fabuloso, pero, escúcheme, será un destino final. No hay ninguna oportunidad después de la muerte.
He estudiado la Biblia por muchos años. La he leído, la he amado y la he predicado. Y no puedo encontrar ningún lugar en donde Dios ofrezca la más mínima esperanza para aquellos que mueren “fuera del Señor Jesucristo”. Por el contrario, Hebreos 9:27 dice: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.”
Usted dirá: “Bueno, todavía tengo mucho tiempo.” Espero que sea así, pero Proverbios 27:1 dice: “No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día.”
Adrián Rogers