LA MENTE ES EL CAMPO DE BATALLA Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. " 2 Corintios 10:5 La mente es el campo de batalla del enemigo. Ese es el lugar que Satanás escoge para guerrear contra nosotros. Cuando nosotros nos sentimos desanimados y deprimidos, si tomamos el momento para analizar de donde proviene ese sentimiento, nos daremos cuenta que es por lo que estamos pensando. Los pensamientos negativos son fortalezas que las armas espirituales pueden derribar. Nuestra arma principal es la palabra de Dios. La oración es otra arma vital, luego el andar en amor y también nuestro hablar. Si a nuestra mente vienen pensamientos que no están de acuerdo con la palabra de Dios es menester derribarlos de una vez. Como hacemos esto? Usando la palabra de Dios y las armas que El nos dio para derribar fortalezas. La depresión y el desanimo están arropando tanto a las personas hoy en día como nunca. Muchas personas caen en un lazo de depresión que aun desea su propia muerte y muchos hasta lo intentan. Tal vez tengan problemas y dificultades que le agobien. Pero ¿quien de nosotros estamos excepto de ellos? Cuando los problemas golpean nuestra vida podemos recordar esta palabra: 'En el mundo tendréis aflicción'. En la palabra de Dios nos advirtió que tendríamos aflicción. Y también nos dice claramente 'El que quiera seguir en pos de mi, niéguese así mismo'. Esto quiere decir Simplemente, el que quiere ser seguidor de Cristo tiene que tomar su cruz cada día. Y que lo que significa esa cruz para nosotros? Dolor, sufrimiento, padecimiento y los problemas que enfrentamos día a día. Pero todo no esta perdido hay una esperanza gloriosa y venidera. El nos prometió una corona incorruptible si somos fieles y perseveramos. Para permanecer fiel y perseverar en el camino de Dios necesitamos derribar los dardos de el enemigo. La mayoría de las veces esos dardos comienzan en nuestra mente. Llegan de diferentes formas: La depresión, melancolía, desanimo, pensamientos negativos y toda clase de pensamiento desagradable. Si nosotros atacamos ese pensamiento desde el momento que entra nuestra mente, podremos ser más que victoriosos. El problema esta en que si un pensamiento vano llega a la mente y nosotros dejamos que ese pensamiento haga raíces y luego llega a nuestro corazón será difícil de salir de ese estado. Por ejemplo, Si nos empezamos a sentir cabizbajo y deprimidos. Luego, llega el deseo de llorar y de estar a solas. En fin, todo nos molesta y nos cae mal. Si le damos paso a ese sentimiento y nos encerramos, no hacemos las cosas que antes hacíamos y nos tiramos a llorar y a decir 'yo me siento mal, tengo depresión'. De seguro de que se hará difícil salir de ese estado de postración. Porque no solo llego ese pensamiento sino que también le hemos dado entrada a ese sentimiento y lo estamos manifestando con nuestros hechos. Y no queda por mas decir lo que se confiesa por nuestros labios se hará manifiesto en nosotros. Lo más probable en todo esto es que hubo un descuido o desbalance en la vida espiritual de la persona. Cuando nosotros descuidamos nuestra vida espiritual. Tan pronto como seguro entran los dardos del maligno. La persona que se aparta de Dios o cae en pecado, no cae de la noche a la mañana. Esos pensamientos y sentimientos vienen poco a poco. Y como esos argumentos no fueron derribados a tiempo, luego salen a la luz, en diferentes formas: tal vez se aparte de los caminos de Dios, o tal vez quede mentalmente incapacitado. Son tantas las cosas que pueden suceder cuando nosotros descuidamos nuestros pensamientos. El descuido espiritual puede efectuarse en diferentes maneras, tales como: dejar de escudriñar la palabra, dejar de orar, dejar de reunirse en el templo, no tomar tiempo para meditar en Dios, el no ayunar y vigilar, las rencillas y celos, etc. Para tener victoria sobre el enemigo es necesario que prestemos atención a lo que viene a nuestra mente. Mantengamos nuestros pensamientos sujetos a la voluntad de Dios. Meditemos más en la palabra de Dios y menos en nosotros mismos y desde luego en el mal contra el prójimo. Si logramos hacer esto no caeremos jamás. CONSEJO 2 Corintios 10.3-5  recuerda que la mente es el campo de batalla. Estamos en una guerra que debemos pelear con armas espirituales. Usando estas armas, refutamos las mentiras del enemigo, los argumentos, las teorías, los razonamientos y cualquier otra cosa que trate de exaltarse en contra de la verdad de la Palabra de Dios. Tenemos que llevar nuestros pensamientos cautivos y no permitirnos el lujo de recibir y meditar acerca de cualquier pensamiento que nos llega a la cabeza. Tenemos que disciplinarnos para ¿pensar acerca de lo que estamos pensando. Esto requiere de disciplina y práctica. El arma principal que usamos para la guerra es la Palabra de Dios aplicada en varias maneras: predicada, enseñada, cantada, confesada, meditada, escrita, y leída. La Palabra de Dios tiene un efecto purificador en nuestras mentes en todas las formas en que la usamos. Y debemos poner en practica la Palabra , y con la ayuda del Espíritu Santo, poder decir con confianza: "Tengo la mente de Cristo" (1 Corintios 2.16).eso significara tener una mente en victoria en la cual tu habrás sujetado todo argumento y pensamientos negativos, pesimistas y turbadores en el nombre de Cristo.