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BERNARDO STAMATEAS: RECUPERANDO EL TIEMPO PERDIDO
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De: Alondra bat Yeshúa  (Mensaje original) Enviado: 16/11/2009 02:29

Recuperando el tiempo perdido

Bernardo Stamateas

Josué 18: 1-6

El tiempo no es dinero, es vida.

El dinero va y viene pero el tiempo va. El dinero podemos guardarlo pero el tiempo no. Todos tenemos 86.600 segundos por día pero nadie puede guardar una hora para usarla después. El tiempo es el presente, es un regalo; el futuro no vino y el pasado se fue, lo único que tenemos es el “ahora”.

Mientras somos chicos no nos damos cuenta del tiempo. El adolescente, por ejemplo, vive un eterno presente, por eso pueden estar cinco días con sus amigos, sin dormir.
Pero, cuando empieza a pensar “qué voy a hacer mañana”, “de qué viviré”, “qué voy a estudiar”, “qué quiero a hacer con mi vida”, está saliendo de la adolescencia, incorporando el futuro y dándose cuenta del poder del tiempo.

El tiempo es la moneda del cielo y Dios nos dio para invertirlo, son 24 horas para usarlas como queramos.

La gente exitosa valora el tiempo y sabe cómo usarlo.

Cuando avanzamos en la vida, nos damos cuenta que el tiempo pasa y, a medida que crecemos, pasará más rápido.

A los treinta se afloja todo, a los cuarenta se cae un poco más y aparecen los cambios en el cuerpo, las arrugas, las caídas, se empiezan a morir los familiares, nuestros papás ya están mayores y ahora nosotros cuidamos a quienes nos cuidaron toda la vida. Aparece el: “nunca me había pasado”, “nunca me había dolido esto” y al final de cada década 30, 40, 50, 60 habrá una crisis más fuerte.

Algunos hombres, cuando les dan estas crisis, dejan a su familia por una mujer más joven porque les agarra la necesidad de frenar el tiempo que se les está yendo porque la vida avanza.

La gente inteligente sabe administrar el paso del tiempo.

Los exitosos usan reloj porque valoran el tiempo. Si tenemos que encontrarnos con alguien exitoso debemos saber que nos darán unos minutos, no podremos llegar tarde y para aprovechar bien los minutos que nos conceden debemos pensar bien qué preguntaremos.

Principios prácticos que utiliza la gente exitosa con su tiempo.

1 -Vivir cada momento con toda intensidad.
La gente exitosa captura su momento: si va a comer, comé; si mira televisión, lo hace; si adora a Dios, adora; si va a divertirse, se divierte.

Hay que capturar y disfrutar cada momento .

El exitoso vive en el aquí y ahora, usan la regla de los “3 ochos”: ocho horas para descansar, ocho para trabajar, ocho para divertirse. Disfrutá cada momento porque es único e irrepetible y debemos recuperarlo, porque el reloj corre.

2 - Invertir el tiempo en sueños grandes.
Sueños grandes que involucren toda tu vida, no en lo que hoy querés y mañana no. Nos hemos puesto metas que al final resultaron sin sentido y gastamos nuestro tiempo.
La gente exitosa sabe con claridad qué quieren y dedicará su vida, al ciento por ciento, para conseguirlo. Están enfocados, calibrados en el área económica, personal, vocacional, profesional, espiritual, invirtiendo todo su tiempo en sus sueños.

Nehemías era mozo del rey y Dios le dijo un día que Jerusalén estaba destruida, él tomó el sueño de reconstruirla, y de mozo se transformó en ingeniero y arquitecto.

Claridad trae velocidad .

Cuanto más claro tengas hacia dónde querés ir, más rápido irás. Nehemías edificó la ciudad en cincuenta y dos días.
Le preguntaron a un jugador de jockey por qué era el mejor jugador del mundo y dijo: “Casi todos patinan hacia donde está el disco, yo lo hago hacia donde el disco va a estar”.

3- Invertir en cosas importantes.
Cada minuto debemos preguntarnos si es importante lo que vamos a hacer. Las preguntas más tontas de la tierra son las que hacen de los creyentes; en la Edad Media se discutía si los ángeles volaban marcha atrás.

Podés invertir tu tiempo preguntando las cosas más sabias o las más tontas, por eso ocupalo en lo importante.
Se acercará tres tipos de personas:
-El que le vamos a dar y bendecir,
-el que nos bendecirá y
-el que nos abusará.

Jesús no perdió ni un minuto con la gente que quiso abusar de él, se concentraba en los que Él bendecía y en quienes lo bendecían a Él.

Concéntrate en el botín.

Si Dios te llama debe haber una recompensa, de lo contrario, no pelees. Cuando David peleó contra Goliat preguntó cuál sería el premio.
Hay parejas que viven toda la vida discutiendo por si el pomo del dentífrico se aprieta del medio o de la punta.

Los romanos tomaron Masada, un monte en que había un castillo donde los judíos se escondieron; para sacarlos del lugar les clausuraron el agua y comenzaron a desfallecer. Cuando los romanos entraron al castillo, todos los judíos se habían suicidado para no ser tomados. ¿De qué le sirvió a romanos tomar Masada? De nada, porque desde el más grande al más chico estaban muertos.

Muchas veces peleamos por Masadas que no sirven para nada.

4-Invertir en su crecimiento personal.
El mejor capital sos vos: crecé, ensanchá tu espíritu, leé libros, la Palabra, escuchá mensajes, debes invertir en vos.

Debes ser siempre más grande que tu sueño porque si el sueño crece más, será un monstruo que te aplastará.

Cuando David enfrentó a Goliat tenía quince años, estaba en pleno desarrollo hormonal, lanzó la piedra, lo tiró y le cortó la cabeza. Las chicas del pueblo cantaban: “ Saúl mató a miles y David a sus diez miles.” Pasaron varios años, David fue ungido como rey, todo el reino de Israel estaba a su cargo. Un día se asomó, vio a una mujer bañándose y la mandó llamar, la violó, la embarazó y mató a su marido.
¿Por qué David estando en pleno desarrollo cuando mató a Goliat, no se acostó con ninguna mujer pudiendo haberlo hecho, y violó, embarazó y mató al marido de una mujer estando en pleno reinado? Porque el sueño había crecido más que David.

Si tu sueño crece más que vos, te destruirá.

4- Invertir en crecimiento, en expansión, en aprender.
Muchos llegaron a la iglesia sin una moneda, Dios los prosperó, les dio casa, coche, y desaparecieron porque lo que fue bendición al comienzo después fue un monstruo que los aplastó.
Si no crecés más que tu bendición, la bendición se transformará en maldición.

La gente exitosa invierte tiempo en sí mismo.

Dios hará cuatro cosas sobrenaturales en nuestras vidas.

1- Dios va a apresurar los tiempos.
Habacuc 2:3
“Aunque la visión tardare por un tiempo, se apresura hacia el fin, espéralo.”
Esta promesa dice que antes de la hora señalada, Dios acelerará los días y las horas, y hará llegar lo que esperabas. La noticia del viernes llegará el lunes, lo que esperabas el sábado, te lo dará el martes; llegarás antes que otros a tu meta, tendrás las conexiones antes de tiempo.

2- Dios va a apresurar los meses.
Joel 2:24 “
Haré descender sobre vosotros la lluvia temprana y la tardía”.
La lluvia temprana venía en septiembre, los judíos vivían de la agricultura y –hasta hoy- necesitaban de la lluvia. Dios mandaba la lluvia, pasaban seis meses y la semilla crecía y, en el tiempo de la cosecha, llegaba la lluvia tardía.

En éste pasaje Dios está diciendo que dará en el mismo momento, la lluvia temprana y la tardía.

Eso quiere decir que, con un mano estarás sembrando y con la otra cosechando; empezarás un negocio y mientras tanto ganarás dinero del trabajo anterior; conocerás a alguien y otro te abrirá nuevas puertas. Lo que antes tardó seis meses, Dios te lo dará en un minuto; cosecharás oportunidades, planificarás cosas nuevas y herencias vendrán a tu mano.

3- Dios va a restituir los años perdidos .
Joel 2: 25. Se acelerarán los días, las semanas, pero se restituirán los años perdidos. Todo lo que no lograste o sufriste en años, o no prosperaste lo disfrutarás en un día. Lo que Satanás nos robó se nos devolverá, viviremos en un día lo que no vivimos en años. Recuperaremos lo perdido y multiplicado.

4- Dios restituirá lo que está fuera de tiempo.
La prosperidad, el tiempo, el dolor Dios lo restituirá en una semana.
David decía: “Un día en tu casa es mejor que mil sin ti ”.
Sara estaba vieja y se le apareció un ángel que le dijo que tendría un hijo fuera de tiempo.

Aunque en lo natural es imposible, en lo espiritual todo es posible .

Revivirás tu infancia, Dios te dará cosas fuera de tiempo y serás la nena más feliz de la tierra. Si no viviste tu adolescencia porque tuviste que trabajar desde chico, sufriste y pasaste cosas muy duras, Dios te dará las cosas que en lo natural son imposibles.

¿Cómo acelerar los tiempos? ¿Cómo cosechar y sembrar simultáneamente?
-Un día Jesús iba caminando y se encontró con un hombre que por treinta y ocho años estuvo paralítico, le dijo: Sé sano . Dios lo sanó fuera de tiempo.
-Otro hombre estuvo cuarenta años tirado a la puerta del templo, Pedro y Juan lo levantaron y ese hombre se paró, saltó y bailó lo que nunca había hecho.

¿Cómo activar lo sobrenatural?
Josué estaba entrando a la tierra prometida, siete tribus se quedaron sin hacer nada, y Josué les dijo: “Tomen la tierra”. Cuando respondieron: “Sí”, capturaron su bendición.

Tomando decisiones para Dios activamos los tiempos sobrenaturales.

Si no decidís nunca restaurarás los tiempos, Dios llama a la gente jugada, mantené las decisiones que tomás y Dios te restaurará.

María tenía quince años cuando se apareció el ángel y le dijo: “ Bienaventurada eres, tendrás un hijo. El Señor te rodeará con su sombra y al santo ser que nacerá le pondrás por nombre Emmanuel, que quiere decir “Dios con nosotros”
¿Te imaginás lo difícil que fue para María decir a José, su prometido, que estaba embarazada y no de él?
Sin embargo María dijo: Hágase conmigo como has dicho . Y cuando ella tomó esa decisión y aceptó, la sombra del Altísimo empezó a gestar a Jesús.

Decidí por el Señor no digas: “voy a ver”, “me tomaré mis tiempos”, “voy a esperar los tiempos de Dios”.

Jugate por el Señor, tomá decisiones.

Cuando digas: “ Señor hágase conmigo como has dicho ”, el reloj de Dios comenzará a correr a tu favor.
Dios no acelera los tiempos a indecisos y menos a cobardes sino a gente que se juega.

Jesús iba caminando y les dijo: “ Síganme .” “Y dejándolo todo, le siguieron .”
Y fueron bendecidos, no porque hicieron las cosas bien sino porque decidieron.

Cuando dijeron: “ Vamos a entrar ”, tomaron la tierra.

Dios levantará gente que se juegue por Él, que se comprometa y cumplirá lo prometido.

“Señor hágase conmigo como has dicho; y la sombra del Altísimo la rodeó”.

Veintiséis mil veces respiramos por día, catorce mil litros de aire metemos en los pulmones, el 99% de nuestra energía es por la respiración. Cuando estamos ansiosos o con miedo respiramos entre cortado y necesitamos más aire porque entra menos; para relajarnos debemos respirar lentamente, profundo, reteniendo (si respiramos con el diafragma es una respiración más sana).

Un día se apareció Dios a Moisés y le dijo que sacara al pueblo de Israel de Egipto, y Moisés respondió: “ Cuando me pregunte quien me envía ¿qué le voy a decir?” Le vas a responder: “Yo soy” te envía, el Señor.

La palabra “Señor” en nuestra Biblia está traducida como Jehová, pero en el hebreo son cuatro consonantes: YHWH.

Algunas versiones la han traducido correctamente como Yahvé.

Estas consonantes se deletrean YOD, HED, VAV, HED. Los antiguos rabinos decían que estas consonantes eran el nombre de Dios, los sonidos de la respiración YOD, HED, VAV, HED, y decían que cada vez que respiramos declaramos el nombre de Dios.

Cuando un bebé nace tiene vida porque respira y respira porque dice el nombre de Dios.
La persona que dice el nombre de Dios es porque está viva.
Una persona muere cuando deja de respirar, es decir cuando deja de nombrar a Dios y cuando Dios deja de salir de su corazón.

Dios puso en la respiración su nombre.

Dios formó a Adán y le sopló y el hombre empezó a respirar.

Me impactó que la palabra utilizada en hebreo para decir “respiración” es la misma palabra que para “espíritu”.
Tu respiración es tu espíritu y tu espíritu es tu respiración; por eso tu espíritu nombra a Dios porque es tu vida.
La respiración es la vida. Una persona cuando dejó de respirar se murió, cuando el espíritu salió se fue a Dios, porque el cuerpo que es un estuche de barro se queda en la tierra y nuestra respiración, (nuestro espíritu, que es la vida), vuelve a Dios que es eterno.

Tu espíritu es tu respiración, tu respiración es tu espíritu y tu espíritu es la vida que Dios sopló.

Cuando Jesús apareció a los discípulos les sopló, y les quiso decir: “Recuerden que están respirando porque solté vida en ustedes”.
En Pentecostés estaban los ciento veinte reunidos y de pronto, de repente, de golpe, vino un viento que llenó la habitación. Eso les recordó que ellos respiraban porque Dios había soplado vida en ellos.

Todo lo que respira alabe a Jehová .

Jesús le dijo a la samaritana: Dios busca que le adoren en espíritu y en verdad, con sus pulmones, con su vida.
Si estás vivo es porque todavía podés nombrar a Dios, Él sopló para que le demos gloria, adoración y alabanza.
Tus pulmones fueron hechos para adorar al Señor, decidí adorarle: tomá la decisión de vivir para El y Dios recuperará tus tiempos.

Dios siempre existió, es eterno.

Dios es eterno, pero “de pronto” inauguró el tiempo, creó al hombre del barro, le dio de su espíritu y lo puso para que gobierne la tierra. Les dijo a Adán y Eva: “Este es el árbol de la vida, es muy bueno, de todos los árboles pueden comer menos del “conocimiento del bien y del mal”, porque si lo comen aprenderán a hablar mal, o sea, maldecir.”

Adán y Eva desobedecieron, comieron del árbol prohibido y comenzaron a hablar mal. Por la desobediencia vinieron las guerras, el cáncer, las muertes, los accidentes, los suicidios, el cigarrillo, la droga, las peleas, las iras, los celos, las competencias, los problemas de pareja, los hijos rebeldes, la soledad, la tierra se fracturó y el hombre quedó en una naturaleza caída; una tierra caída con un espíritu eterno.

En el último capítulo de Apocalipsis Dios dice que recreará los cielos y la tierra, los redimirá.
Apocalipsis 22 dice. “
Pondrá un árbol, “el árbol de la vida” que comeremos de sus hojas y estaremos sanos.”
Detrás de este árbol se inaugura la eternidad futura. Por eso el hombre no quiere morir, porque Dios puso eternidad en cada uno.
Nuestra vida transcurre entre dos árboles, entre un árbol y otro pasan setenta, ochenta, noventa, cien años: nacimiento, infancia, adolescencia, juventud, adultez, vejez.

Dios prometió que todo lo que perdamos en ese tramo (que nada es comparado con la eternidad pasada y la futura), lo va a restituir: “ Quiero que vivas para mí, que te conectes con la eternidad que puse en vos.”

2 Timoteo dice: Dios sopló sus Palabras (las inspiró), por eso cuando tomamos una Palabra de revelación, sentimos el respiro de Dios.

Si estamos en un hospital observamos lo frágil de la vida, vemos chicos morir, gente enferma, un virus que mata a una persona, y como decía el profeta: “La vida es como agua que cae en la mano y cuando queremos volver, ya se fue.”

Dios nos dice: “Es un tramo nada más, ¿en qué lo vas a invertir?

Yo soplé la vida que tenés, te la dí y quiero que la uses para mi; que la pases bien, que disfrutes, que me sirvas, que hables de mí, que me honres, porque todo lo que hagas conectado a mi, cuando tu vida se una a la mía sentirás la plenitud de tu existencia, sabrás que estas de paso e irás a la eternidad.”

Es un tramo. Unos están en un lugar y otro más allá, pero nadie tiene la vida comprada.

Viví como si fuese el último día, de la mejor manera, honrale, amale, jugate por el Señor. Tomá decisiones aunque no seas perfecto y vivirás los años más gloriosos, los mejores.

Por Bernardo Stamateas

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