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BERNARDO STAMATEAS: LA LEY DE LA SIEMBRA Y LA COSECHA
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De: Alondra bat Yeshúa  (Mensaje original) Enviado: 16/11/2009 03:09
La ley de la Siembra y de la Cosecha

Lucas 15: 25 - 32


Es interesante ver cuantos pasajes en la Biblia hablan de avaricia, en Efesios 5:3:"fornicación, inmundicia y avaricia, ni se nombren entre ustedes". Fornicación e inmundicia son pecados sexuales, contra el cuerpo, pero me llamó la atención que dice avaricia porque consideramos que es algo no tan grave, sin embargo Salomón en Prov. 23 dice "no comas pan con el avaro, su corazón no está contigo; vomitarás lo que comiste".
Hay quienes retienen más de lo que deberían dar y les viene la pobreza.

Dios da semillas para sembrar a todos.

Tu futuro está en tu semilla.

Hay cinco tipos de semillas:

  1. Semilla de tiempo. Cuando das tiempo a alguien,  a tus hijos, tu esposo, tu esposa, estas sembrando algo que vas a cosechar.
  2. Semilla de regalos. Dinero, ropa, cosas, objetos.
  3. Semilla física.Saludo, abrazo, beso, una caricia.
  4. Semilla de palabras. Cuando soltás: "qué bien, te felicito", bendecido, en victoria.
  5. Semilla de revelación. Es tan poderoso sembrar una palabra de Dios que el cree la palabra, el que cree en Cristo, tiene vida eterna.

Dios da pan al que come y semilla al que siembra.

La ley de la siembra y la cosecha es la más poderosa que existe en la tierra, hasta Dios la puso en la física: "cada acción corresponde a una reacción".
La ley de la maldición crece sola.

Como la hierba crece sola, no tenés nada que hacer para envejecer, sólo esperar, para que la panza se te caiga no tenés nada que hacer, para que las arrugas aparezcan, para que la muerte venga, no hay nada que hacer. El robo o la maldad crecen solos.

Nada hay que hacer, porque maldición es una ley satánica plantada en la tierra. Pero hay una ley más poderosa que rompe la maldición, es la ley de la siembra y la cosecha.
Si querés mantener tu salud, hacé ejercicio, cuidate con las comidas.
Para que un matrimonio se destruya nada hay que hacer, se rompe solo, pero para mantenerlo tenés que sembrar.

Viví de tu semilla, no de la semilla de otro y cuando la siembres estarás rompiendo la ley de la maldición.
Tus hijos están en la droga, presos o en crisis porque la semilla de maldición creció en ellos, pero hay una ley superior. Invalidás el poder de las tinieblas cuando sembrás Palabra -las semillas de Dios-, porque dice que "el que siembra para la carne cosecha corrupción, pero el que siembra en el espíritu cosecha vida eterna".

Hay gente que se mueve por:
- la ley del sacrificio: eran los esclavos en la Biblia.
- la ley del esfuerzo o del trabajo inteligente: eran los jornaleros. Todos cuando vamos a trabajar nos movemos por esta ley.
- la ley del dueño: es la ley de la semilla y la cosecha.

Dios da semillas para comer, que son:

a) para vos (cuando recibís amor, un regalo);

b) para regalar ("da al pobre y nunca tendrás pobreza". El que da al pobre presta a Jehová, o sea no esperas nada porque no tiene nada).

c) para sembrar: si te comés toda la semilla y no aprendés a sembrar (en palabras, en lo físico, en regalos, en tiempo y revelación),  estás anulando la ley de la siembra.
Por eso avaricia es tan condenada en la Biblia, porque la  avaricia hace que no siembres.  Y el futuro está en tu semilla.

Siempre andaré con semillas listas para sembrar.

En todo terreno, donde estés, tenés que tener semillas para sembrar: un abrazo, una palabra, una regalo, una revelación... Siempre donde vayas, sembrá semillas para que cuando venga el invierno puedas cosechar porque sembraste en otoño; y cuando venga el verano vas a cosechar porque sembraste en primavera.
Si sembras permanentemente, permanentemente vas a cosechar.

Hay gente que quiere cosechar cuando nunca sembró.
Otros  que siembran por emoción -cuando lo siente-, por presión,  otros por revelación.
Sembrá tiempo, caricias, regalos, una palabra de Dios, la semilla más poderosa es una revelación porque te puede llevar a otro nivel.

La cosecha que quiero es la semilla que debo plantar.

¿Estás necesitando que te escuchen? Sembrá oír.
¿Qué tu hijo salga de la droga? Orá por alguien que tiene su hijo en la droga.
Dios nunca te va a dar cosecha si primero no hay siembra. La ley funciona para todos, y sembrando mantendrás cosechas por todos lados, porque el ciclo de la cosecha es: primero sembrar, esperar que crezca y luego tomar la cosecha.

Pero cuando sembrás   y no te quedas esperando, porque la semilla no crece enseguida, tenés que seguir sembrando; cuando te quieras acordar  la primer semilla ya creció entonces tomás la cosecha, volvés a sembrar, y mientras cosechas y sembras ya creció las otras siembras, seguís cosechando y sembrando, entonces entraste en el ciclo permanente de siembra-cosecha, siembra-cosecha.

Cada mañana al levantarte orá: "Padre quiero sembrar semillas en este día, no quiero desperdiciarlo, quiero sembrar en palabras, en lo físico, en regalos, en tiempo, en revelación, semillas en tu Nombre".
Cuando siembro estoy atento, mirando si donde siembro hay una cosecha para mí.

Por ejemplo estuvimos en el Tedeum en la Catedral, fuimos a sembrar y hoy me llamó un custodio presidencial que necesitaba ayuda porque esta muy mal, lo voy a entrevistar esta semana, y gané una vida para Jesús.

Si sembrás tenés que ver si hay una cosecha para vos.

El gran problema de los cristianos es que no sabemos cosechar.
Le preguntaba al Señor por qué hay gente que tiene tanta abundancia y no lo conoce y me dijo: "porque ellos saben sembrar y saben cosechar, y ustedes a veces siembran pero no saben cosechar". Por eso Jesús dijo:
 "El que siembra tiene que tener la hoz en la mano para que cuando venga la cosecha la arranque".
Tené semilla en una mano y la hoz en la otra.

Busqué en Internet ¿Cómo cosechar?
Cuanto más grande es la cosecha, más sofisticadas tienen que ser las máquinas para levantar la cosecha.
Dios me ministró y me dijo: "tenés que saber retener la cosecha, porque hay gente que le doy cosecha y no la saben retener, capturar".

Israel no entró a la Tierra Prometida porque no quisieron pelear contra los gigantes, porque no quisieron tomar su cosecha que ya estaba lista, solo había que entrar y pelear.
Si no peleas por tu cosecha te morís en el desierto.

Dios tuvo que decir que se muera esa generación y levantar otra que iba a pelear.
Cuidá tu cosecha y pelea por ella, Dios te dará cosecha en todas las áreas, porque todo lo que hagas te saldrá bien, Yo deseo que seas prosperado en todas las áreas así como prospera tu vida.
Vienen días de abundante cosecha, de sobreabundancia vamos a tener la hoz en la mano y pelear por nuestra cosecha y tomarla.

Escuché a un pastor que nunca fue al médico y me sorprendí,  pedí a Estados Unidos todo el material que hubiera de Jesse Duplantis en español, porque quiero saber lo que él sabe, tiene una cosecha que yo no sé. Se mueve en aviones  para ir a predicar -tiene dos aviones-porque Dios le ha prosperado; y quiero aprender de ese hombre.
Enseñanza: Juntate con la gente que tiene cosecha, dejá de juntarte con el avaro.
No comas con el avaro, porque vas a vomitar lo que te va a dar, juntate con gente de abundancia porque te enseñarán cosas que te van a bendecir.

Nunca envidies a la persona que tiene cosecha porque es la que te puede enseñar. El miserable que vive criticando a todo el mundo, juzgando, lo único que puede sembrarte para la carne es corrupción, pero al que avanza, que ha logrado cosas tenés que pegarte para saber cómo logró lo que logró.

Cuando estás cerca de gente que tiene cosecha, es gente que sabe dar y Dios siempre  da al que da.
Cuando alguien te pide decile no, porque te hizo su recurso y su recurso tiene que ser Dios. Cuando hacés de Dios tu recurso, El pone la gente que te va a bendecir en lo físico, en lo espiritual, en lo material, en lo afectivo.

Para atraer a la gente de gran cosecha tenés que tener gran cosecha, y para eso tenés que ser un sembrador, no seas miserable, sembrá.
Hay gente que es miserable hasta para adorar; sé generoso, sembrale al Señor, no seas mezquino, porque cuando lo bendecís a El, te bendice.
Está atento para cosechar en todo lugar. Por ejemplo si vas en el colectivo adorando al Señor y Dios te sentó al lado a quien le vas a cosechar.

Me escribió una chica que hace tres meses estaba en el cyber,  la que estaba al lado escuchaba el mensaje de Alejandra Stamateas, le preguntó qué era y la chica le explicó. Vino a la iglesia y ahora se va a bautizar en el Luna Park. O sea la cosecha puede estar en cualquier lado.

Si buscás la cosecha sin sembrar sos un codicioso y la Biblia dice que los codiciosos no entrarán al reino. Pero sos un sembrador, pensás dar y Dios da semilla al que siembra y pan al que come;  Dios ama al dador alegre. No lo hagas por obligación.

Siempre hay una semilla para disfrutar. En las iglesias nos enseñaron que semilla sólo era finanzas, semilla = dinero y semilla es mucho más grande que eso. De nada sirve tener dinero si no tenés salud; de nada tener salud sin paz y Dios nos ha dado semilla y una hoz.
Aprendé que si sembras vas a cosechar.

Tal vez no coseches la semilla que estás queriendo pero disfrutá la otra cosecha; Dios todavía no te sanó pero tu hijo ya vino y está adorando el nombre del Señor, disfrutalo es tuyo, sembraste por eso.

Hay gente que al convertirse va a agradecer por siempre y para siempre a quien la llevó a Cristo, es un motivo para disfrutar.
Un pecador que se arrepiente es la señal de que miles se convertirán detrás de él. Si Dios celebra por uno, aprendé a celebrar por lo pequeño, hay motivos para celebrar Su nombre.
Sembrate vos, parate delante del espejo y sembrate a vos mismo, y verás que cuando sembrás, cosecharás. Disfrutá.
Acercate al que tiene una cosecha pero no para manguearle sino para aprender.
No podés vivir con la cosecha del otro, tenés que vivir de tu semilla, y tener un espíritu generoso.

Dios fue el primer sembrador, sembró a Cristo y cosechó abundancia. Por eso avaricia es tan malo, no comas el pan con el tacaño porque lo vas a vomitar, el miserable te va a poner tan poco que te va a  caer mal al estómago.
Sé un sembrador, levantate con la semilla en una mano y la hoz en la otra, no hay nada más lindo que sembrar la palabra de fe: un casete, un libro.

No hay nada más poderoso que combinar dos semillas: yo planté, Apolos regó y Dios nos da el crecimiento. Aprendé a combinar las semillas, trabajá en equipo.

Es mejor dar que recibir.

El que da es superior al que recibe.
Es mejor dar porque el que da es mayor que el que recibe, porque es el que tiene y el que tiene siempre es superior.
Jesús le lavó los pies a los discípulos y les dijo "háganlo entre ustedes", y ellos nunca lo hicieron, porque el que sirve, es el que da y es superior.

En nuestro sistema el que recibe es el superior porque es el que tiene, pero en el mundo espiritual el que da es superior.

El dar me libera de la avaricia.
Al que da, no se le pudre, pero al que retiene si. Todo el universo funciona en base a dar: el sol sale y da su luz.
Todo lo que retenés se pudre. ¿Cuántas veces te guardaste un "te quiero", "te amo", "gracias"? Lo guardaste y se pudrió.
Recibiste una palabra que te bendijo, que te pegó, una palabra "rhema" que es una semilla y no la sembraste a nadie, se te pudrió.

Si Dios nos da cosas nuevas es porque sembramos constantemente, el Señor me dijo hace diez años: "Todo lo que yo te dé, lo darás porque si no lo das se te va a pudrir".
Sembrá en tus hijos, en tu esposo: un abrazo, una palabra, una caricia; sembrá donde vayas.

El dar me desata de las cosas
Cuando aprendes a sembrar también aprendés a desatarte. El pobre es mejor sembrador, porque como es pobre dice: "Para qué me voy a atar". Pero cuando empiezan a recibir cosecha no te prestan nada.

Recibir es del alma, dar es del espíritu.
Cuando alguien te da algo te sorprendes, te ponés contento, porque recibir es del alma, es emocionante.
Dar es del espíritu, cuando das tenés una emoción en el corazón que es indescriptible.

En la parábola del hijo pródigo - dos hijos perdidos-: El hijo menor le dice "Papá no voy a esperar que te mueras, dame la cosecha".
Cosecha sin papá siempre se desperdicia, fue malgastó todo y un día pensó "en la casa de papá mucho trabajo hay, voy a esperar que me haga como uno de sus jornaleros".
El papá lo estaba esperando, lo abrazó, lo besó, "enciendan la música, vamos a danzar". Le puso anillo, vestido, calzado.
El hermano mayor estaba trabajando, escuchó la música, se le acercó al criado para preguntarle qué pasaba -era el dueño de todo y no fue capaz de acercarse a la casa para ver qué ocurría-. Y no quiso entrar, salió el padre a llamarlo y pedirle por favor que entrara, el hijo  le reprochó: "Nunca mataste un cabrito pero..." El padre lo miró y le dijo: "Hijo, todo lo mío es tuyo".

Los dos estaban perdidos: uno fuera de la casa y otro dentro; pero a los dos el papá los amó, a los dos invitó a la fiesta: a uno lo invitó a la fiesta porque venía de afuera y al otro porque estaba adentro.
El papá hizo la fiesta, les dio todo lo que tenía a los dos, ese es Dios.

Recuperá, que Dios nos ama y que tiene una gran cosecha para nosotros.
No importa la cosecha que perdiste hay una más grande que nos dará cuando vayamos a verlo.

Existen dos tipos de fiesta, una la que organiza Dios, cuando estás apartado, no conocés a Cristo y volvés a la casa de papá. Dios dice: "A bailar". Y hace una fiesta  impresionante, sin alcohol, ni orgías, porque son las fiestas más grandes del cielo.
El hijo más grande le dijo: "nunca me hiciste una fiesta". Y el papá le contestó: "Yo no tendría que hacerlo, Vos la tendrías que haber hecho".

Porque hay una fiesta que Dios pone cuando venís de una prueba, pero hay una fiesta que tenés que hacer vos cuando estás bendecido, y entonces ponés la música e invitás a Dios. ¡Siempre hay fiesta!

Para que la cosecha no te aplaste tenés que ser más grande que cualquier cosecha.

Hay gente que Dios les da un coche y, en vez de venir a la iglesia ahora, se van a pasear; Dios les da dinero y se olvidan del Señor, porque la cosecha fue más grande que ellos.
Jesús dijo: "llamo a doce legiones de ángeles y los mato a todos, pero Yo soy más grande que el poder que tengo".
Eso es grandeza, eso es humildad.

Dinero no te cambia, Dios te hizo grande.
"Engrandeceré tu nombre y serás bendición". Sos más grande que tu cosecha, las cosas no te retienen, vos usás las cosas bajo tus pies.
El hijo vino porque dijo: "en la casa de papá..."
Sembrá buenos recuerdos a tus hijos, para que cuando estén en el chiquero un recuerdo lindo venga a su espíritu y los traiga a la casa de papá.  Papá siempre estará con los brazos abiertos.
Para ser un sembrador y cosechador tenés que saber bien quién es papá: que es maravilloso, es bueno.
venís". Y al mayor tampoco, todo lo que tenía era de él, pero no sabía disfrutarlo, tenía la cosecha y no sabía comer de la cosecha.

Papá nos quiere a todos. Hay dos fiestas:

-Si estás pasando pruebas Papá te dice: "Vení a casa,
pondré anillo - que es autoridad-,
pondré calzado -que es identidad-,
pondré ropa -que es honor-,
mataré un becerro gordo -que es prosperidad-".
Si estás pasando una prueba Dios te dice: "Ven hijo, pasaste mal allá afuera pero en la casa de papá hay fiesta".

-Si estás bendecido: qué mejor que vos prepares la fiesta y le digas "Papá, estoy bendecido, y quiero celebrar contigo. Todo lo tuyo es mío y yo lo quiero disfrutar". Disfrutá el hecho de sembrar, disfrutá cosechar y todo lo que hagas te saldrá bien.

Papá tiene todo listo, vos elegís si entras a la fiesta o te quedás afuera.

Si perdiste la cosecha no te preocupes porque Papá no la perdió. Vienen días de cosecha y de siembra, donde el que cosecha alcanzará al que siembra y es ahora.

Levantá tus manos, no seas avaro, ¡sembrale a Dios un alabanza!
Hay cosechas que ya han venido a tu mano, que Dios te ha dado, dale gracias.
Dios da semillas al que siembra.
Sembrá en tus hijos, en tus padres, en tus amigos, en tus hermanos, en la ciudad. Siembra y cosecha. No importa lo que has perdido,
 "Yo tengo una cosecha más grande" dice el Señor.


Pastor Bernardo Stamateas

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