PUERTAS ABIERTAS
Por Bernardo Stamateas
2 Reyes 7: 1-2, 20; Isaías 60: 11-14
En la iglesia enseñaron una pésima costumbre que decía: “Voy a la reunión, escucho el mensaje, me emociono un poquito, me voy y viviré sobre lo que recuerde”.
Era la manera tradicional de sobrevivir, “recordar durante la semana el mensaje del domingo”.
En las iglesias de avivamiento necesitaremos escuchar varias veces, tomar apuntes, releer, para aprovechar al máximo y capturar lo que quiere decir la Palabra de Dios.
2 Reyes 7 habla de que la situación de hambre por la que estaban atravesando era tan grande que se comían entre ellos; la desesperación llevó a dos mujeres a ponerse de acuerdo y comer a sus hijos.
El hambre trae locura; la pobreza, enfermedades y miseria espiritual.
Un día comieron al hijo de una y, al siguiente -cuando quisieron comer al de la otra- la mujer desapareció.
El rey estaba decepcionado por tanta miseria y declaró que debían matar a Eliseo (aunque no tuviera nada que ver).
Cuando fueron a buscarlo, Eliseo dijo: “Así dice el Señor, mañana a estas horas todo estará normal”.
El mensajero del rey escuchó esa palabra poderosa y se burló diciendo: “Ni Dios podrá salvarnos”.
Y el profeta respondió: “Lo verás, pero no lo disfrutarás”.
Cuatro leprosos muertos de hambre fueron al campo del enemigo, y lo encontraron vacío porque el ejército había huido. Dios, durante la noche, les hizo escuchar ruidos de caballos, de ejército y por eso asustados huyeron.
Había oro, comida, todo tirado. Los leprosos comieron y lo comunicaron al rey quien mandó cinco espías.
El rey dijo a su mensajero que se parara en la puerta y, mientras el pueblo entraba desesperado de hambre, lo atropellaron y se murió, cumpliéndose las palabras de Eliseo.
Hay varios mecanismos sicológicos, emocionales, mentales, que bloquean la fe.
Por ejemplo: ¿Por qué el ayudante del rey no le creyó al profeta si sólo tenía que esperar hasta el otro día? ¿Por qué le costaba creer?
Por bloqueos interiores que no permiten creer.
Mecanismos que bloquean la fe:
1-No valoramos lo logrado sin esfuerzo.
Dios no nos puede dar cosas grandes porque lo que no nos costó esfuerzo, no lo valoramos.
Por ejemplo: si comprar ropa no te costó, no la cuidás; pero si comprar una casa costó treinta años de sacrificio y trabajo, la vas a amar con todo tu corazón.
Todo lo que es fácil de conseguir no lo valoramos.
Fe hace que las cosas vengan fácil a tu vida.
Las cosas que Dios nos da fácilmente no las valoraremos. Por ejemplo: la iglesia donde estás o el coche que vino fácil. Por eso,
Dios no puede activar la fe (que hace que las cosas lleguen fáciles) y darnos más bendición.
Cuando aprendas a valorar lo fácil,
Dios te lo dará.
2-Mis éxitos por mí, mis errores por otro.
Son mecanismos sicológicos que bloquean interiormente.
Por ejemplo, cuando íbamos al colegio y nos iba bien decíamos: “Aprobé”; en cambio cuando nos iba mal: “Me bocharon”; “Me pusieron esa nota”.
Hay un mecanismo sicológico que hace atribuirnos los éxitos y echar la culpa de los errores a causas externas.
Por eso muchos no pueden crecer, en vez de asumir sus errores y ver dónde estaba la equivocación para mejorar, siempre se lo atribuyen a otros.
3-Conductas contradictorias.
En sicología se llama “efecto baba”, bloquean la bendición de Dios.
“Lamer hacia arriba, patear hacia abajo”: uso amabilidad, cortesía con los que están sobre mí; en cambio, agresión, maltrato, abuso emocional, con los de abajo.
Dios no te bendecirá con conductas contradictorias.
4-Tendencia hacia lo negativo.
Nos impide liberar fe.
De diez personas que te saludaron con alegría, una contestó mal, te acordarás todo el día de esa; al llegar a tu casa hablarás de que “te saludó mal”; en la cama pensarás en eso solamente.
Tenemos tendencia a lo malo siempre.
La persona que imagina hacia lo mejor
bloquea su fe, y el que nivela hacia lo más bajo, la potencia.
Por ejemplo, si llueve y pensás que si hubiera salido el sol saldrías a caminar, bloqueas tu fe; pero si nivelas para abajo y decís: “Gracias Señor que tengo un techo, hay otros que se están mojando”, entonces potencias tu fe.
Nivelá para abajo, porque si nivelas para arriba siempre estarás insatisfecho.
Los que siempre nivelan para arriba dicen: “¡Ay! Si hubiese logrado...”; “¡Ay! Si yo tendría...”
Da gracias por lo que tenés,
y Dios te dará lo que querés.
Gratitud es la puerta para traer un milagro del mundo espiritual y poseer lo que te falta.
Dios no concede peticiones a los insatisfechos sino a los que dicen: “En pobreza o en riqueza, en todo y por todo he sido enseñado, todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Te habilita para obtener mayor bendición.
5-Valorar el golpe y no a la flor.
Este mecanismo dice: “Voy a valorar más al que me lastima que al que me trata bien”.
Una vez fuimos a predicar a un país donde preguntaron qué necesitábamos y pedimos una cama donde poder dormir, solamente. Ministramos en todas las reuniones y hasta cualquier hora.
Otro pastor invitado exigió que lo fueran a buscar al aeropuerto en limusina, un hotel seis estrellas, chofer, vigilancia, en su habitación debía haber rosas; predicó y se fue.
Esta experiencia nos dejó una enseñanza:
La gente que maltrata llama la atención.
Cuando alguien es maltratado busca agradar al que lo maltrata y es porque se activó un sentimiento de rechazo que no está sanado.
Hay gente que valora más a los que maltratan y por eso permanece en esos lugares donde lo tratan mal.
Aléjate de los que te lastiman, valorá a los que bendicen y entraras en grandes niveles de fe.
Revelación:
“Mañana a estas horas todo volverá a la normalidad en tu vida, Dios estará trabajando, y cuando vuelvas a tu campamento habrá abundancia; tu enemigo
se habrá ido y la paz del Señor reinará en tu casa.
Gente inesperada te dará la noticia que Dios trabajó a tu favor. Soltá fe.
Siempre habrá puertas abiertas.
I- Las puertas son las oportunidades de parte de Dios.
En la Biblia hay:
-Puertas de madera, son las que hay que sostener para que no se caigan; son las oportunidades minúsculas.
-Puertas de bronce, son más difíciles de capturar.
-Puertas de hierro.
-Puertas dobles. En el antiguo Testamento, muchas veces cuando se entraba a una ciudad había que atravesar dos puertas porque había muro rodeando. Se entraba por una puerta, se caminaba un trecho largo por el muro y por la segunda puerta.
Se nos presentarán cosas grandes y tendremos que derribar dos puertas.
Sean de madera, de bronce, de hierro o doble puerta, Dios las despedazará en Su nombre y tendremos las puertas abiertas para la bendición que nadie podrá cerrar.
Isaías 60 dice: “Abriré una puerta día y noche”
Debemos estar en las puertas, o sea en las oportunidades.
-Rut se casó con Booz en una puerta.
-Mardoqueo quería llamar la atención del rey y se paraba en la puerta para que lo vea.
-Jeremías, le dijo el Señor: “Ven y ponte a la puerta de los hijos del pueblo por la cual entran y salen los reyes”.
-Pedro y Juan levantaron un paralítico de cuarenta años en una puerta.
II- Cuando las puertas se abran:
1- Encontrarás enemigos.
Los enemigos indican que hay puertas abiertas, oportunidades de Dios.
No te concentres en los enemigos; puertas abiertas y enemigos vienen de la mano.
1 Corintios 16: 9 “Se me ha abierto una puerta grande y eficaz y muchos son los adversarios”.
Un cuchillo me puede lastimar si lo tomo por el filo.
Dios deja a los enemigos para que aprendas a tratarlos (tomarlos por el mango), y nadie más podrá lastimar tu corazón.
2- Vendrán reyes.
Isaías 60: “... y serán traídas las riquezas y los reyes vendrán a tu mano”.
Por las puertas vendrá gente clave, que te bendecirá, dará paz, prosperará.
Quédate parado en las oportunidades y si crees, lo verás y disfrutarás.
3- Vendrán riquezas.
Las puertas están abiertas, vendrán finanzas de día y de noche, de manera inoportuna, extraña, envasada.
Isaías 48:17 “Es Dios quien me enseña lo que me conviene”.
Conviene, en el hebreo significa: “ganar”.
Dios me enseña a tener ganancias.
2 Corintios 2:12 “cuando llegué a Troas para predicar, se me abrió una puerta grande, pero no tuve reposo en mi espíritu”.
La puerta estaba abierta pero Pablo estaba intranquilo porque Tito no estaba con él.
Si Dios abre una puerta no es para ser egoísta y entrar solo sino para compartir.
Soy una puerta para otros.
Si quiero ser bendecido, debo ser de bendición.
Cuando David recuperó el Arca de la presencia de Dios, el coro estaba en la puerta, ellos eran la puerta.
David danzaba y cantaba: “Alzad o puerta vuestras cabezas, y alzaos vosotras puertas eternas y entrará el rey de gloria”.
El pueblo gritaba: ¿Quién es ese rey de gloria?
Respondía David: “Jehová el fuerte y valiente, Jehová es el rey de la gloria”. Salmo 24.
III- Debo pararme en las puertas y confesar.
Deuteronomio 11:20 “Las palabras que Dios te dice, tienes que hablarlas en las puertas de las ciudades y en las puertas de tu casa”.
La puerta es un símbolo.
Parate delante de cada oportunidad (en tu trabajo, una amistad nueva, lo que fuese) y hablá la Palabra del Señor: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.”Donde está el espíritu de Dios hay libertad”, “Soy libre de miedo, de inseguridad y del diablo” “Por las llagas de Jesucristo he sido sanado y lo confieso en el nombre del Señor”.
El que confiesa, posee; el que declara, obtiene, porque Dios honra Su palabra que dice: “Cuando te pares en las oportunidades habla mi palabra y la cumpliré”.
Veré mis problemas desde la óptica espiritual; a veces son tontos y nos preocupamos por simplezas.
Ver desde la óptica espiritual es creer que cada problema trae una recompensa que recibe quien lo resuelve.
José le resolvió el problema a faraón y se quedó con el gobierno;
Daniel resolvió un problema al rey al interpretarle un sueño extraño y se quedó con tres gobiernos.
Cuando resuelvas tu problema desde la óptica espiritual, gózate porque hay un botín para vos.
IV. Todas las puertas están abiertas para mí.
Es hora que dejemos de estudiar al diablo y traer la cabeza de Goliat para festejar en el nombre del Señor.
Basta de estudiar los dones del Espíritu, es hora que sean practicados.
Viene un tiempo de grandes logros, no de las grandes palabras.
Ajustá tus manos porque tendrás la cabeza de Goliat y la recompensa de los problemas que hayas resuelto en el Nombre del Señor.
Apocalipsis 3:8 “Yo conozco tus obras mira que delante de ti he dejado una puerta abierta que nadie podrá cerrar”.
La puerta de tus sueños nadie la podrá cerrar.
¡Prepárate! Recibirás por la puerta a reyes, riquezas, ganancias y nadie podrá cerrarla.
Comerás y disfrutarás, mañana a esta hora todo estará normal.
Vendrán leprosos, gente sin valor, desconocida a traerte buenas noticias; y cuando vayas al campo de tus enemigos, habrán huido y su botín te pertenecerá y lo traerás al pueblo.
No te quedes parado en la puerta sin fe,
porque esos son atropellados por los que corren para tomar lo que Dios les prometió.
Ya está hecho en el Nombre de Jesús.