Isaías 43; 1: “Pero ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: «No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas.
Yo soy el Señor, tu Dios. »”
Ser cuidado es muy placentero, pero a veces las mujeres confundimos ‘quiero que me cuides’ con ‘quiero que seas mi dueño’. Estas mujeres creen que tienen una realidad difícil de manejar, por eso creen que necesitan de alguien más fuerte que las cuide porque sienten que no tienen la capacidad para hacerse cargo de ellas mismas.
Las mujeres débiles creen que tienen que dejar sus vidas en manos de alguien, porque tienen la creencia de que el mundo es peligroso y ellas están desamparadas. Generalmente estas mujeres no buscan amor, no buscan sexo, tampoco seducción; lo único que buscan es estar a salvo.
Debemos lograr una revolución emocional para no depender de nadie, porque mientras yo dé mi vida por algo; voy a dar cualquier cosa por tener a alguien a mi lado.
Cuando dejamos de buscar alguien que nos cuide y buscamos portadores de visión, se produce esa revolución.
Un portador de visión, es una persona que está cerca de tu vida para dar esperanzas para tu sueño.
Un portador de visión no te exige, simplemente te empuja a seguir adelante. Un portador nunca va a hacerte sentir menos, porque siempre respeta tu sueño.
Tenés que buscar gente que sea sponsor de tu sueño;
- Tenés que tener un sueño; hay mujeres que no saben para qué están en la vida. Tenés que pensar en algo grande; para que un sponsor quiera trabajar con vos.
- Tenés que empezar a cosechar logros propios. Tenés que ser fiel y batallar por el sueño que Dios te dio. Tenés que ser protagonista de tu vida y construirla. Estás hecha para brillar en el nombre de Jesús.
Tenés que bendecirte: Dejá de ser invisible para el mundo y hacete ver. Que la gente te vea por lo que Dios dijo que sos. Hacé que valga la pena vivir. Toda bendición que te des a vos misma te va a otorgar el cuidado y la protección que necesitás. La bendición te protección. A las mejores palabras proféticas tenés que dártelas vos.
- Tenés que aceptar los cambios sin asustarte: Cuando Dios quiere cambiar algo en tu familia, en tu barrio, el cambio va a empezar en vos. Lo cambia primero en vos para después poder cambiarlo en el resto.
Dios te va a correr de lo familiar y va a hacer cambios para convertirte en algo que hoy no sos, pero que sí sos.
A veces te va a pasar como a Pedro que cuando vio que Jesús había muerto en la cruz quiso volverse a pescar; porque uno siempre quiere volver a lo seguro. Pero Jesús siempre va a pedirte que salgas de la barca. Cuando decidiste hacer algo no vuelvas atrás mujer; no vuelvas a lo conocido, a lo cómodo. Moverse es difícil, pero no retrocedas porque la experiencia de hoy te hizo crecer muchísimo.
No creas que todos están cuidándote, porque hay muchos que lo único que hacen es retenerte; te retienen la fe, los sueños, la esperanza y tanto vos como ellos están creyendo que te cuidan. ¡No permitas que te retengan la vida mujer, porque dentro tuyo hay fuerzas del cielo!
No busques protección donde no la hay, no vuelvas atrás, no busques consejos viejos.
¡Vos podés mujer!
Dios siempre te va a llamar cuando te vea metida otra vez con la misma gente y en los mismos lugares de antes. Buscá gente que entienda tu sueño, y si no lo entienden que te digan que vos lo vas a lograr. Buscá un sponsor espiritual que te aliente y no que te cuide.
Tomá lo grande de Dios y recordá lo que dice el Señor: ‘mía eres tú’, si dijo que sos suya, Él va a cuidarte
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