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ALEJANDRA STAMATEAS: MI PAREJA NO ME TIENE EN CUENTA
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De: Alondra bat Yeshúa  (Mensaje original) Enviado: 21/11/2009 00:47

Mi pareja no me tiene en cuenta

Alejandra Stamateas 

Ezequiel 16: 4-8
“El día en que naciste no te cortaron el cordón umbilical; no te bañaron, no te frotaron con sal, ni te envolvieron en pañales. Nadie se apiadó de ti ni te mostró compasión brindándote estos cuidados. Al contrario, el día en que naciste te arrojaron al campo como un objeto despreciable.
Pasé junto a ti, y te vi revolcándote en tu propia sangre y te dije: ¡Sigue viviendo; crece como planta silvestre!
Tú desarrollaste, y creciste y te hiciste mujer. Y se formaron tus senos, y te brotó el vello, pero tú seguías completamente desnuda.
Tiempo después pasé de nuevo junto a ti, y te miré. Estabas en edad del amor. Extendí entonces mis manos sobre ti, y cubrí tu desnudez. Me comprometí e hice alianza contigo, y fuiste mía. Lo afirma el Señor omnipotente.”

Cada vez que hablamos corremos el riesgo de ser mal interpretadas e incomprendidas.

La interpretación más común que hacen los hombres cada vez que las mujeres hablamos es que somos muy complicadas.

Las mujeres no somos complicadas, somos sofisticadas , y quiero demostrártelo a través de un ejemplo sencillo.

Hay cremas que son de limpieza, otras desmaquillantes y otras tonificantes; pero a su vez existen cremas que reúnen a todas en una sola.

Yo me pregunto; ¿es más complicado usar una sola o usar las tres por separado?
Si tenés una crema para cada cosa, ¿no es más complicado pedir que una sola tenga todo?

La persona complicada no es la que tiene muchas cremas, sino la que cree que con una va a lograr el milagro.

La que usa muchas, es una mujer sofisticada.

Las mujeres tendemos a usar técnicas de comunicación que aparentemente complican la vida de los demás y la nuestra.

Técnicas que usamos las mujeres.

  1. ‘Subite, sentate y agarrate.
    Las mujeres siempre necesitamos expresarnos.

    Cuando las mujeres empezamos a hablar no tenemos marcha atrás, en cambio, los hombres se asfixian con sus propias palabras.

    Hay mujeres a las que le dan pie para hablar y expresan todo.
    Si las mujeres no hablamos, explotamos.
  1. Técnica del taladro
    Hay mujeres que repiten las mismas cosas muchísimas veces a los hijos, al marido.
    Son esas mujeres que están todo el día preguntándoles a sus hijos si hicieron la tarea y al marido si pagó los impuestos.
  1. Técnica de la ambigüedad
    Las mujeres somos narrativas; nos gusta practicar lo que vamos a decir para encontrar las palabras correctas, para no equivocarnos.

    Ensayamos en qué parte sonreír, en qué partes hablar más suave, etc.
    Vivimos editando y nunca vamos al grano.

    A las mujeres nos gusta narrar, no podemos contar la situación concreta.
    Para los hombres no hay nada peor que la ambigüedad.


    Si tu marido te está preguntando qué hay para comer, respondele eso; no le digas qué es lo que no hay, porque no le interesa. Y no es que no le interesa porque no te quiere; sino porque quiere ir al grano.
  1. Técnica de la verdad manipulada
    Cuando vos tenés la razón de algo, tenés una verdad; y a esa verdad le agregás emociones. Entonces esa verdad deja de ser neutral.

    Si no aprendés a manejar la verdad que tenés, esa verdad pierde autoridad.

    Si sabés que tu marido llegó tarde; y le decís ‘llegaste tarde , eso es una verdad. Pero si le decís: ‘los chicos te estuvieron esperando, los tenías que ver pobrecitos, los tres sentados alrededor de la mesa.

    Ahí hay una verdad que perdió autoridad porque le agregaste una carga emocional. Tendrías que haber ido al grano.

    Muchas veces las mujeres ‘usamos a los hijos para hacer que nuestro marido sienta culpa.

    La vida de pareja no es de esclavitud, es de libertad. Si estás viviendo en esclavitud es porque todavía no abriste los ojos para ver la realidad. Dios quiere que formes pareja para vivir en libertad.
    El mismo Dios que te formó a vos, formó a tu marido.

Génesis 2:24 ‘Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer y los dos se funden en un solo ser.

Nos han enseñado que la vida matrimonial es un equipo. Dios pensó a la pareja como algo más que un equipo. La pareja es una unidad.

La diferencia entre el café solo, la leche sola y el café con leche está en el sabor. Así es una pareja.

Una pareja no es un equipo, porque en un equipo cada persona tiene una función diferente y no se pueden salir de ella. Dios pensó en la pareja como una unidad donde ambos hacen diferentes funciones, de acuerdo al momento que se vive.

La iglesia y la sociedad se encargaron de decir que hay roles rígidos en la pareja; como que la mujer tiene que estar dentro de la barca y el hombre trabaja fuera de ella; la mujer tiene que cuidar y el hombre proveer.

Dios pensó a la pareja como una unidad donde si vos crecés, tu pareja crece, porque vos creciste. Unidad es que si yo pienso cómo crecer, mi pareja también eleva su nivel.

Si vos decís: ‘mi pareja no me tiene en cuenta , es que todavía están funcionando como equipo, donde cada uno tiene roles estereotipados y mundos separados.

La unidad es un concepto fundamental para entender el proyecto de Dios.


Si con tu pareja funcionan como equipo, van a funcionar más o menos bien, pero si se atreven a subir a un nivel mayor de unidad, van a crecer para lograr poner lo mejor de cada uno, y funcionar de la mejor manera.

En la unidad no hay roles rígidos.

Para llegar a la unidad y dejar de ser equipo hay que aplicar ciertos principios:

  1. Debo poner fecha a las conversaciones difíciles:
    Esto sirve para hablar con tu ex pareja, con tu mamá, con tus hijos, etc.

    Cada vez que tengas que tratar con alguien un tema difícil poné fecha.

    Hay mujeres que quieren hablar en el momento en el que están pasando las cosas; pero para qué, si ninguna de las dos personas está preparada. No hablar en el momento no es evadirse, sino que es dar lugar de importancia para tratar un tema específico.
  2. Debo preguntarme internamente por qué estoy enojada realmente: A veces discutimos por dinero; pero en realidad nuestro enojo pasa por otro lado. Discutimos por nuestros hijos, aunque en realidad la discusión no tiene nada que ver con ellos.

    Si estoy discutiendo con mis hijos, tengo que saber si estoy enojada por lo que estoy discutiendo, o en realidad estoy enojada por algo a lo que no me atrevo a ponerle nombre.
    Tengo que ponerle nombre al enojo que tengo .
  3. Debo preguntarme, ‘¿Vale la pena pelear por esto?:
    Peleamos por cosas que no vale la pena discutir, pero lo hacemos porque tenemos el hábito de la discusión, de la pelea.

    Preguntate si vale la pena pelear con esa persona que en algún momento elegiste en tu vida para hacer un proyecto maravilloso.
  4. Debo preguntarme, ‘¿Cómo podemos beneficiarnos los dos? : En una unidad ambos se benefician. Cuando estamos en una situación difícil pensamos en ganadores y en perdedores. En una pareja no es cuestión que uno gane o pierda el otro, sino que se trata de deseos y necesidades satisfechas.
  5. En una pareja unida se presenta un solo frente: Cuando estás en desacuerdo con tu pareja tienen que lograr pararse en un punto común. Si te parás en un punto, de ahí pueden salir muchos más.

    Dice que un día estaban los discípulos con un chico que tenía epilepsia y no podían liberarlo. Cuando se acercó Jesús el padre de este chico le dijo que si podía los ayudara.

    El papá no le dijo ‘ayudalo a él; le dijo que los ayudara. Ese es el concepto de unidad; cuando en la familia hay uno que está mal, toda la familia está mal.

Dios siempre ve todo en términos de unidad , por eso dijo: ‘tú y tu casa, serán salvos.
Dios no pensó en salvarte sólo a vos. Toda tu familia está incluida en el proceso de la salvación, y Dios lo va a hacer porque Dios nunca se rinde.

Atrevete a subir al nivel de la unidad en tu familia.
El nivel en el que no hay hombre y mujer, no hay tareas específicas, no somos un equipo, sino que todos hacemos de todo.


En tu casa no tiene que haber perdedores, todos ganan. Si hay unidad, y uno suelta su potencial, ese potencial se suelta en todos. Cuando uno conoce a Jesucristo, involucra a todos los suyos bajo los cielos abiertos, y la bendición de Dios.

Dios quiere que aprendamos a vivir en la unidad. Está bien el trabajo en equipo, pero a Dios le gusta el nivel que sigue, el nivel de la unidad.

Hay tres momentos en la vida de una persona; dice el pasaje de Ezequiel.

El primero es el comienzo ; son los momentos de crisis. Es cuando en la pareja hay crisis, cuando no sabés llevar adelante la vida de pareja.

En los tiempos de crisis Dios pasa por tu casa, por tu vida y la palabra que Él suelta es ‘VIVE .
Cuando hay tiempos de crisis Dios te dice que vivas. Aquello que murió va a vivir, aquello que está mal va a tener vida.

El segundo tiempo es el tiempo del crecimiento .
En la vida de pareja pasamos por un tiempo de crecimiento cuando cada uno se va dando cuenta que tiene potencial. Es el tiempo en el que cada uno se da cuenta de sus capacidades. Este es el tiempo del autodescubrimiento.

El tercer momento es el tiempo de pacto , el tiempo de juramento. Es el tiempo justo en el que Dios hará algo más grande en tu vida de pareja.

Que estés en tiempos de amores, es el único requisito para estar en tiempo de pacto.

Tiempo de amores es pasión. Dios va a transformar tu vida de pareja, cuando tengas pasión por esa transformación.

Pacto es más que un sentimiento. El pacto que Dios hizo con nosotros sigue vigente a pesar de cualquier cosa que pase. Dios un día decidió amarte e hizo un pacto.

Hay mujeres que me escriben y me dicen que se alejaron del Señor y quieren volver. Quiero decirles a ellas, que Dios respeta el pacto que hizo, y nunca retira su amor sobre sus vidas. Solo tienen que desearlo y anhelarlo nuevamente.


El amor es una decisión; vos podés decidir volver a amar a tu pareja.

El amor no es solo un sentimiento, es también una decisión. Es decidir que las cosas van a cambiar, que la pareja va a funcionar como una unidad y no como un equipo.
Es decidir que algo maravilloso ocurra.

Decidí amar. Si todavía estás en pareja, decidí volver a amar, porque si estás en tiempo de amores, estás lista para el pacto, para que ocurra algo nuevo.

¿Qué anhelás de tu pareja? ¿Qué cosas te gustaría vivir?
Tenés que desear el tiempo de amores. Pedile a Dios que añada algo más grande.

Todas las mujeres tenemos capacidad para el amor. No tengas miedo esto es un proceso; la vida de pareja es un proceso que está por venir. No te puedo decir cuándo, pero si estás en tiempo de amores, Dios va a cumplir con su pacto y va a llegar.

Lo que has hecho con tu pareja no es tiempo perdido, ni desperdiciado, porque si le diste algo a él, también te lo estabas dando a vos. No te reproches lo bueno que hiciste, porque también lo hiciste por vos. Si perdonaste a tu pareja, fue bueno para los dos, porque optaste por no acumular odio.

No tengas pena por los años que entregaste, porque los entregaste para vos, en tu tiempo de crecimiento.

Todo lo que hiciste por el otro, también lo hiciste por vos, y eso es parte de la unidad. Dios creó a la pareja para la unidad, nadie pierde, todos ganan.

Empezá a ver lo que ganaste. Acordate que Dios pasó por tu casa y dio la orden para que vivas, y cuando Dios dice que algo viva, vive. Vos hoy tenés vida y en abundancia porque el Señor pasó por tus días.

Si no tenés pareja, pedísela a Dios para cumplir con la unidad.

Si tu pareja se fue, recordá los buenos tiempos.

Por Alejandra Stamateas

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