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ALEJANDRA STAMATEAS: COMO SUPERAR LAS TENSIONES
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De: Alondra bat Yeshúa  (Mensaje original) Enviado: 21/11/2009 01:19

Cómo superar las tensiones

Alejandra Stamateas

 

Éxodo 33: 12-17

Tener cierto grado de tensión en la vida es necesario porque al resolver los conflictos crecemos. Si todo lo tuviéramos servido y nada por resolver, no maduraríamos.
De acuerdo a las tensiones superadas a lo largo de la vida será el grado de madurez que alcancemos, y si las tensiones se acumulan surgirán los problemas.

Respecto a los problemas nos enseñaron los siguientes errores:

1- Que los problemas vienen de parte de Dios.
Dicen: “Si Dios lo mandó no puedo hacer nada, es su voluntad que pase por esta dificultad, crisis o conflicto”. Este concepto es erróneo, y al que lo cree y no hace nada para resolverlo se le sumarán otros conflictos.

¡Dios no envió lo que te está ocurriendo!
Dios no planifica derrotas para nuestra vida, no manda enfermedades para que nos convirtamos a través de ellas ni envía lo negativo. Que Él aproveche la situación, mi descuido físico, mi maltrato, mi error y lo transforme para bien, puede ser, pero nunca lo enviará.
Si lo acepto como “voluntad de Dios” me paralizaré y nunca cambiaré la realidad.

2- Que no puedo transformar mi destino.
“Esta es mi cruz”; “Así nací y así moriré”; “Unos nacen con estrella y otros nacen estrellados”; “A mí me estrellaron veinte veces y tengo que aguantar”. Y de esa manera, muchas mujeres aceptan pasivamente lo que les ocurre.
¡No seas pasiva frente a la tensión!

3- Que si me ocurre algo malo es porque “cometí un pecado.”
Siempre aparecerá alguien (como los amigos de Job) que dirá: “¡Algo habrás hecho!”, “¿Revisaste tu vida?”, “¿No tendrás algo oculto?”, “¿Estás actuando bien?”
Constantemente la sombra del pecado (típico concepto perseguido desde hace tiempo): “Dios te va a castigar” (por un pecado que ni te diste cuenta de haber cometido.)

Había un ciego y le preguntaron a Jesús: ¿ Quién pecó, éste o sus padres ? Buscaban un responsable.
Cuando no nos podemos ocupar de lo que nos ocurre responsabilizaremos a alguien y, si no tiene explicación los problemas se acumularán.

Debemos vivir de acuerdo a lo que Dios cree que nos merecemos y no conforme a lo que pensamos.

El común de estos tres argumentos es la pasividad: “frente a una crisis no te muevas”; “no hagas nada”; “quedate inmovilizada”. Y así aparecerá el Síndrome de la impotencia aprendida : “Por más que haga algo, nada me saldrá bien”; “Si Dios me lo mandó”; “Si mi destino es que viva así, ¿qué voy a hacer? Tendré que soportar y cargar la cruz toda mi vida.”
Y los problemas te envolverán como una telaraña, la tensión te atrapará produciendo un espacio vacío (porque no hiciste nada) que algo o alguien ocupará: la enfermedad, la pobreza, la ignorancia.

Debemos salir de la pasividad.

Todo lo que nos ocurre es para crecer, los problemas son para encontrarle la solución que Dios ya puso dentro nuestro y aplicarla. En la pasividad la telaraña te dejará inactiva.
Si alguna vez te quedaste quieta y dijiste: “El tiempo lo resolverá”, tenés que saber que estás puesta por Dios para resolver las situaciones difíciles.

¿Qué hacer?
• 
No cargar con problemas ajenos.
•  No te adelantes a las circunstancias.

Cada día trae su propio afán

Resolvé hoy lo que te corresponda y mañana lo de mañana, porque si no sabés qué hacer, estarás pensando en el problema y acumularás tensiones. De cada problema podremos resolver una parte pequeña, quizás no todo, y lo demás se resolverá solo.

•  No compliques lo sencillo.
Cuando aparecen las crisis hacé sencilla esa circunstancia, decí: “Esto es para que la gloria de Dios se manifieste en mi vida.”

Tres principios para superar la presión.
•  El principio de la presencia

Moisés le dijo a Dios: Si tu presencia no viene conmigo no nos saques de aquí. En todo lugar Dios está presente, su presencia es real en tu vida. Moisés no temía al desierto sino tenía miedo a que Dios no estuviera en el desierto.

A veces debés ponerte firme hasta con Dios, porque El quiere ver que no te movés de tu decisión, quiere ver tu fe, saber que no te moverás para atrás sino para adelante.
Si aprendés a discernir la presencia de Dios, su perfume, y decís que entre tu problema y vos está Dios, cuando ocurra la solución será tuya.

Aprendé a discernir a Dios en todo lugar, en cualquier situación por más traumática y difícil que sea, porque saliste de la comodidad y Dios está con vos y la solución es a tu favor. Cuando se le presentó Dios, Jacob dijo: “El Señor está en este lugar y no me di cuenta.”
Cuando estamos en medio de la tensión podemos no discernir la presencia pero tengo la victoria porque jamás me abandona.

•  El principio de poder.
Aunque parezca que todo está en mi contra debo reconocer que Dios siempre tiene el poder y está a mi lado.

Efesios 1:19 “
Hablad de la súper eminente grandeza de su poder.”
Jesús dijo: “ Si ustedes permanecen en mi y mi palabra permanece en vosotros, pídanme lo que quieran y se lo daré”.

La condición es permanecer en Él.

Si en medio de la crisis recuerdo que la “supereminente grandeza de Dios está a mi favor”, entonces todo lo que pida El me lo dará. Ponete de acuerdo con Dios, decí: “Estoy pasando una crisis, reconozco que no sé que hacer, pero esto no me va a dejar paralizada, Dios está a mi favor, y el problema dejará de serlo, se transformará en victoria sobre mi vida.”

•  El principio del fluir.
Aprendé a fluir en medio de las tensiones diarias, y llegará un momento en que nada te pondrá ansiosa y las crisis no te preocuparán.

Pablo decía: Para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia; es decir “ya no me pone ansioso, no me preocupan, ni la vida ni la muerte, porque voy de ganancia en ganancia.

Si Dios te sanó una vez lo hará otra vez, así que fluí. El principio del fluir es una capacidad que tenemos de unirnos a El, ser uno con El.

En medio de la crisis debo concentrarme en Dios, de lo contrario la crisis me hipnotiza; cuanto más miro el problema menos hago.

Fluir es la capacidad para concentrarme sólo en Dios que está presente y tiene el poder. No te desconcentres porque el único propósito de la crisis es ese, que te olvides de Dios.

Pedro no había pescado nada y Jesús le dijo: “Meted otra vez la red” (de alguna manera le estaba diciendo: “los peces están todavía en el agua, el que salió del foco fuiste vos”).

Las bendiciones están pero si nos salimos de foco no las podremos tomar. Siempre están ahí porque estamos sentadas en los lugares celestiales donde hay pura bendición; si me distraigo por la tensión debo volver a enfocarme, a tirar la red y juntar los peces, tomar la bendición que Dios me regaló, que me corresponde y tengo derecho a usar.

Los problemas siempre te pondrán resistencia, tu mente, tu cuerpo se van a resistir y decir cosas negativas, la mente nos tratará mal, se pondrá en contra, suelta pensamientos negativos (“de esta no vas a salir”, “hiciste las cosas mal”, “no te van a querer más”, “se van a burlar de vos.”)
La mente se pone en nuestra contra, resistí a la mente que te maltrata con las promesas de Dios.

•  El principio del amor de Dios.
Frente a la tensión, a los problemas, confiá en el amor de Dios que no puede evitar amarte, porque Dios es amor. Cuando Dios nos ve le provocamos satisfacción, porque ve a sus hijas vivas, buscando respuestas, queriendo crecer y madurar, aunque se auto condenen.

Mientras atravesás un problema el amor de Dios fluye, por eso en medio de la tensión envolvete en Él y no en la telaraña de las crisis. El amor de Dios es el que te levanta de todas las dificultades, actúa como un filtro, detiene lo negativo que viene sobre tu vida.

Nada nos separará del amor de Dios.

¿Qué te quiere separar del amor de Dios? Tribulación, angustia, nada te separará del amor de Dios. Dios está presente en tu vida porque te lo prometió.
Se soltará un nivel de fe superior para tomar lo que te corresponde en los mayores niveles de fe donde uno puede atrapar más bendición.

Dios te dice: “ Volvé a tirar la red porque los peces no se movieron, vos te desenfocaste pero la bendición está.”

Parate en los lugares celestiales!

Por Alejandra Stamateas

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