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ALEJANDRA STAMATEAS: NO CREO EN NADA NI EN NADIE
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Alondra bat Yeshúa  (Mensaje original) Enviado: 21/11/2009 01:37

No creo en nada ni en nadie

Alejandra Stamateas

 

Pasaje bíblico: 1 Corintios 4: 3

Cuando algo nos sale mal lo primero que hacemos es criticarnos.

Pablo dijo: “ No me interesa lo que ustedes opinen de mí, ni mi opinión acerca de mí”.

No debe importarte lo que te decís a vos misma, sobrepasalo, porque en general no es bueno. Debemos permanecer firmes y seguir adelante aunque sea con miedo o crítica. No te juzgues aun cuando te equivoques, nunca te detengas.

Para muchas mujeres es difícil tratarse con cariño y a veces, eso es más importante que arreglarse, higienizarse o hacer un chequeo médico.

Tratarse con cariño es:

-Escucharse atentamente (y pocas veces lo hacemos.) Escuchamos a los hijos, al esposo, las telenovelas, a las discípulas, pero jamás oímos las cosas que tendríamos que decirnos, no queremos escuchar lo que hablamos.

- Respetarse es estar atentas a lo que viene de nuestro interior, a las necesidades, emociones, sentimientos.

-Reconocer que es bueno poseer todos los sentimientos.

A veces las mujeres decimos: “Siento bronca, celos, envidia, competencia” y lo ocultamos porque creemos que es una parte débil.

Una mujer es libre cuando acepta que puede tener sentimientos negativos y positivos.

Cuando comemos o dejamos de comer ingerimos emociones y no comidas. Con ira vamos a la heladera y buscamos tapar con alimentos la emoción negativa que no nos atrevemos a soltar.

No expresamos el enojo porque la sociedad nos dijo que “no es bueno que una mujer exprese su ira o bronca.” Debemos expresar la ira en forma correcta y con quien corresponde.

- Aceptar lo que sentís.

Aceptando un sentimiento podrás transformarlo. Aceptarse, respetarse, cuidarse es decir: “ Hoy me siento bárbara” y en otro momento , “Me siento mal pero veré cómo lo soluciono”.

- Hablar positivamente , con palabras de consuelo hacia sí mismas.

Muchísimas veces tuvimos paciencia a otros pero no a nosotras mismas.

Por ejemplo, se nos cae un plato o una taza y lo primero que decimos: “ Qué tonta soy ” Nos atribuimos un castigo, un pensamiento negativo, antes que nada.

Supongamos que hay alguien a nuestro lado en esa circunstancia, ¿que nos gustaría que dijera? “ No importa”, “No es nada”, “No te preocupes”, “A cualquiera le puede pasar”; Entonces, ¿Por qué no intentamos decirnos lo mismo? ¿Por qué el castigo ante una equivocación? Hay que darse otra oportunidad; el error parece que deja una marca para siempre.

Debemos tratarnos cariñosamente y ejercitar paciencia con nosotras mismas.

“ No importa, yo no soy ese error, puedo seguir adelante”; “Me equivoqué en un momento, pero soy una hija de Dios y haré las cosas bien porque estoy capacitada por Él.”

En muchas áreas, las mujeres, aun no hemos sido libres porque hay modelos sociales, conceptos internalizados aprendidos durante tiempo prolongado, que no son fáciles de excluir. Procedemos con actitudes o acciones modernas pero, en el fondo, hay pensamientos que nos esclavizan.

Conceptos sociales que debemos desterrar:

1- Vivir para los demás .

La mujer no debe dedicar su vida a otros. Nos dijeron: “Naciste para darte a los demás”, “Tenés que sacrificarte porque otros te necesitan”

2- Pasar desapercibida.

Aprendimos: “ No es bueno que una mujer se haga notar mucho”, “Mejor “calladita”, que no hable mucho.”

3- Tus deseos no son importantes.

“Primero debes satisfacer los deseos de los demás y después los propios.”

¡Cuántas veces dejaste tus deseos por satisfacer el de otros! ¡Cuantas veces quisiste comprar algo pero primero estaba el par de zapatillas de tus hijos!

Mujeres que han dejado sus carreras universitarias al casarse “ porque primero tiene que terminarla mi esposo” ; luego tuvieron hijos y fueron postergándose por tiempo indefinido en beneficio de los demás.

Entregaron sus deseos en favor de otro, porque “supuestamente” el de ellas no eran tan importantes.

4- Quedar bien con todo el mundo.

Parece que siempre tenemos que sonreír, quedar bien con todos, poner paz a cualquier precio, en todo momento y tratar que nadie se enoje con nosotras.

Debemos ser libres de los modelos negativos.

Desarrollar tu aspecto cariñoso es:

1- Poner fin a la denigración interior.

No te rebajes ni compares con nadie.

En una situación difícil lo primero que aparecerá es la crítica y lo negativo; una voz obsesiva no terminará de callar su mensaje constante: “ no sos competente”, “no lo vas a lograr”, “no vas a tener éxito.”

Silenciá la voz de la obsesión que te tortura, a pesar de cualquier obstáculo seguí adelante, tenés todo para conquistar tu sueño.

2- Tener una postura valiente.

¿Cuál es tu actitud al entrar a un lugar público, por ejemplo un restaurante o confitería, una fiesta o la iglesia?

Siempre es más observada aquella persona que se pasea por el lugar pero, como las mujeres tenemos vergüenza de mostrarnos, nos deslizamos como si tuviéramos algo malo: los kilos de más o de menos, el cabello mal, la ropa. Pretendemos que no nos vean, por eso nos apresuramos, caminamos con la cabeza agachada, nos sentamos rápido sin mirar a nada ni a nadie, y lo hacemos en la mesa de más al fondo.

No te escondas detrás del apuro, ¡valorate! Hay muchas cosas por la que mereces ser apreciada; parate bien en la vida, ocupa tu lugar, tu espacio, tu tiempo. Lo que posees nadie lo tiene, sos única porque Dios te creó así. Nada se compara a vos, no te avergüences de lucir, la luz de Cristo te hace brillar donde vayas. Y no es orgullo; ocupar tu espacio es tener la humildad suficiente de saber quién sos. Acaríciate a vos misma.

3- Ocupar tu espacio.

Las mujeres queremos aparentar que somos más pequeñas de lo real: nos quitamos los años como si fuera una virtud, porque el modelo social es “pasar desapercibidas.”

Agachar la cabeza frente a todo te hace más pequeña y no ocupas espacio; pero

Espacio y poder están relacionados.

El mundo es tuyo por eso no debes ocupar menos espacio. A Dios le gusta que determines tu territorio, que respetes lo que El te dio, ocupes, cuides y multipliques lo que te pertenece. De acuerdo al lugar que Dios ocupa en tu corazón es el poder que Él tiene sobre tu vida.

4- Hacer escuchar tu voz.

“Cuando yo hablo en casa parece que hablara a la pared, nadie me da importancia, mis opiniones nos valen, hablo a la nada.”

No es que tus opiniones no son importantes, tiene que ver con la manera de comunicarlo, cómo hablas acerca de tus deseos y necesidades.

Debemos desterrar tres formas de trasmitir los mensajes:

1- En tono agresivo.

Queremos pedir algo y lo hacemos en tono agresivo: “Ya tendrías que habérmelo dado”, “tendrías que saberlo” Entonces el otro se siente dominado, que está siendo tratado como cualquier cosa y se niega a darte algo. No es que no te lo merezcas, que no es un buen deseo, el problema es que lo decís agresivamente, creyendo que así vas a lograr algo y lo único que expresas es incredulidad en lo que estás pidiendo.

2- En tono lloroso.

Son las mujeres que piensan que dando lástima obtendrán lo que quieren, que si lloran el otro los verá sufrir y les tenderá su mano. De igual manera es con Dios y a Dios no lo mueve el llanto sino la fe.

Dios quiere ver a una mujer determinada y no a una víctima, porque El ha puesto todo dentro de su corazón y estás completa en El. ¡Debes actuar como tal!

3- En tono infantil.

Al hablar infantilmente, el otro se pone en el rol de mamá o papá, y a “una nena” no se le da ni confía nada, sólo le confiamos a adultos, a mujeres que pasaron por situaciones difíciles y que supieron salir adelante.

No te hagas la pobrecita, ni la víctima, ni la llorona, no te sirve de nada porque tenés identidad.

La esposa de Lot no tenía identidad, se la conoció como “la esposa de…”

A muchas mujeres le pasa eso, sólo hablan de los logros de sus hijos, de sus nietos, y no pueden hablar de los suyos porque siempre fueron “la madre o esposa de…”

Debes reconocer tu identidad para seguir adelante, de lo contrario cualquier problema o circunstancia te detendrán en la vida.

Tenés un espíritu fuerte porque tu identidad está en Cristo y nada te podrá parar.

Si trabajas tu estima, alcanzarás el destino de gloria que te pertenece.

Dios te llamó a sueños grandes y el lugar donde hoy estás no es el tuyo, llegaste hasta acá pero no quedarás estacionado, seguirás creciendo porque si estás en las manos de Dios, Él te llevará de gloria en gloria y de poder en poder.

No te paralices, crecé.

No te comas las emociones, las iras y broncas. Hay mujeres que comen a escondidas, cuando se van todos abren la heladera y comen todo lo que hay, porque ocultan sus emociones.

Otras que comen las sobras porque creen que sus cuerpos son un tacho de basura y no merecen más que eso. No se permiten disfrutar.

Le preguntaron a un sabio cómo es vivir con sabiduría y respondió: “Es muy fácil, yo cuando como, como y cuando duermo, duermo ”.

Y la mayoría de las mujeres mientras comemos estamos pensando en un millón de cosas.

Aprendé a vivir en el hoy, a trabajar con tu estima, a creerte:

Si Dios cree en vos, ¿por qué no te crees a vos misma? ¿Cuál es la foto que llevas de vos misma? ¿Quién sos vos para vos? ¿Hay resabios del pasado en lo que te dijeron que eras, en la crítica que te hicieron o el dolor que arrastras?

Sos más que ese dolor, ¡estás viva!

Sos más que la circunstancia difícil, más que la enfermedad, más que cualquier problema, más que la angustia, más que el abandono, ¡sos la hija del rey!

Dios anhela que cambies la manera de verte a vos misma.

Fuimos creadas para amarnos no para odiarnos y la vida fue hecha para que la disfrutemos, ya que los sueños de Dios son grandes y muchos.

En la antigüedad era romántico morir joven y en los brazos del amado, pero hoy es romántico morirse con muchos años de edad y bien en todo aspecto, con todo el vigor.

Dice el Señor que te dará nuevas fuerzas como las del búfalo, que te hará volar, ser fuerte, amarte, respetarte, sacar la basura que viene cada día a tu mente y hablar bien de vos.

Hay cosas de tu cuerpo que no te gustan pero no es descartable, lo llevarás toda la vida con vos, por eso cuidalo.

Identificá qué te desagrada y entregaselo a Dios que le agregará valor.

Dios es especialista en tomar:

-lo que no es y hacer lo que es,

-el dolor lo convertirá en bendición,

-en lugar de lágrimas pondrá una sonrisa,

-tu fracaso lo usará para bendecir tu vida y la de muchos otros.

Muchas veces no podemos querernos porque hemos aprendido la culpa y tenemos que desterrarla. La culpa no nos permite ser felices, ata, tortura, atormenta, trae enfermedades.

Dios nunca soltará una palabra de reproche sobre tu vida porque te ama, sos su hechura, sos el poema, la poesía de Dios, no es su naturaleza castigarte.

Cuando te ve se emociona, sale amor de El y te canta una canción de amor, de aceptación, te abraza.

Y si Dios no te reprocha, no lo hagas vos misma con lo que está en el pasado. Dios quiere que te ames.

Debemos ser transformados como Jacob que fue un manipulador, un mentiroso, vivió como quiso pero en un momento no tuvo en cuenta su vida, su carácter, sus actitudes y se paró delante de Dios diciendo: “ No me voy a mover de este lugar hasta que me bendigas, hasta que me des lo que me prometiste.”

Y Dios se agrada de la mujer determinada a tomar la bendición del cielo.

Por Alejandra Stamateas

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