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ALEJANDRA STAMATEAS: NO QUIERO QUE MIS HIJOS REPITAN MIS ERRORES
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Alondra bat Yeshúa  (Mensaje original) Enviado: 21/11/2009 01:40
NO QUIERO QUE MIS HIJOS REPITAN MIS ERRORES
Alejandra Stamateas
 
Job 1: 5
 
Nuestros hijos son tesoros para nosotros, los amamos, queremos que conozcan al Señor, que le sirvan, que se deleiten adorándoles y puedan cumplir el propósito que Dios les dio.
La gran preocupación que muchas veces tenemos las mamás -y los papás también-, que los hijos no repitan nuestra historia, que no se manden las macanas que nos mandamos ahora o en nuestra juventud o adolescencia; que no sufran como nosotros.

Y frente a eso nos mantenemos alertas todo el tiempo analizando sus conductas. Vivimos mirándolos, observando si se van a equivocar, si van por el camino correcto o no; los evaluamos, estamos encima de ellos sermoneándoles: "no hagas esto o aquello".

Muchas veces hacemos lo que hacía Job, que preocupado por sus hijos, todos los días oraba por las dudas; y hacemos oraciones lacrimógenas, largas, reiterativas, pidiendo a Dios que los saque de acá, que los ponga allá, como si fueran muñecos.

Muchas veces vemos en nuestros hijos características similares a la nuestras, en carácter o reacciones y decimos "reaccionás como lo hacía yo cuando tenía tu edad". Los comparamos en temperamento, en impulsividad, "carácter podrido" o "son apasionadas", como nosotras.
No queremos que repitan formas de pensar y, cada vez que hace algo, lo asociamos con cosas que hicimos en el pasado: "yo pensaba igual que vos y así me fue..."; "yo también era confiado, y por creer en todo el mundo me sacaron dinero..."
Y estamos todo el día pendientes de que no repitan nuestra historia y
sin darnos cuenta, con esas declaraciones, los empujamos a que sí lo hagan.
Ponemos tanto énfasis en lo negativo, que comienzan a dudar de sí mismos y, tarde o temprano, caen en el mismo error que cometimos.
Es como cuando a un nene le decimos tantas veces "no toques eso", el nene va a tocar porque justamente el "no" le va hacer sentir tantas ganas de tocarlo que quiere ver "por qué eso no se puede tocar".
El énfasis que ponemos en lo negativo hace que los atemos a repetir nuestro error, porque nuestra esclavitud, los esclaviza a ellos.
El repetir lo negativo incentiva a hacerlo.
En lugar de hablar libertad,  bendición, seguimos sacando el espíritu de mujer esclava que está en nuestro interior y se lo trasmitimos.
La libertad de mis hijos, depende de que yo sea libre.
Cuando comienzan el jardín de infantes, en la semana de adaptación, las maestras coinciden en que la adaptación será el tiempo que la madre quiera que el nene esté.
Hay madres que están quince, veinte días y el nene sigue llorando;  le echan la culpa al nene que no se adaptó, pero el problema es la madre que no lo quiere soltar.
Porque la libertad de mi hijo depende de mi libertad.
Cuando una madre entiende que ya es tiempo de que su hijo vaya al jardín de infantes, lo suelta; pero cuando no está segura y es una madre esclavizada, lo va a retener y muchas madres lo sacan del jardín diciendo que no es el tiempo, que no se adaptó y en realidad la que no se adaptó de no estar con el nene al lado, es ella.
Si estás atada a la miseria, tu mentalidad de miseria va a esclavizar a tus hijos.
¿A cuántas sus padres - cuando eran chicas- les decían "no hay plata", y cuántas veces repiten lo mismo? Porque la mentalidad de esclavitud económica de tus padres, te la heredaron y seguís repitiendo lo mismo; aunque tenés dinero, seguís utilizándolo con mente de esclavitud.
Si está atada a la pobreza, tus hijos van a repetir la historia porque los estás esclavizando;
si tu mente está atada a la enfermedad, no serán libres para pensar en salud, porque creerán que, tarde o temprano, la enfermedad llegará a ellos.
Si sos esclava mental, tus hijos serán esclavos.
 
Una madre tiene la capacidad de abrir el plano mental de sus hijos y aunque haya vivido experiencias tristes de esclavitud, puede brindarle una mentalidad amplia para que no tengan que repetir sus errores.
 
Dios tuvo que mandar un ángel a María para decirle que era muy favorecida. Ella era una mujer muy favorecida pero no se daba cuenta.
Dios tiene que enviar a personas, y muchas veces ángeles, para que te entre en la cabeza que sos una mujer muy favorecida.

¿Cuántas veces tenemos que repetirte "tenés potencial", "tenés capacidad", "lo vas a lograr", "Dios te ha dado todo para que logres tu sueño"?
Y te lo seguimos repitiendo porque todavía no tenés mente de favorecida. Y después querés que a tus hijos les vaya bien, cuando lo que están recibiendo es la esclavitud que todavía tenés dentro de tu espíritu.
 
Dice instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.  
No es tu camino,
es el camino de tu hijo.
Descubrí cuál es el camino de tu hijo, esa es la tarea de madres y padres.
¿Cómo conoceremos el propósito de nuestros hijos?

1- Debo aprender a ver a mis hijos
.
Hay madres que no pueden ver a sus hijos con propósito, dicen:
"este está en cualquiera", "este está perdido", "este se anda drogando", "este anda con esos amigos", "este está en la cárcel", ¿qué propósito va a tener Dios con él? Y le hiciste la cruz.
No importa la edad que tenga tu hijo, aprendé a ver su propósito.
Éxodo 2: 2 dice que Jocabed, la madre de Moisés, cuando nació Moisés, vio que era hermoso y lo escondió -porque estaban matando a todos los niños-.
Todas las madres vemos a los hijos hermosos, qué quiere decir con que "vio que era hermoso y lo escondió"; ella vio que Moisés tenía propósito, tenía futuro, por eso no podía morirse de bebé.
Tus hijos tienen un propósito por eso son hermosos, no porque solo físicamente lo sean, sino porque  nació con un propósito que tiene que desarrollar antes de morir; no nació para ser un inútil social.
Por eso tenés que mirarlos, no con mirada de juicio, con mirada de propósito.
Cuando nació Sansón, los padres le preguntaron al ángel cómo criarían al niño que iba a nacer.
Eso tenemos que preguntar todas las madres: "¿cómo tengo que criar a mi hijo?
Porque mi primer hijo no es igual al segundo, ni al tercero, ni al cuarto; y mi hijo no es igual al de la vecina, ni al de mi hermana;

Mi hijo es único y hay una manera, un plan para criarlo, que es totalmente diferente a criar al hijo de otra persona, porque el propósito de mi hijo es totalmente diferente al de otra.


Por eso la educación es distinta. "¿Señor cómo hago para educar a mi hijo? Bajame el proyecto, el plan. Hasta ahora tal vez metí la pata, no supe porque quise educarlos a todos de la misma manera, enseñame cómo tengo que hacer.

Hay algo especial, una manera para ayudar a vivir a tus hijos y Dios te lo revelará como mamá. No hay una regla general para todos. Hay una manera porque el propósito de tu hijo es único y nadie lo hará como él.
Si querés criarlo como todas la madres crían a sus hijos, así te va a salir, porque no lo estás instruyendo en su camino, sino en tu camino o en el camino de los demás.

No es tu manera de vivir, es la manera de vivir de tu hijo.

Aprendé a bajarle el proyecto y manera de educarlo tal como Dios te lo sopla, sentate una noche y decile:
"Señor, cuál es el propósito de este hijo mío, para qué lo hiciste nacer, para qué lo trajiste a este mundo, enseñame.
Si lo trajiste para ser un siervo tuyo cómo lo tengo que educar, enseñame.
Y si lo trajiste para ser un empresario, cómo lo tendría que educar.
Y si lo trajiste con el propósito de ser el presidente de la nación, qué tendría que hacer. Y si lo trajiste para ser escritor, cómo debería educarlo."
 
Instruye al niño en su camino, no es tu camino, no es el camino de los hermano, es su camino.
Tal vez tu marido no vea ningún propósito en tu hijo, pero vos tenés que aprender a verlo.
Tal vez tu propio hijo no vea ningún propósito pero como mamá tenés que verlo. Y cuando lo veas, guardalo en tu corazón, como hacía María.
"Este hijo mío, no va a repetir mis errores, porque el propósito que Dios me dio, no es el que Dios dio a él. Lo que aprendí a través de las experiencias que viví, no es lo que tiene que aprender él, porque tiene un propósito grande de parte de Dios".
2- Debo aprender a profetizarles.
Mamá aprendé a profetizar sobre tus hijos, estén o no estén.
Poné una foto de tu hijo y todas las noches, las mañanas, declará el propósito que tiene y profetizá bendición y abundancia sobre su vida. Aprendé a profetizar lo que vivirá dentro de poco.
Cuando Dios creó al ser humano, le dio una mente amplia. Dios nos hizo para pensar en mucho, nunca para pensar en poco. Por eso dijo:
fructificá y multiplicate. Que quiere decir: vas a crecer, a dominar, a hacer y tener mucho en todos los aspectos. Eso lo tenés que trasmitir a tus hijos y cada vez que temes que tus hijos repitan tu historia, estás pensando en poco.
Nuestros hijos nos tienen que superar, no terminarán como nosotros, porque se van superando de generación en generación.
Ponete contenta cuando logren más que vos, que hacen mejores cosas, aunque sea pequeño, pero superado.
Mirá lo que Dios mira, no lo que ves, porque si Dios lo hizo nacer dentro tiene todo el potencial para cumplir el proyecto que Dios le encargó.
 
Tenés autoridad sobre tus hijos.
Si no entendés esto, vas a decir que hacen lo que quieren.
Autoridad espiritual es saber que lo que ordeno en el mundo espiritual, dentro de poco, va a vivir mi hijo en el mundo natural. Esa autoridad es única.
 
 
En el Salmo 72, David escribe para Salomón -como papá-, y profetiza acerca de su futuro.
Oró por su hijo y en el versículo 10 y 15 profetiza que recibiría las riquezas de Saba.
David profetizando movió el mundo espiritual para que, mucho tiempo después, viniera una reina a Salomón y le trajera lo que su padre había anunciado.

Cada palabra profetizada mueve el mundo espiritual y lo que no vivieron aun por tu palabra lanzada proféticamente, lo vivirán dentro de nos años. Hay autoridad en tu boca, como mamá tenés autoridad sobre la vida de tus hijos. Profetizá sobre la vida económica de tu hijo, cambiá tu lenguaje, porque si no vendrá el enemigo y con su autoridad profetizará negativamente sobre sus vidas.

Marcalos espiritualmente, no con retos. Tus hijos no son parias, tienen una mamá que cree en Dios y tiene  poder. Dejá de marcarlos con las experiencias erróneas, con lo negativo, decí "no me importa lo que viví porque Dios ya lo sanó, lo importante es lo que vivirás".
Isaac, era hijo de la libre, pero Ismael era hijo de la esclava. Tenían el mismo padre, pero la madre determinaba si el hijo que nacía iba a ser libre o esclavo.
Dice el padre era el mismo, pero una era la esclava y otra era la libre.
La que se quedaba con todo era la libre, nunca la esclava.

Nosotros determinamos si nuestros hijos van a vivir en esclavitud o en plena libertad.
En cada generación Dios levanta a uno de la familia para cortar con la herencia maligna, con la maldición generacional.

¿Cometiste errores? ¿Metiste la pata en todo?
Cuando Dios te trajo, cuando conociste a Jesucristo, cuando hiciste sanidad interior, cortaste con la herencia. Dios te eligió en tu generación para que tus hijos no lo hereden. Entonces ¿cómo tus hijos van a repetir tu historia si ya la cortaste? No pueden repetir tu historia, están marcados para vivir cosas buenas, para la victoria. Hoy se pueden estar equivocando pero lo cortaste en el mundo espiritual, en el Nombre de Jesús y sos libre y ellos heredan libertad.

Si hiciste sanidad interior ya lo cortaste, no te preocupes. La sanidad interior está bien hecha, si dudas es porque no te sacaste la mente de esclava todavía, y volvés al pasado a para revolverlo y llorar porque no sabés cómo extenderte hacia el futuro, pero Dios te hizo libre y diste a luz hijos para la libertad.
¿Qué dicen en el barrio de tus hijos? ¿Que son los hijos de la esclava o de la libre? Vos lo determinás porque tenés autoridad espiritual y pariste hijos para la libertad y ya lo profetizaste y eso alcanza y sobra.
Mamá viste que me estoy pareciendo a vos?
No, mi amor, no te pareces a mí. Vas a ser más preciosa, más inteligente, más dulce, no tenés nada que ver conmigo porque sos libre, harás tu vida y Dios tiene un propósito para vos que es totalmente diferente al mío.
Sos libre y lograrás más de lo que mamá logró porque mamá dejó la esclavitud y te hizo para la libertad.
Estás destinada par la bendición, para la gloria y el enemigo no podrá hacer nada porque yo corté con la maldición generacional.

Tu hijo, tu hija no está hecha a tu imagen y semejanza, está hecha a imagen y semejanza de Dios.

Aunque lo veas haciendo cosas parecidas, no te preocupes, porque están destinados a la gloria, porque la imagen que tienen no es la tuya, adentro de ellos no estás vos, está Jesucristo. Tienen la imagen del Dios Altísimo, Grande y Poderoso y están hecho para lo grande.
Profetizá sobre su vida cada día y lo que hagas con autoridad espiritual, lo que siembres hoy en el mundo espiritual de tu hijo dentro de poco lo cosechará y  cuando lo veas vivir en bendición, tu bendición aun va a ser más grande.
 
Pastora Alejandra Stamateas
Para abrir el panorama a tus hijos se logra:

Impregnando en ellos principios espirituales.

Marcalos con principiosespirituales. Para marcar a un hijo no es sermonearlo, no es decirle:
"si seguís así ni Dios te quiere";
"si seguís dándole de comer al diablo, así vas a terminar".
Hay madres que viven sermoneando y hablando palabras de castigo y de terror creen que cambiarán.
Madres y ¡abuelas! que dicen:
-"mirá que Dios te está mirando... está viendo lo que hacés, Dios está en todos lados...",, y el pobre chico se desespera.
Esos no son principios espirituales, eso es temor nuestro que le metemos No tenemos derecho a pasarle nuestros temores, el legalismo que queda guardado en algún rincón de nuestro interior. Muchas veces tratamos a los hijos como lo hicieron con nosotros y queremos enseñarles lo que nos enseñaron y, como no entendemos lo que viven ellos, queremos meterle nuestros miedos diciendo: "Dios te va a castigar", "Dios se enojó", "Dios no te quiere".

Impregnarlos de principios espirituales es entender que ellos tienen propósito delante de los ojos de Dios.

Tus hijos no nacieron para nada, para ser un número en el mundo, porque era lindo tener hijos y todos los tenían.
Tus hijos tienen propósito, y tenés que aprender a marcarlos,
a ubicarlos con el propósito.


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