Toda la vida está basada en relaciones. Nos cuesta tener buenas relaciones, porque reproducimos en ellas nuestra relación con nuestros padres.

Hay básicamente cuatro modelos de relaciones:

1. Ambivalente: Padres que por momentos te trataban bien y por momentos mal. A veces se llevaba bien con vos y en otros momentos se llevaban mal con vos.
2. Inexpresivo: Tus papás estaban borrados, ya sea porque se separaron, te abandonaron o te rechazaron.
   Tu vida ahora es inexpresiva, te cuesta tener amigos. No soportás las expresiones de amor y sos observador.
3. Tristeza: Tus padres eran depresivos. Y vos ahora creciste y sos de esas personas a las que todo les da pereza.
4. Afirmación: Sé quién soy. Yo soy, quien Dios ha dicho que soy.
   Dios ha puesto todos los dones y recursos dentro tuyo.

Cuando una persona se siente completa y sabe quién es en Dios, puede llevarse bien con casi todo el mundo, porque no se relaciona con la gente para que le den lo que no le dieron ya que se siente completo.

Vos sos lo que Dios ha dicho que sos, tenés lo que Dios ha dicho que tenés, y podés lo que Dios ha dicho que podés. Dios te ha hecho para que camines sabiendo quién sos.

Características de la gente afirmada:

1.  
   1. No espero que los demás se esfuercen por mí; yo me esfuerzo: Tenés que ser el mejor en lo que hagas. Los mejores son pocos, porque los que abandonan en el camino son muchos.
      
      Una bendición es un regalo; un premio es el resultado de tu esfuerzo. Un hijo es un regalo, un buen hijo es el resultado de tu esfuerzo.
      No hay límites para el que cree; tenés que esforzarte y romper todas tus limitaciones.
      
   2. No espero que me feliciten; yo me felicito: No necesitás que te reconozcan; necesitás recordar que ya sos lo que Dios dijo que sos.

Dios dijo ‘sea la luz’, ‘sea la tierra’ y creó cosas buenas hablando. Hay un milagro en tu boca, hablá victoria.
Todo lo que hables, vas a crearlo.
Tenés que felicitarte.

1.  
   1. Yo elijo mi reacción: No seas reactivo, sé proactivo.
      Podemos elegir dónde poner la vida que tenemos dentro. Ponele vida a las promesas, a las oportunidades, a la gente que te bendice; pero no le pongas vida a los problemas. Los problemas mueren cuando les quitás vida.
      No pierdas tiempo preocupándote por las críticas, porque las críticas son opiniones.
   2. Elijo cuidarme: Vos ya sos lo que Dios ha dicho que sos, tenés el poder para cuidarte.
      Si no te cuidás a vos mismo, Dios no puede darte cosas suyas para que cuides.
      
   3. Me motivo y no espero que nadie lo haga: Motivate pensando que el milagro que Dios hizo en tu vida no es tan grande como el que viene.
      
      Dios va ensanchar tu círculo de bendición. El milagro que hoy comienza en tu vida será más grande, afectará a más gente y será frecuente. Un milagro ocasional es el comienzo de un milagro habitual.
      
   4. Libero mi potencial: No importa lo que te dijeron, todo lo podés en Cristo, liberá tu potencial.
      Dios te va a probar, va a hacer que hagas cosas que nunca hiciste. Si llega una situación donde nunca estuviste es porque Dios te dio la capacidad para atravesarla en victoria.

Dice el relato que el profeta escuchó el ruido de la lluvia. Dios va a hacer que oigas antes que las cosas sucedan.
No importa las veces que probaste y no pasó nada; no bajes los brazos… Seguí usando la fe.

Cuando Dios mandó a Moisés a hablar con faraón para que deje ir a su pueblo, le dijo que se presentara de parte del ‘Yo soy’.
Faraón tenía que ver a Dios en Moisés.

Por Bernardo Stamateas

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