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ALEJANDRA STAMATEAS: TRABAJO COMO BURRA Y NADIE ME RECONOCE
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De: Alondra bat Yeshúa  (Mensaje original) Enviado: 04/01/2011 23:34

Trabajo como una burra y nadie me reconoce

 

Lucas 18: 28-29 - "Mira- le dijo Pedro a Jesús- nosotros hemos dejado todo lo que teníamos para seguirte. -Les aseguro- respondió Jesús- que todo el que por causa del reino de Dios haya dejado casa, esposo, hermanos, padres o hijos, recibirán mucho más en este tiempo; y en la edad venidera, la vida eterna".

 

Por Alejandra Stamateas

Trabajo como una burra y nadie me reconoce, nadie me da las gracias, nadie me dice: "¡Qué bien que lo hiciste!", nadie te trae nunca un regalo, viene el día de la madre y nadie te regala nada, y vos trabajaste como una burra.

Pablo Mazzei, el chef de Mc Donald, hace papas fritas y las cobra siete pesos, es media papa, pero las hizo Pablo Mazzei, que es el chef, esto da un mayor reconocimiento, vos que te la pasas, pelando papas y haciendo papas fritas, ¿quién te reconoce algo?, las comieron, se terminó todo y para vos no hay reconocimiento. Si una mujer dice:"Voy a cocinar carne al horno", ¿qué piensan los demás? tu marido, tus hijos, que es un pedazo de carne que pusiste al horno y que se cocina al horno. Si un chef le pone este nombre:"Carne en salsa tibia, sobre colchón de lechugas de tres colores y papas crocantes al cibulet" ¿vos qué hacés?, lo aplaudís, porque le puso un nombre raro; y es la misma carne que vos hacés en tu casa y la ponés al horno, pero él le puso un nombre raro, y como es el chef tiene reconocimiento.

Son todos hombres en la cocina, el chef es el jefe de cocina, son hombres y ¿quién es la que se pasa batiendo los huevos, y pasa la milanesa por el pan?, vos. Vos podés hacer un asado, pero si el asado lo hace el hombre de la casa, se dice:" Un aplauso para el asador", a vos nadie te reconoce nada, pero el asador, porque se dedicó a hacer un asado para la familia ese día, y transpiró la camiseta, entonces se le da un aplauso.

Vos vivís cambiando los pañales de tus hijos, pero un día que una vecina vio que tu marido le cambiaba los pañales, dijo: ¡Qué hombre! ¡ésta se sacó la grande!, mirá cómo le cambia los pañales, le limpia la cola al hijo; es el hijo, pero vos hace mil años que venís cambiando los pañales. Parece ser, que para los hombres el reconocimiento es más fluido que para las mujeres, como que tenemos ciertas obligaciones, y si no te lo reconocen, no hay mucho problema.

Pedro le está haciendo una pregunta muy importante a Jesús, y le dice:"Jesús, nosotros dejamos todo para servirte, ¿qué recompensa vamos a tener?", cuando Jesús le responde le dice: "Les aseguro que recibirán mucho más en este tiempo", Jesús no se enoja con Pedro por la pregunta que le hace, sino que le asegura que va a haber recompensa para la tarea que ellos están haciendo.

Decí: "Dios me asegura que me va a reconocer y que me va a dar una recompensa"

A las mujeres se nos educó para no ambicionar, te decian:"Si no te ofrecen, nena vos no pidas, si nadie te dice que preguntes u opines, vos, la boca cerrada, si no te dan las gracias por algo no te preocupes, vos seguí haciéndolo", tenías que ser la mujer que no preguntaba, no ambicionaba y no buscaba reconocimiento; porque tal vez nos reconocían, pero decíamos : "Cualquiera lo puede hacer, eso lo hace cualquiera", “¡qué bien que educaste a tus hijos!". Eso sale naturalmente, todas las mujeres lo tenemos", ¡Mentira!, lo que vos hacés y de la manera que lo hacés, no lo hace nadie, pero naturalizamos eso y decimos: "No", porque nos da vergüenza ser reconocidas, nos parece que no somos dignas de ese reconocimiento, porque no tenemos que ambicionar demasiado, decimos: "No es nada, cualquiera lo hubiese hecho, cualquiera hubiese ayudado", y cuando pedimos reconocimiento, cuando exigimos que el otro nos reconozca algo, nos trae culpa, "¡cómo le vamos a pedir eso! ¡cómo voy a pedir que me reconozcan, cómo voy a pedir que me aplaudan, cómo voy a pedir tal cosa o lo otro!", nos da vergüenza porque creemos que somos orgullosas si pedimos que nos reconozcan.

El reconocimiento es registrar la presencia del otro, que te registren, cuando te reconocen, te están registrando, te están diciendo existís. No hay nada peor que no existir delante de los demás. ¿y por qué los seres humanos necesitamos reconocimiento?, porque somos seres sociales. El reconocimiento no es algo negativo como nos han enseñado toda la vida, nos dijeron: "No seas orgullosa, no busques aplausos humanos", entonces nos da vergüenza; cada vez que nos reconocen decimos: "No fue nada". ¡No! lo hice y te agradezco que me hayas reconocido!. Reconocer al otro significa que le estoy dando valor, que el otro existe, ver el trabajo que la otra persona está haciendo, es reconocer o conocer los talentos que la otra persona tiene, no es algo negativo, es una necesidad.

El reconocimiento es una necesidad del ser humano , necesito ser reconocida, expresálo, decilo.
¿Qué pasa cuando las mujeres no somos reconocidas naturalmente? Hay millones de casos en donde no se te reconoce; y antes, cuando el hombre iba delante y la mujer atrás, ¿a quién se le reconocía todo? al hombre, y las mujeres eran un cero a la izquierda, pero después el marido cuando se moría decía: "¡Qué buena que era, que espectacular!", el reconocimiento venia pos mortem, antes no esperabas nada porque el hombre se llevaba todos los logros.

Cuando nosotras no somos reconocidas naturalmente, lo vamos a buscar, pero vamos a hacer cosas negativas para obtener el reconocimiento , hay algunas mujeres que cuando no tienen naturalmente un reconocimiento, viven para complacer a los demás, están todo el día abortando su propia felicidad para dar felicidad a los demás porque creen que si le dan al otro lo que el otro quiere, lo que el otro necesita durante todo el tiempo, el otro en algún momento te va a reconocer; son esas mujeres que sacrifican su felicidad, y sacrificar tu felicidad es la clave para tu infelicidad. Cada vez que vos sacrificas tu felicidad estás abriendo una puerta a tu infelicidad, porque vos tenés derecho a ser feliz.

En segundo lugar: una mujer que no es reconocida naturalmente, que le niegan el reconocimiento y que no lo acepta, trata de llamar la atención , es la típica histérica que quiere llamar la atención, decir "acá estoy" todo el tiempo, es la que va a chusmear, la que va a vivir quejándose, es la que es super espiritual, "Yo tengo años en el ministerio Presencia de Dios", " Yo conozco a los pastores", "Yo a Alejandra la conozco". Me dijo una mujer: "Vos antes no eras nadie", y yo le dije: "Y ahora, yo sigo siendo igual porque no perdí el valor delante de Dios", vos podés ponerte extensiones, podés pintarte el pelo, pero vos seguis siendo la misma, porque a los ojos de Dios seguis teniendo el mismo valor, a los ojos de Dios nunca vas a perder el valor; delante de la gente lo podés bajar o no, porque es la valoración que te da la gente .

Delante de Dios siempre somos valiosas.

Son las mujeres que se meten en la vida de los otros,"Si yo fuera ella, haría las cosas diferentes, si yo fuera la madre de estos chicos, estos chicos, no serian tan caprichosos”. Son las mujeres que no quieren mirarse hacia adentro y por eso terminan mirando a las demás; la típica mujer chusma tiene tantas heridas y tiene tantos dolores y agujeros emocionales y espirituales, y como le da mucho dolor mirarse para adentro, tiene que mirar la vida de los demás y criticar a los demás, inventar cosas de los demás para llamar la atención, y ver si de alguna manera con ese chisme encuentra ese reconocimiento que está buscando.

Otras maneras en que buscamos algo de reconocimiento, es asfixiando a los otros . Hay mujeres que te abrazan y no te sueltan, buscan que las reconozcan. Van detrás de ese hombre, tratando de que ese hombre las reconozca, entonces le van a dar amor exageradamente, atención y cuidados, necesitan que ese hombre de alguna manera se dé cuenta y las reconozca en su vida, mujeres que aunque ese hombre ande con dos o tres mujeres más siguen estando con él, porque dicen: "Al final va a volver conmigo, porque él se va a dar cuenta que soy la mujer que lo bancó en todas, y me va a reconocer como la única mujer a la que amó", y siguen aguantando años de dolor, de sufrimiento, de humillación, porque creen que ese hombre en algún momento les va a dar el reconocimiento que ellas está buscando.

Quiero decirte que vos te merecés reconocimiento, y eso tiene que ser algo natural, recibir reconocimiento y dar reconocimiento. ¿Y cómo se hace para que ese reconocimiento venga naturalmente? que yo no me vuelva loca por buscarlo, que yo no esté detrás de alguien para que me de ese reconocimiento, no tenga que estar chusmeando de esa persona para decir que yo la conozco, para recibir reconocimiento.

Primero debo reconocerme yo , yo tengo que darme reconocimiento. ¿Te gustaría hablar con una persona como vos?,¿te gustaría pasar unas vacaciones con vos misma, quince, veinte días, te aguantás a vos misma?. ¿Qué pasaría si vos sos de esas mujeres quejosas, de esas mujeres que se levantan diciendo: "Yo soy una torpe, una estúpida, soy horrible, este cuerpo no lo voy a cambiar más, soy un desastre", a vos ¿te gustaría hablar con una mujer así?, ¿cómo te aguantás a vos misma cuando te hablás mal de vos?, si vos no te das el primer reconocimiento, nadie te lo va a dar; si vos no te das el primer saludo a la mañana, nadie te lo va a dar, vos tenés que levantarte y reconocer quién sos en Dios. Él puso un tremendo potencial dentro tuyo, por eso, para que el reconocimiento se dé naturalmente, primero tenés que reconocerte a vos misma; "Yo me reconozco", tenés que reconocer tus puntos débiles, y tus puntos fuertes, porque no sos la superperfecta, ni la peor, tenés que aprender a reconocer a ambos, los débiles y los fuertes, los fuertes para que sigan siendo fuertes, y los débiles para que se transformen en fuertes con la presencia de Dios. Aprendé a felicitarte; cuando hagas algo, que no pase desapercibido para vos, eso que hacés no puede pasar desapercibido para vos, no te hablo para los demás, sino estoy hablando de vos. ¿Qué hiciste hoy que no te felicitaste todavía? venir acá, felicitáte por eso, peinarte, arreglarte, vestirte. Las que tuvieron depresión, saben muy bien lo que cuesta a la mañana arreglarse y salir, por eso tenés que felicitarte porque sabés lo que es no tener ganas, honrá tu propia vida, honrá que estás viva. Decite:"¡Muy bien Alejandra, Susana,… me felicito!, date besitos, ¿está bien eso? Sí, porque sos la hija de un Rey ¿cómo no vas a estar orgullosa?.

Entonces, tenés que hablar bien de vos, no le permitas a tu boca hablar cosas negativas de vos, lo que es débil; dentro de poco vas a estar fortalecida por el Señor, pero no permitas a tu boca hablar cosas negativas de vos; si vos aprendés a felicitarte, vas a poder felicitar a los demás, te va a resultar fácil, porque vos sabés las cosas cómo te cuestan, solamente vos sabés las luchas que tenés, lo que pensás cada día, y si podés felicitarte frente a eso y decir: "Hoy he salido en victoria”, después lo demás te sale fácil, después felicitar a los demás es sencillo, porque vos sabés lo que el otro está viviendo, está sufriendo, y luchando cada día. Me felicito a mí misma, y date un besito.

Segundo: mis ojos tienen que estar en mi sueño y no en la gente , pero tenés que permitir que los demás te reconozcan, primero te reconocés vos, y luego tenés que permitir que los demás te reconozcan y aceptar el reconocimiento: "¡Ay qué lindo que tenés el peinado!", "Si, pero en realidad yo quería otra cosa, y no me entendió la peluquera" ¡No! aceptá que te queda lindo!,"¡Qué linda te queda esa ropa!", "Sí, pero a mí me hubiese gustado que me quede más larga", ¡aceptá que te queda bien, aceptá el reconocimiento ajeno, aceptá la felicitación ajena!, es muy importante, porque si no se la aceptás el otro no te lo hace nunca más, "A cuántas le dirás lo mismo", "¡No, te lo estoy diciendo a vos!", vos sos la única que está delante de esa persona, aceptá ese reconocimiento, porque si vos decís: "No, cualquiera lo hace", te estás tirando vos abajo, "Esto lo hice y muy bien!". Cuando hago una comida en mi casa que es cada muerte de pastor, yo me felicito, y miren que me sale mal, sin gusto, pero no importa, porque yo invertí tiempo.

No pongas la mirada en el reconocimiento del otro, vos permití que el otro lo haga, así naturalmente, agradecé, "Gracias, sí, yo sé que soy muy buena haciendo eso, lo hice espectacular!", vas a ver que no te va a salir fácil, "¡Qué linda que estás!", "Sí, pero el grano que me salió...", la otra persona no vio el grano, te vio a vos y le gustaste, aceptá el reconocimiento, porque si no, lo pateás, lo sacás de tu vida y vos lo necesitás.

Ahora no pongas tus ojos en la gente, poné tus ojos en vos y no en la gente, porque la gente, así como tiene poder para exaltarte, tiene poder para humillarte, y si un día te dijo algo bien y vos pusiste los ojos en la persona vas a estar tratando de complacerlo otra vez para que te vuelva a decir lo mismo porque te gustó, tus ojos tienen que estar puestos en vos y en el sueño que Dios te dio, y no en la gente.

Dicen que la misma persona que levantó al Che Guevara, fue la misma persona que lo mandó matar, porque así como la gente te exalta , la gente te humilla, y si le das el poder a la gente para exaltarte, también le vas a dar el poder para humillarte, y nadie tiene que tener poder sobre tu vida salvo el Señor que quiere exaltar tu nombre.

Tercero: tengo que reconocer a los demás . Primero te tenés que reconocer vos, segundo, tenés que permitir que los demás te reconozcan, sin poner objeción, y tercero, tenés que reconocer a los demás, porque si sos de esas mujeres que no reconocen a nadie, porque todo el mundo hace las cosas mal y vos sos la única que sos la perfecta espiritualmente, intelectualmente, la perfecta ama de casa, mamá, la perfecta en su trabajo, no hay como vos, tenés la paloma del Espíritu Santo en el hombro, y no hay nadie que interprete La Palabra como la interpretás vos, entonces, nunca vas a poder reconocer a nadie, el reconocimiento de los demás no te va a descartar, porque el reconocimiento ajeno se desata cuando vos también desatás el reconocimiento para los demás. Tengo que reconocer a los otros, no tengas miedo de reconocer a alguien."Y si se agranda?", es un problema de esa persona.

"Ahora que los pastores están en televisión, no los vamos a poder saludar más".

Esto indica qué clase de persona es, porque vos estás en un lugar o en el otro no te vas a agrandar, eso no tiene que ver con el reconocimiento ajeno, no tengas miedo de decirle:"Te felicito, ¡qué bien que hiciste eso!, me encantó!, me encanta cómo estás hoy, te veo contenta, feliz, seguí adelante!". No tengas temor de reconocer a tus hijos, "No, a ver si se agrandan y dejan de estudiar" ¡no!, reconocé a tus hijos todo el tiempo, les hace bien, tus hijos están esperando palabras de reconocimiento, palabras de valor, vos tenés que validar permanentemente a tus hijos, decirle, "Lo hiciste bien", aunque sea una tontería, vas a ver que muchos te van a decir "Pero fue una pavada mamá" ¡no! te reconozco, te valido, estuviste muy bien, me encantó lo que hiciste, validá a los tuyos, a la gente que está alrededor tuyo, reconocé sus valores, porque cuando vos hacés sentir bien a los demás, los otros te van a devolver lo mismo.

Voy a aceptar todo el reconocimiento que Dios me dé . Dios es el que reconoce aún cada vaso de agua que vos puedas dar. Dios te reconoce en todas las cosas que vos hagas y digas, hay reconocimiento de parte de Dios. Para Dios, nunca pasás inadvertida, hagas lo que hagas. Cuando vayas a un lugar a bendecir a alguien, Dios también lo va a reconocer. A las líderes que están trabajando con sus grupos y vienen y preparan un material para motivar a la gente, Dios te lo reconoce, a las pastoras Dios le reconoce toda la tarea y todo el tiempo que invierten en las cosas del Señor. Dios siempre te tiene en cuenta, cuando lo vio a Zaqueo, él se había subido arriba del árbol, Zaqueo era chiquito, pero sin embargo, Jesús lo vio y le dijo:"Baja de ahí porque voy a ir a tu casa", lo había reconocido, aunque él se sentía insignificante, Dios ya lo había tenido en cuenta porque Dios siempre te ve. Un día, estaba Natanael debajo de un árbol, y cuando se encuentra con Jesús, Jesús le dice: "Te vi debajo del árbol”, ¿cómo me viste? y se asombra, y Jesús le dice: "¿Por eso te asombrás porque te dije que te vi creés? mayores cosas vas a ver de mi parte. Yo quiero decirte que Dios ya te vio, te tiene en cuenta y va a reconocer cada segundo de tu vida.

Si el Señor te exalta, nadie te puede hundir, todo lo que hagas, Dios lo va a recompensar, y dice la palabra: "En público" Dios no tiene problema de reconocerte. Dios no tiene ningún conflicto en reconocerte, somos los seres humanos a los que nos da miedo reconocer. Dios dice: "Todo lo que hagas te lo voy a recompensar y en público".

Detrás de un reconocimiento de Dios, siempre viene una recompensa , "Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré". Primero le dice fiel, hay un reconocimiento de palabra, lo hiciste bien, estuviste fantástica, espectacular, eso a vos te parece poco, pero yo te lo reconozco, y detrás de ese reconocimiento viene la recompensa, sobre poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré. Hay mucho que te está esperando; cuando Dios recompensa, Dios recompensa a lo grande.

Gálatas 6: 9 dice: "No nos cansemos de hacer el bien porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos". No te canses, el reconocimiento está en camino, seguí haciendo, porque Dios tiene recompensa y reconocimiento para tu vida. Eso que estás pidiendo, va a venir, pero a eso que vos le pedís tenés que ponerle nombre de recompensa, ese esfuerzo que estás haciendo ponéle un título, "Yo me estoy esforzando, me levanto todas las mañanas, compro el diario para buscar un "trabajo bien remunerado", yo todos los días pido oración para que mis hijos estén adorando, ponéle a ese esfuerzo que estás haciendo el nombre de la recompensa, porque detrás de todo reconocimiento, hay una recompensa. Hay mujeres que solamente aceptan el reconocimiento y se olvidan de tomar la recompensa, y Dios te dice que lo hiciste bien, bien, es porque viene una recompensa grande, si yo te digo que estuviste espectacular es porque se viene una recompensa grande. No lo olvides , no es sólo una parte, "Gracias Señor, ya está", pero Dios te dice: "No, lo hiciste muy bien y ahora viene el regalo que quiero traer a tu vida”.

Querida mujer, nunca cuestiones tu fe por tus problemas, cuestioná con tu fe los problemas que tenés, decí: "A mí no me va a pasar esto, a mí no me tiene que estar pasando esto, porque mi fe es más grande, mi Dios es más grande que mi problema". Querida mujer, la pobreza no puede cuestionar tu fe, tu fe tiene que cuestionar la pobreza. Dios me dijo que voy a prosperar, yo cuestiono la pobreza que estoy viviendo, y declaro en el nombre de Jesús, que voy a prosperar. Tu enfermedad no puede cuestionar tu fe, tu fe tiene que cuestionar tu enfermedad, Dios me dijo que estoy sana por las llagas de Cristo, y yo declaro que estoy sana, así que ahora mi fe va a cuestionar mi enfermedad y la va a sacar de mi vida. Lo que ves no cuestiona lo que crees, lo que crees, cuestiona lo que ves, yo veo esto, pero yo creo en las promesas de Dios, yo no estoy viendo mi fe pero yo no cuestiono mi fe por esto que estoy viviendo, "Dios dónde estás, me dejaste sola", no, yo cuestiono eso que veo a través de mi fe, y si Dios me dijo que me lo iba a dar, Dios me lo va a dar, y lo que está cuestionado es lo que todavía no recibí, pero yo sé que Dios me lo va a dar porque me lo ha prometido.

Nunca cuestiones tu falta de reconocimiento, nunca digas: "Es porque hice mal la tarea", "Es porque no sirvo, y bueno las cosas se dan así, tendré que mejorar", no cuestiones tu capacidad intelectual o espiritual porque no recibas reconocimiento, andá y buscá el reconocimiento de Dios, y abrí los cielos, para que descienda la recompensa que tiene, porque Dios te vio, ya te reconoció, y soltó desde el cielo una recompensa inmensa para esas mujeres que dicen: "Dios me vio, yo tomo el regalo que Dios me quiere hacer".

Levítico 26:9-10 "Yo les mostraré mi favor. Las haré fecundas. Las multiplicaré, y mantendré mi pacto con ustedes. Todavía estarán comiendo de la cosecha del año anterior, cuando tendrán que sacarla para dar lugar a la nueva".

Yo quiero decirte mujer que Dios quiere hacerte famosa, pero con una fama perpetua, Dios quiere elevarte para que todo el mundo sepa que sos su especial tesoro, Él no tiene problemas para exaltarte, en reconocerte, ni en darte recompensa, porque Él quiere mostrarle al mundo que sos su hija , y por ser su hija sos su especial tesoro.

Salmo 23, dice:"Aderezas mesa delante de mi en presencia de mis angustiadores". Todos los que quieren verte enferma, te van a ver sana, porque Dios te va a dar recompensa; todos los que querían verte en pobreza, te van a ver prosperada, porque Dios te va a dar abundancia; todos los que querían verte con tu familia destruida, te van a ver paseando, con paz y con alegría, porque Dios quiere darte como recompensa tu familia restaurada, porque te vio y dijo "Vamos, me voy a meter en tu casa y a comer contigo".

Dios no tiene problema en darte fama, buena fama, querida mujer, no a la depresiva, ni la loca histérica, no a la que anda detrás de los hombres rogando un poquito de amor; una buena fama: la bendecida, la prosperada, la gozosa, la feliz, la alegre, la mujer que tiene todo lo que pide, porque pide con una boca de agradecimiento. Dios te va a exaltar en público, permití, que Dios te exalte en público, viene la recompensa, no la dejes de lado, atrapala, disfrutala, vienen días lindos mujeres, días preciosos.

Hay muchas mujeres que no quisieron aceptar el reconocimiento del Señor.

Hay recompensa, si la querés ver, la vas a tomar, si no la querés ver no la vas a poder agarrar, porque va a pasar. Decí: " Señor, quiero recompensa”, para eso que estás haciendo hace tiempo, para esa batalla que estás pasando sola, “Yo sé que reconociste mi esfuerzo, ahora quiero mi recompensa". Dios te va a exaltar, Dios no necesita humillar a los demás, si no exaltarte a vos, lo vas a disfrutar.

Cuarto: Dios te está mirando y te va a dar recompensa , porque detrás de cada reconocimiento de Dios siempre viene la recompensa. La gente puede no recompensarte, puede mandarte a tu casa con una palmadita y nada más, y se olvidaron, pero Dios te dice: "Yo te abrazo, bien buena sierva fiel, sobre poco fuiste fiel, ahora vení, que la recompensa que tengo para tu vida, es bien grande, disfrutala en el nombre de Jesús". Esta vez la corona te la pone Dios a vos y te dice: "Te vi debajo del árbol, en tu cama llorando y clamando por eso; te vi con tu familia luchando para que te den lo que te pertenece; te vi cuidando a tus hijos, por tus nietos, luchando por esa pareja; yo te vi, porque todo ese esfuerzo que has hecho, que no desmayaste, ahora tiene recompensa". Tal vez te parezca poco lo que hiciste, no importa, yo te pongo en mucho, vete a tomar lo mucho que yo te voy a soltar.

Tu prosperidad se va a ver, y se va a ver en público.

Por Alejandra Stamateas

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