En la Edad Media, la conquista de castillos y fortalezas era el objetivo básico durante las permanentes guerras entre feudos, nobles, o directamente entre reinos enteros.
En determinado momento, los que actuaban en defensa, descubrieron un simple truco que los favorecía enormemente y perjudicaba a los atacantes. Aquí se los cuento.
La importancia del sentido de giro de las escaleras de caracol
En la Época Medieval, las torres de los castillos y fortalezas eran el último lugar donde los "dueños de casa" buscaban refugio frente a un ataque invasor.
Allí permanecían durante el asedio junto a su familia cercana, sus riquezas, y la guardia de los mejores soldados propios que los defendían.
No existían armas de fuego, las luchas eran con espada, lanza, hacha y martillo... (imagínense)...
En aquel escenario, el sentido de giro de la escalera de caracol influía mucho en el curso de la batalla.
Dado que (aproximadamente) solo el 12% de los hombres es zurdo, el restante 88% de defensores diestros se veía favorecido si la escalera DESCENDÍA GIRANDO EN CONTRA DE LAS AGUJAS DEL RELOJ; lo cual facilitaba el uso del brazo derecho; y al mismo tiempo la columna del eje central funcionaba como escudo ocultando gran parte del cuerpo.
En cambio, el 88% de los atacantes (QUE SUBÍAN GIRANDO COMO LAS AGUJAS DEL RELOJ), veían muy dificultado el uso de sus armas con el brazo derecho, y debían exponer mucho su cuerpo ante el defensor.
Hay que aclarar que este truco no se conocía en los primeros castillos construidos; por eso los muy antiguos no privilegiaban un sentido de giro o el contrario; pero a medida que se difundió la importancia del mismo, los castillos comenzaron a respetar esta norma: las escaleras debían descender en contra del sentido de giro de las agujas del reloj.
Quien hoy visite castillos que se hayan mantenido conforme a los planos originales, verá que hay escaleras en los dos sentidos, pero son muchas más las que aprovechan esta virtud defensiva.
Esta simple regla constructiva de castillos y fortalezas también se usó, solo por costumbre, en otros tipos de edificios medievales; aunque luego, al comenzar la era moderna, paulatinamente fue perdiéndose esta regla, al dejar de ser crítico para el dueño de casa. ... Cosas del pasado ¿vio?.