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ECO-ESPIRITUALIDAD: VISIÓN DEL AGUA (Coalición Ecuménica - Chile)
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De: Piedro  (Mensaje original) Enviado: 21/12/2009 22:13
Visión de las iglesias y congregaciones sobre la defensa del Agua Introducción 

¿Qué dice LA iglesia sobre la situación del agua? Eso nos preguntan regularmente personas que están luchando por la defensa del agua, y con quienes nos vinculamos. Primeramente queremos decir, que -como en todos los sectores de la sociedad-, no existe una voz única desde las diversas iglesias sobre el tema; además es relativamente nuevo en muchas comunidades eclesiales. Lamentablemente, en muchas de ellas todavía no se discute. Quienes participamos en esta reflexión somos personas integrantes Coalición Ecuménica por el Cuidado de la Creación, una red en que se reunen 14 instituciones eclesiales, ONG´s y muchas personas independientes, incluyendo miembros de Caritas Chile y la Confederación de Religiosos y Religiosas de Chile. También dentro de nuestra Coalición existen posturas y cosmovisiones distintas con las que nos acercamos al tema medioambiental, sobre las cuales promovemos el dialogo mutuo. 

Sin embargo, La Coalición siente que la crisis ecológica y la amenaza del agua como fuente de vida transcienden nuestras diferencias y llaman a un ecumenismo práctico fundado en principios éticos básicos; son los que hoy queremos compartir. Nuestra visión ¿Qué sabemos sobre el agua en un contexto urbano? ¿Cuál es la experiencia de cada uno de nosotros y nosotras con ella? Abrimos la llave cuando necesitamos agua. 

En general, no nos imaginamos de dónde viene esta agua, ni de su largo recorrido, proceso de limpieza, y de la cantidad disponible… La usamos con una naturalidad ingenua, desconectada del significado real del agua para nuestras vidas; un significado que aún está más presente y manifiesto en las experiencias de nuestros hermanos y hermanas que viven en el campo. Como personas creyentes queremos movernos, desde esta experiencia del agua como recurso para satisfacer nuestras necesidades hacia una experiencia que recobre el significado místico que el agua tiene en todas las religiones y espiritualidades. 

El agua en las religiones es, y ha sido admirada por su belleza, por su capacidad transformadora y purificadora; y por su canto, el canto de Dios en su creación. El agua es fuente de vida. No sólo es imprescindible para la vida, sino también crea vida. Al principio de los tiempos, desde el agua se generó la vida, de la cual somos parte como seres humanos. No olvidemos que el 70% de nosotros/as es agua. Como creyentes percibimos la vida como un don gratuito, como creación, inexplicable y misteriosa en sus orígenes y evolución. 

Haciendo eco de las palabras del teólogo Teilhard de Chardin: nos reconocemos como la evolución que tomó consciencia de si misma, y creemos que eso nos hace responsables ante Dios de la manera en que co-creamos y cuidamos la creación. El agua desde esta visión es mucho más que un recurso, más que un servicio para la humanidad; más que un símbolo. Es el fundamento mismo del misterio de la vida…transciende nuestro control y poder: siempre nos sorprende y sobrepasa. Por experiencia sabemos que muchas de nuestras obras pueden ser destruidas por ella, sobretodo cuando intentamos a contenerla para obtener intereses propios, como hemos visto en inundaciones y estamos visto con las consecuencias del cambio clímatico. Pero también hemos visto que es capaz de generar y mantener la vida, la salud y el bienestar de toda la creación en un equilibrio maravilloso y frágil. 

El agua por eso es un bien común de toda la creación, incluyendo la familia humana. Es un don para todos los seres sin exclusión, y también para las generaciones futuras. En consecuencia, el agua no puede ser apropiada por algunos, ni ser privatizada, ni concedida a empresas que sólo la usan para aumentar la ganancia propia. El agua que es necesaria para vivir es un derecho indiscutible de cada persona, no una mercancía negociable de las grandes empresas (Aparecida 84). Desde una visión cristiana reconocemos el agua como un derecho y denunciamos proféticamente a todas las personas y estructuras políticas y legales que quitan o limitan el acceso al agua para la población o legitiman la contaminación o la alteración del equilibro ecológico. 

Esta amenaza a la vida por intereses individuales y económicos representa para nosotros un pecado. Las cifras de personas muertas por falta de agua gritan al cielo y nos estremecen las entrañas. Sabemos que la escasez del agua toca primeramente a las personas pobres y marginalizadas por el sistema económico vigente. Entre ellas vemos especialmente los rostros de niños y niñas, mujeres, y miembros de los pueblos originarios. Creemos que otra gestión del agua es posible, y urgente en estos tiempos, en que la escasez del agua es una amenaza a la paz y a la seguridad de muchas de nuestras comunidades en el mundo. 

Para nosotros es necesario una práctica activa de una ética del cuidado, que considera como principio básico primar a aquellos y aquellas que son más vulnerables y excluidos, y que muchas veces no pueden defender sus derechos sin la solidaridad de la comunidad. Propuestas Desde nuestro sector proponemos, y más que proponemos, nos comprometemos con lo siguiente: - reconocer el agua como un derecho que necesita ser administrado a través de una gestión pública en que el Estado y la ciudadanía se involucren en conjunto. 

Eso implica que:

- Llamamos a una reforma del Código de Agua y de la Constitución de Chile que se rigen por una visión mercantilista de la economía y del agua 

- A luchar por estructuras y leyes que contemplen una prioridad del uso del agua, garantizando la disponibilidad e limpieza de las aguas necesarias para la vida misma de personas e ecosistemas, y considerando que el agua nunca puede ser separado de la tierra en las descripciones jurídicas. 

- Vincularnos a personas y comunidades que viven la situación compleja del agua y que tienen una relación cercana e ancestral con ella, como son los pueblos originarios y personas campesinas, para poder aprender de su sabiduría y integrar esa en nuestras acciones cotidianas 

- Educarnos y a nuestras comunidades para concientizarnos sobre el problema y para retomar la relación con el agua como fuente de espiritualidad y vida, creando una nueva cultura del agua - estar presente en la búsqueda con las comunidades, dado que la gestión del agua no pasa sólo por cambios legales, sino requiere un cambio de paradigma y de cosmovisión 

- Acompañar a las comunidades en los procesos de cambio, que siempre provoquen miedo e inseguridades, en que creemos poder cumplir un rol de puente cuando se generen tensiones entre grupos de interés 

- Motivar a nuestras propias comunidades en todo el país a involucrarse en los conflictos del agua que existen, con denuncia profética, acompañamiento a las comunidades en lucha y acciones de resistencia mediante la No violencia activa.


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