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De: nuubluz  (Mensaje original) Enviado: 29/02/2012 03:59

Crónica de una segunda jornada

Tema cinco

El Malabarista.

y

Lo primero y último que realizo en el día.

 

El Malabarista:

No tenemos malabaristas entre nosotros, en esta selva extraña en la que nos movemos todos, a tientos, a gritos y susurros, entre las charlas y comentarios hemos descubierto que no tenemos malabaristas entre nos, en esta segunda jornada, todos hemos concordado en que las inquietudes que nos animan no son aún lo suficientemente valoradas por nosotros descubridores, como para atrevernos a llevar el ejercicio hasta el final. En eso estamos y descubrimos de nosotros, nuestra debilidad interna frente a la fortaleza social de nuestra personalidad, poderosa ella que se queda riendo en nuestra propia cara de nuestra debilidad y poco compromiso, claro que para llegar a ello tuvimos que lanzar las pelotitas de una mano a otra y en eso descubrimos lo frívolo que somos, quedándonos todos con un amargo sabor de boca, ¿Será esta amargura una promesa de que cuando si estemos listos para llevar a cabo este ejercicio, lo haremos, en silencio y anónimamente?.

 

Lo primero y último que realizo en el día:

Nos falta aún una tremenda motivación, somos excelentes justificándonos, sabemos que muchos de nosotros hubiésemos deseado decir, ha sido una jornada única, pero demostramos que necesitamos algo más que simplemente un ejercicio de 20 días, para despertarnos a la motivación diaria y mantenerla con ahínco, hemos descubierto que no tenemos VOLUNTAD, esa Voluntad traducida como determinación. No tenemos determinación, apenas un poco de esfuerzo y quedamos agotados. A algunos nada espanta el observar su vida mecánica y la influencia externa que anula lo poco que podría lograr de la Atención.

 

Aquí una voz ¡¡¡ Nos quedamos atentos a su descubrimiento y nos cuenta que pudo “ver” sus pensamientos, aquellos calmos y aquellos que develan de sí, su relación con su mundo, el mundo que sin saber ha construido para sí. Aunque aún no enfrenta su realidad, plantea a viva voz sus luchas para ponerse de pie todos los días, la lucha de la soledad acompañada de sus sentimientos por la gente que ama.

 

La voz impersonal,  esa voz impersonal de tercera persona, hablando por la boca de otro, pero toda ella involucrada en el “Trabajo”. Al expresarse manifiesta tras fatigosos 20 días su comprensión frente al enlace “esto es lo que se dice, esto es lo que se hace”, que provocó para si, comprensión significativa. Se cuela de su decir, el aferrarse a los que van delante, a las voces de los mayores. Dice, con esa voz impersonal de tercera persona, la enriquecedora experiencia que ha sido recordarse y observarse en esos cinco minutos, registrando lo banal y cotidiano y lo extraordinariamente significativo para sí.

 

Rutina, rutina, rutina, me enreda, me marea, me acomoda, me vive, me asalta por todos lados, ¿Cómo es que no podemos liberarnos de ella? La sorprendente pregunta viene de uno de mis costados, mientras transcurrimos por el tupido follaje de nuestros yoes bien disfrazados de maleza, ella expresa con una dulce voz, su dolor y sus descubrimientos, su automatismo rutinario y la poca presencia de atención de sí,  deseando ir más allá de la vida animal de este planeta.

 

Nada ¡  no he encontrado o descubierto nada, podría decir que me viven mis pensamientos, mis actos atropellados, remolones y cómodos, mi dejarme estar o mi quedarme quita mirando como trascurren mis mañanas y mis noches, la voz suena como si estuviera hablando para sí misma, pero interesada en que nosotros la escuchemos, tal vez tiene razón, esta vez en ella no había nada que descubrir, y eso en sí es un descubrimiento.

 

¡Poseo una espada¡ de ella me armo y enfrento mis batallas, y el vecino caminante-descubridor, enumera una tracalada de oponentes y dudosos adversarios, más en su decir, la espada y su forjador no hacen más que un adorno en este caballero, pues el enarbolar de su espada es ciego e impreciso, admitiendo que día a día pierde combates y batallas entregándose al dulzor amargo y esclavizante del olvido de sí, frente a las patrañas que la vida ofrece para su torturado espíritu, aún no descubre para sí, como usar verdaderamente su espada.

 

Escucho una voz, varón al habla, nos cuenta desde allá atrás, rezagado por cierto, que no parece comprender lo que significa el pertenecer a un grupo de trabajo con un compromiso de resolver las tareas que se nos aplican, quizá no ha descubierto ser un portador de la enfermedad del mañana, actuando desde este presente sin saber que jamás vive o vivirá en él, por estar posponiendo sus compromisos y quehaceres para mañana, mañana que nunca llegará.

 

Otra voz, rezagada por cierto, masculla con dolor, no tengo nada, no tengo nada, no tengo nada… expresa dolor, pero no expresa miedo por su propio pozo, más bien se excusa en una incierta falta de Atención, ¿Será que no trabajó y descubrió que es mejor expresar condolencias de sí mismo, que asumir su falta de buen cuero para zapatos?

 

Rezagada por cierto es la femenina voz que se cuelga de la voz anterior, para decirnos que si trabajó, pero mientras ponemos oídos a lo que dice, nos percatamos que lo que expone es un resumen de sus días y no una Observación fehaciente de sus últimos cinco minutos del día y sus primeros cinco minutos de a mañana.

 

Ufff, casi olvido que había que realizar un reporte, lo siento, me veo obligado a mentir, para nuestros adentros pensamos, excusas que en nada benefician al compañero que las dice, ¿Habrá descubierto algo de Sí mismo? Esperamos que si.

 

He podido anotar todo, el que así nos habla desde el grupo que camina tras nuestros pasos, nos cuenta lo mismo que la mayoría, un relato sucinto de sus vivencias literales, algo así como noticias de su día por la mañana y por la tarde.

 

En esta jornada nos correspondió descubrir un poco de nuestra Presencia, por la mañana y por la noche, poco hemos descubierto que estamos presentes, no nos recordamos demasiado y nuestro nivel de Atención para con nosotros mismos no es óptimo, aún es débil, alguien aquí a mi lado me recuerda que estamos recién ingresando a esta espesa selva, enmarañada repulsa que nos invade por todos lados procurando distraer nuestra Atención de nosotros mismos para conseguir olvidarnos en nuestra existencia. Vivimos en nuestras asociaciones literales, físicas, materiales, en nuestros compromisos sociales, laborales, familiares y personales, necesitados de impresiones interpretadas por nuestros sentidos y no atentos al engaño de la realidad, que como botón de muestra debíamos descubrir de nosotros mismos, esa realidad se manifestó en nosotros y nos descubrió el velo del esfuerzo, esfuerzo que no estamos llevando a cabo.

 

…quien se haya liberado de la enfermedad del mañana….

Hay una sola clase de magia y es “Hacer”. Toda energía que se gasta en trabajo consciente es una inversión: la que se gasta mecánicamente se pierde para siempre. Debemos destruir nuestros paragolpes o amortiguadores psicológicos ( justificaciones y excusas)



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