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EL CUARTO CAMINO DE GURDJIEFF-BENNETT
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: nuubluz  (Mensaje original) Enviado: 30/04/2012 05:32

En esta jornada nos correspondió descubrir lo atildados que somos en nuestras asociaciones, cuán mecánicos y habituados estamos aún, a nuestras necesidades personales, a nuestros dolores y sinsabores, ha sido una jornada extenuante y cada vez, va más dura. Algunos de nuestros compañeros han llegado rezagados, ello no debiera significar nada, pero si miramos más en fondo, un buen día no tendrán más tiempo para retrasos, para manifestaciones remolonas, para nada y habituados a no estar “atentos” y en Atención, se van a quedar en poco. La Atención difusa es un muralla, alta y ancha, muralla china, díficil de flanquear o atravesar, si fallmos al primer paso, qué va con el último…

 

La femenina voz sonó segura, delante nuestro caminaba, sus palabras sonaron a mucho trabajo, a descubrirse a sí misma en el perderse y encontrarse, en el dolor y en la quietud, en el quedarse en blanco sin asociaciones que sustenten su formal pensamiento, ese lugar donde habitualmente vive nuestra mente, mientras le escuchaba, en su tono algo nos decía que no se había percatado de ello, pero la agudeza de sus palabras, traía un “pronto ocurrirá”…

 

Moverme¡, la casi exclamación salida desde uno de nuestros costados, nos decía que su esfuerzo no fue mayor ahí, su esfuerzo fue en mantenerse en sus asociaciones acostumbradas, que como todos, recién está empezando a descubrir de que se trata ese lugar en el que habita nuestra mente, le sacamos la mecánica a nuestra habitualidad y quedamos paralizados, descubrir o desarrollar una atención difusa, sobre nuestros centros, he ahí el esfuerzo.

 

Mi mente, mi mente ¡¡¡ Si podemos observar nuestras propias huellas, descubriremos que “somos” demasiado nuestra mente, o peor todavía, que ella pretende controlar y ordenar nuestras andanzas y nuestras danzas, nuestros movimientos y nosotros quedamos desplazados a un oscuro lugar en nuestras asociaciones, esperando que alguna de ellas nos venga a rescatar, pero nuestro compañero caminante –descubridor, tampoco ha descubierto, su Presencia observadora, quedándose con lo que memorizó, nos cuenta que en verdad no trabajó para Sí, más bien trabajó para describir lo que ejercitó.

 

Podemos movernos, pero a título de qué? De que mi mente se quede con ganas, permanezca en un constante estado de confusión y “como a todos” nos sacudan un poco nuestra habitual mecanicidad y ya estamos perdidos, si moverse no debiera significar mayor esfuerzo, puesto que estamos completamente identificados con este nuestro vehículo viviente, ¿Qué sucede con nuestra mente, o mejor, con nuestras asociaciones? Donde estamos habituados a vivir, allí se producen los sacudones, verdaderos terremotos sinápticos que liberan suficiente energía como para vivir “facíl y comodamente” nuestra rutina diaria de sed y de espanto, nuestro locuaz amigo, caminando a nuestro lado no ha descubierto aún la trampa, pero es otro candidato a levantar el velo, el ancho de una moneda, pero será suficiente.

 

 

Descubrir nuestras debilidades en algún momento nos permitirá desarrollar nuestras fortalezas, enfrentarnos a nuestros fantasmas, a nuestros abismos, a aquellas habitaciones que hemos cerrado bajo siete llaves desde épocas casi idas, nos dejará el sabor de batallas logradas, pero si nos habituamos a excusarnos y reforzar nuestras excusas en nuestras inhabilidades, nos hará débiles, enfocados y ello nos bloqueará, el sabor de la atención difusa, de esta guisa pensé mientras oía la sonora voz delante mio, caminando en esta selva ominosa y visceral, plagada de todo tipo de habitantes desconocidos para nosotros, los que nos hemos atrevido a cruzarla, pensé en que llegará el momento en que deberá enfrentarlos y si asi ocurre, podrá despejar su mente y abocarse totalmente a su destino, si no antes la Ley de Accidente cobra su porción.

 

 

Nos cuenta, nos habla, nos dice que estuvo cerca, pero que como a todos nosotros, ciegos, no sabemos cuando hemos rozado aquello que salimos a buscar, a descubrir, a saber si realmente la tierra es redonda o en verdad allí en el horizonte existe un abismo al que caeremos, la voz de nuestro camarada suena satisfecha con un dejo de cansancio y agobio, siente que algo encontró, descubrió, pero las palabras, no son nuestra mejor herramienta, especialmente cuando estamos en medio de una selva enmarañada que todo lo carcome, lo transforma, lo desenfoca y procura perdernos en el ejercicio de caminar una vereda segura, ir venir, estar, moverse, qué más da, si lo importante verdaderamente no está en este mundo??? Pero aún pensamos que somos más e acá que de ningún otro lugar. Extraña selva esta, nos sofoca, nos ahoga, nos atrapa y nos esclaviza y sin embargo gustamos de ella.

 

 

Qué he descubierto??? La voz niña, suena a trajín, a mucho esfuerzo, a costos prácticos de trabajo y dudas, si la atención no puede estar en dos lugares a la vez, eso es lo que se descubre, que somos monotemáticos, que podemos “realizar” una cosa a la vez, que no podemos ir más atrás en nosotros y dejar al piloto automático desarrollar las tareas mientras nos entretenemos observando en nosotros nuestras dificultades, no lo puedes ver niña??? Ya lo verás, ya lo verás.

 

 

Es una lucha, es una lucha con nosotros mismos, por rescatarnos a nosotros de nuestra propia esclavitud y nadidad, a veces voy a veces no, a veces me arrojo al ejercicio y otras lo dejo estar quieto, lo que me deja quieto, ¿Hasta cuando nuestra personalidad tomará las desiciones que debieran ser nuestras? Pero si no podemos “descubrir” nuestras dificultades más allá de los conteos, los movimientos y el compromiso personal, ¿Qué sacudirá la quietud de nuestro espíritu, frente a  aquellas obligaciones que hemos asumido como nuestras?...

 

 



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