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General: LA CORRIENTE SANGUÍNEA COMO INDICE DEL SER
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Resposta  Missatge 1 de 2 del tema 
De: LUISWAYUU - ASHSHUA  (Missatge original) Enviat: 18/04/2019 14:13

La Corriente Sanguínea como Indice del Ser del Hombre

El corazón es el sol del cuerpo y la corriente sanguínea, como la radiación del Sol en el Sistema Solar, se extiende a cada una de sus partes. Ningún rincón del cuerpo es demasiado remoto para que no sea calentado y vitalizado por ella. Se derrama en los órganos endocrinos del modo como la luz y el calor del Sol brillan sobre todos los planetas, dotándolos de vida y uniéndolos en un todo único.

Ahora bien, la radiación solar tiene dos aspectos. En primer lugar, lleva. a los planetas luz, calor, radiaciones ultravioleta y otras igualmente vitalizadoras que provienen del Sol, centro de su sistema. En segundo lugar, reflejándose individualmente en ellos –de acuerdo con su tamaño, atmósfera, superficie. velocidad de rotación, etc:–, actúan como un vehículo para la difusión de sus influencias separadas, Cuando vemos a Venus o a Júpiter en el cielo es, por supuesto, porque nos llega la luz qne refleja del Sol. No hay ninguna otra luz en el Sistema Solar, Pero esta luz reflejada se convierto en la portadora de vibraciones y ritmos peculiares del reflector. De ahí que la luz del Sol no sólo nos alcance en forma directa sino que nos llega por la vía de cada planeta individual: y cuando vemos a la vieja Luna en los brazos de la Luna nueva, es que aún está reflejada de la Tierra a la Luna y luego, de regreso, otra vez a la Tierra. La radiación solar forma una especie de inmensa circulación, no sólo uniendo cada parte del Sistema Solar con el centro sino, también, cada parte con cada una de las otras partes. Es el modo por el que el Sol influye en los planetas y, también, por el que ellos se influencian entre sí.

La corriente sanguínea cumple el mismo cometido en el cuerpo. Llevando vida y calor, llevando hidrógeno y carbono, nitrógeno y oxígeno, es bombeada desde el corazón al cuero cabelludo y a la punta de los dedos. Es la difusora de la energía central hacia todos los órganos Al mismo tiempo, al pasar de uno a otro órgano, conduce las secreciones de cada uno a través de todo el organismo. Por ella se conducen formas concentradas de energía, desde los centros de producción hasta los órganos de almacenamiento, como el hígado y el bazo; así mismo, por ella estas mismas energías son difundidas instantáneamente cuando alguna emergencia lo demanda. Cada glándula endocrina secreta en la corriente sanguínea su hormona particular en mayor o menor volumen, con un flujo rítmico. Las proporciones de estas diferentes hormonas llevadas en suspensión por la corriente sanguínea hacen al hombre en cualquier momento lo que entonces es – pensativo, simpático, apasionado, activo, sensual. etc. De modo más general, la composición promedio de su corriente sanguínea durante un período mayor, determina sus tendencias y características más permanentes y modela, en concordancia, los diferentes aspectos de su físico. Al mismo tiempo, de momento a momento, él mismo afecta la composición y mediante la conducción de su interés y atención ante ésta o aquella manifestación propia, acentúa o restringe sus tendencias naturales.

Posteriormente, el orden en que las glándulas derraman su influencia en la corriente sanguínea sigue una secuencia definida, similar a aquélla en que, como vimos, los planetas hacen sonar sus notas características en la corriente del tiempo. Por tanto, los productos digeridos del páncreas, van a servir a las paratiroides en la nutrición de los tejidos: esta nutrición tisular demanda la aereación que se hace posible gracias a la tiroides: a su vez, la velocidad de la respiración afecta el vigor del pensamiento y determinación que se generan en la pituitaria anterior: el pensamiento y la determinación se traducen en la actividad apasionada de las suprarrenales: tal actividad requiere una labor correspondiente de los órganos interiores del lóbulo posterior: y esta actividad instintiva demanda a su vez más productos de digestión del páncreas.

Es inútil buscar la causa y el efecto en tal secuencia. El todo sigue una inevitable y continua cadena de acción y reacción. La alimentación produce movimiento, el movimiento ambición, la ambición acción apasionada, y el agotamiento de la actividad apasionada el hambre, para alimentarse nuevamente. Esta es la vida del hombre al nivel de la corriente sanguínea.

Rodney Collin
El Desarrollo de la Luz



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Resposta  Missatge 2 de 2 del tema 
De: LUISWAYUU - ASHSHUA Enviat: 18/04/2019 19:22

Ahora en el mismo Lugar del cual cada Alma venía (según se dice en el mito de Fedro) no regresaba hasta que diez mil años transcurrían; pues antes no tiene el Alma alas, excepto el Alma de aquél que buscó la Verdadera Sabiduría sin engaño, o amó a su compañero dentro de los lazos de la Sabiduría. Las almas de tales hombres, cuando termina el tercer curso de mil años, se han escogido esta misma vida tres veces seguidas, son dotadas de alas y parten.

¿Qué podría significar esto? Diez mil años de acuerdo con la forma de computar mencionada específicamente en el mito paralelo de Er, son cien vidas. Tal cálculo podría pasar inadvertido si no nos recordara en forma sorprendente de las ciento ocho cuentas del collar de Buda cada una de las cuales simboliza una reencarnación. De cualquier manera, el pasaje parece sugerir un período inmensamente largo para la gran masa de la humanidad, alcanzando tal vez a un centenar de vidas, durante el cual una lenta marea que afecta a toda la humanidad en general puede haber ejecutado o fracasado en su trabajo. En el mejoramiento en esa escala no hay nada personal, el hombre aparentemente encuentra la oportunidad de participar en un ascenso general e imperceptible al compás del proceso que se aplica a toda la naturaleza.

Al mismo tiempo un camino más rápido, un corte, por decirlo así, parece existir "para aquéllos que han buscado la Verdadera Sabiduría sin engaño". Tales hombres, habiendo cumplido la tercera del total de las vidas que les han sido señaladas, parecen encontrar una oportunidad distinta. Puede ofrecérseles la oportunidad del contacto con un maestro o una escuela, y en tal forma aprende el secreto de la regeneración. Con conocimientos especiales, guía exacta, trabajo intenso sobre sí mismos y buena fortuna, ellos pueden tal vez ascender por un camino directo, escapar del ciclo de renacimientos. Esta posibilidad es la que se representa en los viejos iconos rusos de la Segunda Temible Venida, en la que unos cuantos monjes, eludiendo el juicio general, aparecen volando verticalmente hacia arriba, por el margen derecho, directamente al cielo.

Pero para aquéllos que han aprendido este secreto, el tiempo inmediatamente se mide de distinta manera. Ya no es una cuestión de múltiples vidas. Se les revela una oportunidad especial, pero debe ser utilizada muy rápidamente. Cierto nivel definido debe ser alcanzado en muy pocas vidas. "Las Almas de tales hombres... si han escogido esta vida tres veces seguidas, son dotadas de alas y parten".

Es curioso encontrar esta idea fascinadora y terrible reproducida exactamente veinticinco siglos después, en nuestra época de máximo escepticismo. En "La extraña vida de Ivan Osokin" de Ouspensky, el héroe ha llegado al fin a ver con trágica claridad el círculo del eterno retorno de su propia vida. Encuentra un mago que le explica algo más; pero, en su excitación al conocer esto, apenas si le oye añadir:

Un hombre que ha empezado a adivinar el gran secreto debe usarlo, de otra manera se vuelve en su contra. Es un secreto peligroso. Cuando uno se ha dado cuenta de él, debe ir adelante o caer. Cuando encuentra el secreto u oye hablar de él, tiene solamente dos o tres o muy pocas vidas
más.

Rodney Collin
La teoría de la vida eterna



 
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