Y que permite
advertir la ordinaria excentricidad de nuestro estado ordinario de
conciencia, su tendencia constitutiva a confundirse con sus contenidos;
esta comprensión permite que la conciencia retorne a sí misma, a su
propia fuente, y se manifieste en su verdadera naturaleza, como Conciencia pura.
Cuando piensas constante y espontáneamente en lo esencial en ti, en las
cavidades más íntimas de tu corazón, comprenderás que es la pureza más
elevada.
En lo que a mí respecta no sigo doctrinas, ni
religiones, ni me siento identificado con ninguna, no tengo una forma de
pensar, me asomo a cada problema con ojos nuevos.
El pensar, el
sentir y el hacer son movimientos propios del instrumento de expresión,
y no soy el instrumento de expresión, sólo lo uso para manifestar a sí
mismo.
Las evidencias de la realidad están al alcance. El que
camina en la senda suspende el juicio hasta que se aproxima a esas
evidencias.
Para amar a lo esencial necesito una cosa: el hálito de la pureza. Dulce, más dulce, dulcísima es la pureza.
Una de las prácticas recomendadas en la tradición advaita para
despertar del olvido de nuestra naturaleza profunda es la indagación en
la naturaleza del yo, sobre todo del yo o ego programa.
Esta
indagación no ha de ser confundida con un mero auto-análisis o
auto-observación psicológicos, pues su objetivo último no es el
conocimiento del yo empírico, sino del Yo metafísico, del Ser como
fuente y raíz de la propia subjetividad y de todo lo que es.
Si
el conocimiento de Sí del que nos habla todo advaita fuera un mero
auto-examen psicológico que no quebrara los márgenes de nuestra
individualidad, poco sentido tendría la máxima citada inspirada en la
inscripción de Delfos, o la sentencia análoga de la Mundaka Upanisad:
"Conoce en ti aquello que conociéndolo, todo se torna conocido.
El atma-vichara invita, en otras palabras, a reorientar la atención
desde las experiencias hacia el experimentador, desde los pensamientos
hacia la fuente de la que brotan, desde los contenidos cambiantes de la
conciencia hacia la Conciencia pura en sí.
R.Malak.