La imaginación se refiere al movimiento automático e involuntario de
nuestros pensamientos e incluye el soñar despierto. Gran parte del
despertar es la lucha con la imaginación.
Ouspensky destaca en El cuarto camino: "En el significado ordinario de
la imaginación se pierde el factor más importante, pero en la
terminología de este sistema comenzamos con lo que es más importante. El
factor más importante de cada función es '¿Está bajo nuestro control o
no?' Así, cuando la imaginación está bajo nuestro control, ni siquiera
la llamamos imaginación; la llamamos por diversos nombres:
visualización, pensamiento creativo, pensamiento inventivo; se puede
encontrar un nombre para cada caso. Pero cuando viene por sí misma y nos
controla de modo que estamos en su poder, la llamamos imaginación.
Otra vez, hay otra parte de la imaginación que perdemos en el
entendimiento ordinario. Es que imaginamos cosas que no existen, por
ejemplo, habilidades que no existen. Nos adscribimos poderes que no
tenemos; nos imaginamos ser conscientes de nosotros mismos aunque no lo
seamos. Tenemos poderes y consciencia de sí imaginarios e imaginamos ser
uno, cuando realmente somos muchos 'yoes' diferentes. Hay muchas cosas
como esas que imaginamos sobre nosotros y los demás. Por ejemplo,
imaginamos que podemos 'hacer,' que tenemos elección; no tenemos
elección, no podemos 'hacer,' las cosas solo nos suceden," destaca O. en
El cuarto camino.
¡Cuánto de cada día se caracteriza por la
inaginación! La parte más visible de ello es el giro inconsciente de los
pensamientos. Es muy difícil detenerlo por cualquier cantidad de
tiempo, al menos en mi experiencia.
Como menciona Ouspensky, hay
otro aspecto de la imaginación: vivimos en un mundo imaginario, con
capacidades y restricciones imaginarias. Todo esto nos evita poder tocar
el momento presente vivo.
Es simple salir de ello. Sin embargo,
cada vez requiere un esfuerzo consciente para estar en el momento
presente y permanecer en él. Es una lucha momento a momento. Sí, a veces
despertamos por casualidad, pero no podemos confiar en ello si
verdaderamente queremos despertar.
Ouspensky concluye sus afirmaciones diciendo: "Nos imaginamos a nosotros mismos, realmente."