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***LEYENDAS ***: LEYENDAS DE CUENCA 1ª PARTE
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: amorcito  (Mensaje original) Enviado: 14/10/2009 03:13
       
 
Leyenda de la Roca del Caballo.
   
       
  Cuenca, 1595. Eran las fiestas de canonización del Santo Obispo San Julián, la ciudad estaba engalanada para este acontecimiento y sus gentes derrochaban alegría y vitalidad.

La Plaza mayor era el punto de reunión y donde se presenciaban los diferentes juegos y donde todo el mundo hablaba y lo pasaba bien.

También estaban entre la multitud los hermanos Diego y Fernando Carrilla y Alarcón. Hermanos gemelos e increíblemente parecidos. Eran guapos y valientes elegantes y diestros en la espada y la monta de sus caballos.

D. Diego era muy religioso, sencillo y muy tranquilo. Por el contrario, D. Fernando tenía más picardía y le gustaba alternar con la gente y sobre todo con las cortesanas.

Ese mismo día a la salida de la Catedral Dª Beatriz de Sandoval, una joven hermosísima,  huérfana por parte de madre y con el padre fuera de España, era acompañada por la dueña a su casa en la plaza de San Nicolás. El joven D. Diego se quedó prendado de la joven, y Dª Beatriz igualmente de D. Diego.

Por ello no faltaron ni un día a las misas de la catedral en las cuales cautivamente cruzaban sus miradas de forma prudente pero premeditada. Y más aún, se pasaban cartas de amor utilizando a la dueña como intermediaria.

En una última carta Dª. Beatriz escribía:

" Si hay un pañuelo en la reja espera. Si no está, volved más tarde".

La dueña queriendo entregar esta carta al señor D. Diego, y gracias al parecido entre los hermanos, fue a parar a las manos de D. Fernando que también estaba enamorado de Dª. Beatriz. Esa misma noche en la reja se juntaron Dª. Beatriz y D. Fernando, y también en esa misma noche pasó por San Nicolás D. Diego.

Viendo el pañuelo en la casa de su amada y unas sombras sospechosas saco su espada y arremetió contra el caballero que se despedía de la bella dama.

La lucha fue muy igualada, pero termino con un fratricidio. Don Diego se acerco para ver a su contrincante malherido y vio que era su hermano Fernando.

Cogiendo su caballo y a todo galope huyo por la calle Alfonso VIII, después la calle Andrés de Cabrera y saliendo de la ciudad por la puerta de San Juan llego hasta las orillas del río Júcar,





Don Diego castigaba a su caballo para cruzar el verde río, y el caballo se negaba por la gran fuerza del agua, pero al fin a fuerza de golpes el caballo se decidió. La gran corriente hizo que fuera imposible llegar a la otra orilla e hizo que el caballo muriera gracias u un golpe en una roca en medio del cauce. Esa roca a partir de ese día se llamó la roca del caballo. Don Diego por el contrario con grandes esfuerzos logró volver a la orilla cayendo desmayado.

Pasaron los meses en la ciudad de Cuenca, pudiendose oír comentarios sobre el señor D. Diego el cual se comenta que entró en un convento. Y don Fernando recuperado milagrosamente de la herida fatal se casó con Dª. Beatriz Carrillo de Alarcón.

Nadie supo nunca los hechos reales de esta historia de amor, menos la Luna de Cuenca el Río y la ROCA DEL CABALLO.

Leyenda de la Cruz del Diablo.
   
       
  Es la historia de un joven apuesto y galán llamado Don Diego, que conquistaba a todas las mozas que pasaban a su alrededor, no se le resistía ninguna.

En la Ciudad era reconocido como un mujeriego y era la vergüenza de su adinerada familia.

La tragedia llegó cuando apareció una joven y preciosa dama, de nombre Diana (nombre no cristiano) en la que D. Diego no tardó en ponerle el ojo.

Pasaron los días y D. Diego no dejaba de cortejarla hasta que al final ella accedió a sus deseos lujuriosos. Esta relación no era bien vista por su reputado padre que sentía vergüenza ajena, estaba sumido en un dolor intenso al saber que su hijo vivía en PECADO MORTAL.
 
 
El día de los Santos , fecha en que era tradición recogerse en sus hogares a orar, D. Diego decidió hacer caso omiso a tales tradiciones y hacer una fiesta con sus amigos y su amada Diana.

Los amigos temerosos de esa noche oscura y lúgubre sintieron miedo de la locura de D. Diego. Este se rió de sus miedos y se ofendieron. A raíz de esto todos marcharon menos uno que le retó en el Santuario de las Angustias.

Iba haber un duelo el Día de los Santos, y el cielo habló descargando toda su ira en forma de rayo. El joven amigo huyó despavorido dejando solos a los dos amantes.

¿Que paso entre ellos? 
Ella le pidió que D. Diego la poseyera en esa noche cristiana de TODOS LOS MUERTOS, él lleno de pasión accedió a sus peticiones, levantándole la falda a esa preciosa mujer no dio crédito a sus ojos, 

su mundo se derrumbó, aquello que debería haber sido unas suaves y delicadas piernas realmente eran unas peludas y grasientas patas de cabra.

Ahora lo entendió todo, había vivido en pecado, había deshonrado a su familia y el diablo en forma de hermosísima mujer quería poseer su alma pecadora.

Lleno de desesperación se agarró a la Cruz de los Descalzos rogando a Dios que le perdonara. Tanto fue su intensidad y su deseo de perdón que la huella de su mano quedó marcada en la Cruz. El diablo desapareció al ver que no tenía alma que poseer.
       
 
Leyenda de la roca del Perro.
   
       
  En los inicios del siglo XIX en plena hoz del Júcar en Cuenca vivían unos Condes muy adinerados, los cuales tenían a su cuidado una hija en plena juventud, y además un sobrino que ayudaba en los quehaceres de la hacienda.

Este sobrino estaba perdidamente enamorado de la hija de la condesa, y esta le negaba su amor.

Sus padres tenían prometido que la iban a meter en un convento el año que venía. Pero esa no era la razón de su desdén. Realmente estaba enamorada de un militar acampado a las afueras de la ciudad.

El sobrino de los Condes sospechó de la muchacha y la vigiló, porque creía que había otro hombre, y así fue. Este descubrió al ama de la joven con una carta para el fuerte y guapo militar, en la cual decía que quería huir al sentirse atrapada por sus padres que la querían monja y por su primo que la quería esposa.

El primo después de descubrir la trama, estuvo atento para interceptar la respuesta en la cual se planeaba la forma de escapar y la boda que se haría para unir a los enamorados en Santo Matrimonio.

El sobrino el día anterior a la huida hablo con su prima contándole que el caballero al que ella amaba le había encargado la organización de la huida. Y ella se lo agradeció infinitamente y confió en el.

La noche era fría, prima y primo descendieron al río Júcar para cruzar a la otra orilla, pero los planes no salieron del todo bien. El soldado no pudo aguantar a esperar y fue a buscar al río a su amada. Eso desbarató los planes del sobrino que tenía preparados a unos hombres escondidos. La batalla fue brutal, y la joven moza fue llevada por el sobrino del conde a un pequeño monte diciéndole que eran bandidos que querían robarles. Pero ella oía las voces de su amado y forcejeaba con su despreciable primo que le había mentido.

La batalla aunque cruel y sangrienta salió favorable para el militar que amaba a la hija de los condes.

En el silencio de la noche el enamorado llamaba a su amor pero sin obtener respuesta. Solo se oían unos débiles ladridos en la lejanía. Los militares se dirigieron a ellos y allí encontraron a la dama muerta. Su herida mortal en el pecho fue causada por la daga que el sobrino tenía en sus manos tirado también en el suelo muerto a causa de los mordiscos del PERRO DE LA CONDESA que fue regalado por el militar para protegerla. El valiente perro tampoco se salvó de la masacre y el también murió cosido a puñaladas cuando mordía al despreciable.

Los militares enterraron a la bella dama y al gran perro, y dejaron al sobrino a expensas de los carroñeros.

En ese mismo cerro una figura de perro esculpido en las rocas calizas de la hoz del Júcar guarda las dos tumbas borradas y olvidadas del recuerdo de la mayoría de los conquenses.



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