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General: NUEVAS EVIDENCIAS DE QUE TROTSKY TRABAJABA PARA EL FBI
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Respuesta  Mensaje 1 de 24 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 30/04/2013 12:03
 

Nuevas evidencias de que Trotsky trabajaba para el FBI

Mensaje por operario el Sáb Feb 20, 2010 4:38 pm

En 1932 le encargaron a Diego Rivera que pintara un mural para el edificio RCA en el complejo Rockefeller de Nueva York. A John D. Rockefeller le agradó la contemplación del trabajo del artista mexicano. Iba a ser una pintura para el gran público de Nueva York y para realzar la gloria de Rockefeller. Éste era el más feliz de los millonarios hasta que se percató de que entre sus muchos personajes del mural había un enorme y heroico Vladimir Ilich Lenin.

Le pidieron a Rivera que lo quitara, pero se negó. El trabajo fue cubierto y finalmente destruido. Rivera lo volvió a pintar casi exactamente en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, y lo llamó El hombre en la encrucijada con la esperanza y la alta visión de optar por un futuro nuevo y mejor.

Hoy, 36 añoñs después, es Diego Rivera el hombre que está en la encrucijada. Dos académicos americanos que investigan en un libro sobre el amigo de Rivera, Leon Trotski, han descubierno que este artísta-héroe de la izquierda mexicana trabajaba como informador para Estados Unidos.

Fue expulsado del Partido Comunista mexicano (no por primera vez) cuando criticó violentamente en 1939 el pacto Hitler-Stalin, y después pronto comenzó a suministrar información a los americanos: remitió listas de comunistas infiltrados en las alturas dentro del sistema mexicano e informó sobre 60 asesinatos políticos ordenados ofcialmente por los escuadrones de la muerte. Advirtió de que los refugiados comunistas de la Guerra Civil española habían sido entrenados por Moscú para crear células en la frontera México-Estados Unidos y que se infiltraban hacia el norte. Le dijo a Washington que nazis y soviéticos estaban aumentando conjuntamente su influencia en México y que los simpatizantes del norte de la frontera financiaban en gran medida al Partido Comunista mexicano. Sólo el hecho de que los americanos se tomaron la mayor parte de las informaciones de Rivera con una pizca de sal, le disuade a uno de utilizar los términos de agente secreto o espía.

El contenido socialista de la obra de Rivera, así como su amistad con Trotski, lo marcan si no como un héroe revolucionario, al menos sí como un símbolo de la izquierda. Sus pinturas, y en particular los murales de gran alcance que dejó en los edificios públicos en toda la capital y el país, aseguraron su reputación no sólo como un hombre del pueblo, sino como el artista más conocido de México. Su nombre y sus obras son presentadas por el Partido Revolucionario Institucional en el poder después de 64 años como un ejemplo de la grandeza mexicana patriótica.

La nueva, diferente y sorprendente imagen de Diego Rivera se revela en el Departamento de Estado de EE.UU. y los documentos del FBI descubiertos por el profesor William Chase, de la Universidad de Pittsburgh, Pennsylvania, y su ayudante, Dana Reed, durante sus investigaciones sobre Trotski. La comunidad política y cultural de México se ha sorprendido por esta publicación, semanas después de las revelaciones de una periodista, Rossana Fuentes-Berain, en el diario de negocios de México, El Financiero.

La vida de Diego Rivera fue tanto política como artística. Nació en Guanajuato en el centro de México en 1886. Con veinte años, mientras que su país estaba sumido en la revolución, fue a Europa, mezclándose con Picasso y Chagall en París y el estudio de Tintoretto y los frescos de Miguel Ángel en Italia. Regresó a casa en 1921 y pronto se unió al Partido Comunista mexicano, pero fue expulsado en 1928, tras expresar su simpatía por los puntos de vista de Trotsky, expulsado por Stalin, y que poco después tuvo que huir de Rusia. En el mismo año, Rivera se casó con Frida Kahlo, que hoy es reconocida como una de las mejores artistas femeninas del siglo.

Cuando Trotski se exilió, recorrió Europa pero, incapaz de convencer a ningún país de que le dejara entrar, Rivera utilizó sus contactos para conseguirlo en México en 1937. Fue Kahlo la que fue a buscar al flaco, con barba de chivo después de que desembarcara de un buque petrolero en Tampico. Según algunos informes, más tarde iban a tener una relación breve pero temptestuosa.

Trotski se estableció con los Rivera en la casa de Frida Kahlo en el pueblo colonial de Coyoacán, actualmente un suburbio de la ciudad de México, la llamada Casa Azul, ahora un museo. Pero después de los desacuerdos con el muralista, se trasladó en mayo 1939 a otra casa cercana, una ruptura que pudo haber provocado la decisión Rivera de actuar como un informante estadounidense.

Trotski escapó a un primer intento de asesinato en su nuevo hogar en mayo de 1940, por parte de un grupo de comunistas mexicanos, incluyendo al pintor y muralista David Alfaro Siqueiros, compañero de Rivera, que tuvo lugar en la casa al estilo Chicago años veinte. El propio Rivera fue uno de los sospechosos, sobre todo porque desapareció en California con la ayuda secreta, como los documentos de Chase y Reed muestran, del Departamento de Estado de EE.UU.

Tres meses después, el 20 de agosto de 1940, Rivera tenía una coartada más sólida. Estuvo en San Francisco, cuando Frida, por entonces su ex-esposa, llamó para decir: mataron al viejo Trotsky esta mañana. Sin ninguna ceremonia, un agente soviético había clavado un punzón en el cráneo de Trotski mientras el exiliado leía su correo.

Tras aquella primera tentativa de asesinato contra Trotski, Rivera pasó a la clandestinidad, diciendo más tarde que había temido por su vida. Los documentos obtenidos por Chase y Reed muestran que la embajada de EE.UU. en Ciudad de México ayudó en secreto al pintor, quien por entonces iba con la actriz de Hollywood Paulette Goddard cruzando la frontera hacia Texas. Hay informes de diplomáticos de EE.UU. en Ciudad de México al Departamento de Estado con conversaciones secretas con Rivera, así como informes del FBI que muestran que agentes del FBI llevaron al pintor a través de Estados Unidos y le llamaron por teléfono.

El número de Rivera en los archivos del FBI es 100-155423. Un informe de fecha lejana como el 18 de octubre de 1927, cuando Rivera se encontraba de viaje por los EE.UU., muestra que había sido de interés: "El agente subió luego al tren y encontró a un hombre que ocupa el número de convoy 8, bajo 7, el único que parecía latino. El agente logró un asiento en el convoy y más tarde, cuando este hombre y los demás pasajeros se fueron al coche comedor, miró por encima de su equipaje, y encontró el nombre del sujeto en una de las etiquetas. A continuación pasa a describir al sujeto, que tenía una cara amplia de indio, llevaba un sombrero de ala ancha Stetson, traje gris oscuro, zapatos de color canela y un abrigo impermeable de color gris oscuro y amarillo. A la llegada a la estación de Pennsylvania, Nueva York, se acerca de las 2 pm, el agente fue recibido por el agente especial [tachado] quien asumió la vigilancia".

Este material no deja duda de que Rivera pasaba información a los americanos. Que esta información sea o no exacta y que varios despachos indiquen la tendencia del pintor a la exageración, es una cuestión distinta. Cierta o no, todo era música para los oídos del jefe del FBI, J. Edgar Hoover. Tal vez debido a que las advertencias de Rivera sobre la colaboración nazi-soviética en México se correspondía con los temores de Hoover, el FBI llamó por teléfono al artista en 1940 mientras estaba en San Francisco pintando un mural. Hasta ahora no ha habido ninguna reacción oficial de EE.UU. o del gobierno de México, ni del nieto del pintor, el cineasta Diego López Rivera. Comunistas más antiguos, sin embargo, quedaron sorprendidos. Algunos recuerdan a Rivera como paranoide y egoísta, señalando que a pesar de que fue ostensiblemente opuesto a los gobiernos mexicanos de la época, aceptó gustosamente contratos para pintar murales en edificios públicos, como su magnífica obra maestra histórica en la puerta principal del Palacio Nacional de la Ciudad de México.

Las revelaciones sobre Rivera son bastante sorprendentes, pero Chase y Reed tienen muchas ilusiones. Reed dijo a The Independent que ambos académicos han descubierto algunas cosas muy perjudiciales sobre Trotski. Todavía están tratando de apoderarse de algunas cosas del FBI sobre él ... "De hecho, puedo decirles que tenemos la información concreta de que también Leon Trotski era un informante del gobierno de EE.UU."

Phil Davison, The Independent, 25 de noviembre de 1993


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Respuesta  Mensaje 10 de 24 en el tema 
De: Matilda Enviado: 01/05/2013 05:39
Blah,blah,blah, los escritos que pidió ya los expuse,por supuesto porque yo sí cuento con PRUEBAS, lo suyo quedó DEMOSTRADO son mentiras infladas, mejor hágase cargo de quién ha sido el lacayo de Clarín,como lo demuestran los archivos y siga bebiendo la amargura de NO PODER OTRA COSA QUE REBUZNAR ANTE LA IZQUIERDA QUE TANTO LE MOLESTA DON FACHO.

Respuesta  Mensaje 11 de 24 en el tema 
De: Matilda Enviado: 01/05/2013 05:43
jajaja Wikipedia y opiniones interesadas es TODO LO QUE DON FACHO PUEDE APORTAR!
Hablando en serio....y las pruebas dónde están?

Respuesta  Mensaje 12 de 24 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 01/05/2013 11:36
Lista de algunos de los partidos troskos , de los muchos , muchísimos  que están regados por el mundo ... y todos diferentes entre sí .... porque cada uno se cree el verdadero   jajajajaaa  :
 

Unidad Socialista de Izquierda (USI), de Venezuela

Izquierda Socialista, de Argentina

Uníos en la Lucha, de Perú

Corriente Socialista de los Trabajadores (CST), del PSOL de Brasil

Uníos, de Colombia

Alternativa Socialista, sección simpatizante de Colombia

Propuesta Socialista, de Panamá


(Miembros de la Unidad Internacional de Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI))


Partido Obrero Socialista (POS), de México

Liga Socialista de los Trabajadores (LST), de República Dominicana

Opinión Socialista, de Argentina

Movimiento de Trabajadores y Campesinos-as (MTC), de Costa Rica.

(Miembros de la Corriente Internacional Revolucionaria (CIR))

Comité de Enlace Unión Internacional de Trabajadores –UIT y Corriente Internacional Revolucionaria-CIR

 
PST de Argentina
 PO  de argentina  etc etc etc

Respuesta  Mensaje 13 de 24 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 01/05/2013 11:40
Guerra Fría para dominar el pensamiento

Los New York Intellectuals y la invención del neoconservadurismo

A partir de 1945, los servicios de propaganda estadounidenses y británicos reclutan a intelectuales con frecuencia provenientes de medios trotskistas para inventar y promover una «ideología que rivalice con el comunismo». Los New York Intellectuals, con Sidney Hook a la cabeza, cumplen eficaz y celosamente diferentes misiones confiadas por la CIA, convirtiéndose rápidamente en agentes de primer orden de la Guerra Fría cultural. Teóricos mayores de este movimiento, como James Burnham e Irving Kristol, elaboraron la retórica neoconservadora en la que se basan hoy los «halcones» de Washington


Respuesta  Mensaje 14 de 24 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 01/05/2013 11:44
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Arthur Kœstler (agente del IRD británico), Irving Brown (agente de la CIA encargado de la izquierda europea y africana) y James Burnham (agente de la CIA encargado de los medios intelectuales).

En 1945 los estrategas soviéticos quieren obtener el reconocimiento de las democracias populares de Europa Oriental. Apoyándose en los servicios secretos, lanzan una campaña internacional por la paz. Su objetivo es conservar el control del «glacis defensivo» evitando una serie de conflictos armados con la coalición anglosajona.

Los gobiernos británicos, especialmente el de Clement Attlee, tratan de romper con la propaganda de guerra que entre 1942 y 1945 justificó la alianza con Moscú. En este contexto, en febrero de 1948, Attlee crea, en el Foreign Office, el Departamento de Investigación de Informaciones (IRD), verdadero «ministerio de la Guerra Fría» financiado con fondos secretos y encargado de producir falsas informaciones para desacreditar a los comunistas.

En los Estados Unidos la situación es más favorable. Los procesos de Moscú, el exilio de Trotski, ex brazo derecho de Lenin, y el pacto germano-soviético han dañado considerablemente al Partido Comunista. En ese contexto, los marxistas se unen masivamente al ala trotskista de la izquierda radical, una de cuyas fracciones pactará con la CIA, traicionando así la IV Internacional.

Tras una serie de desastrosos fracasos, los servicios soviéticos renuncian a cualquier tipo de influencia en los Estados Unidos y priorizan los países de Europa Oriental, especialmente Francia e Italia.

Los servicios secretos británicos y estadounidenses tratan de fabricar un pensamiento bastante creíble y universal para rivalizar con el marxismo-leninismo. En este contexto, los New York Intellectuals - Sidney Hook, James Burnham, Irving Kristol, Daniel Bell...-serán combatientes culturales especialmente eficaces.

Los primeros «golpes bajos»

Los New York Intellectuals no necesitan infiltrarse en los medios comunistas: ya están en ellos y se definen como militantes trotskistas. La CIA, al reclutar a hombres como el filósofo marxista Sidney Hook, reúne informaciones útiles sobre la izquierda radical norteamericana y trata de sabotear las reuniones internacionales auspiciadas por Moscú.

En marzo de 1849, en Nueva York, se realiza una «conferencia científica y cultural por la paz mundial» en el hotel Waldorf Astoria. Acuden a la misma delegaciones de militantes comunistas. La reunión es secretamente supervisada por el Kominform, pero el hotel está bajo control de la CIA que ha instalado un cuartel general secreto en el décimo piso. Sidney Hook, que actúa como comunista arrepentido, recibe aparte a algunos periodistas a quienes explica «su» estrategia contra «los estalinistas»: interceptar el correo del Waldorf y difundir falsos comunicados.

Aprovechando la posición de «caballo de Troya» de Sidney Hook, la CIA lleva a cabo una campaña de intoxicación mediática que llega hasta la divulgación pública de la filiación política de algunos participantes, configurando así la «cacería de brujas» del senador McCarthy. Con celo y brío, Hook dirige a su equipo de agitadores, delatores y manipuladores, que redactan panfletos y siembran el desorden en las mesas redondas... Simultáneamente, fuera del hotel Waldorf, decenas de militantes de extrema derecha desfilan pancarta en mano para denunciar la injerencia del Kominform. La operación es de un éxito total y la conferencia fracasa.

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El libro de Frances Stonor Saunders licenciada de la Universidad de Oxford, es una de las mejores investigaciones de la implicación de la CIA en la guerra cultural

Sacando lecciones del «golpe del Waldorf», la CIA norteamericana y el IRD británico sistematizan el enrolamiento de trotskistas en la lucha secreta contra Moscú, al punto de hacer de esto una constante de la «guerra psicológica» que llevan cabo contra la URSS [1].

Sidney Hook, líder de los New York Intellectuals

Nacido en un barrio pobre de Brooklyn en 1902, Sidney Hook entra en 1923 a la universidad de Columbia, donde conoce a John Dewey, su primer maestro en cuanto pensamiento. Al terminar su doctorado obtiene una beca de la Fundación Guggenheim que le permite estudiar en Alemania y visitar Moscú. Como muchos otros intelectuales de la época, está fascinado por Stalin y el régimen soviético.

Al regresar a los Estados Unidos inicia su carrera como profesor en la universidad de Nueva York, en el departamento de Filosofía. Sólo abandona su puesto en 1972 para instalarse en Stanford al término de una evolución intelectual que lo conduce del comunismo al neoconservadurismo. Al final de la Primera Guerra Mundial, luego de haberse casado con una militante comunista, Hook se inscribe en un sindicato de profesores cercano al partido. Trabaja en una traducción de Lenin y publica un libro que se hace notar: Towards the understanding of Karl Marx.

Intelectual típico de la izquierda radical, participa en las manifestaciones contra la ejecución de los anarquistas Sacco y Vanzetti. A principios de los años 30, Hook rompe con los comunistas y se une al clan de los trotskistas reunidos en el American Workers Party, fundado en 1938. Organiza la «Comisión de investigación sobre la verdad en los procesos de Moscú» cuyo objetivo es declarar inocente a Trotski, separado del poder por Stalin.

A partir de 1938 abandona definitivamente el ideal revolucionario. En 1939 funda el Committee for cultural freedom, organización antiestalinista que, después de la guerra, constituye una de las bases del Congress for cultural freedom [2]. Más que una ruptura, esta «traición» -Hook vigila a sus antiguos amigos para la CIA- constituye para él una atractiva oportunidad política y financiera.

Cuando Hook evoca las razones de su conversión, se refiere a «estalinistas» como Brecht que, durante una discusión en Nueva York, en 1935, habría bromeado en cuanto al arresto de Zinoviev y Kamenev: «Esos mientras más inocentes, más merecen ser fusilados». Se trata de una denuncia que dice mucho de los métodos de Hook, que no dudaba en citar palabras críticas sacándolas de contexto para hacerlas despreciables.

En este ambiente de delación, la iniciativa del senador por Wisconsin, McCarthy, es discretamente apoyada por Hook, que publica dos artículos: «Heresy, yes ! Conspiracy, no !» (¡Herejía sí, conspiración, no!) y «The dangers of cultural vigilantism» (Los peligros de la vigilancia cultural) en los cuales, pretendiendo criticar a McCarthy, estimula el espionaje y la delación de funcionarios, intelectuales y políticos cercanos a los comunistas.

Posteriormente Hook expresó que nunca había apoyado al senador de Wisconsin, lo que rechaza la filósofa Hannah Arendt, sin embargo aliada natural de Hook. En «Heresy, yes !», describe la posición ideológica de los «liberales realistas» y la noción de «culpabilidad por frecuentación». Deduce que el Estado debe realizar la «cacería de brujas» guardando las apariencias de un régimen liberal.

Para ello, la administración, más que culpar a los funcionarios comunistas, debe llevar a los sospechosos a renunciar. En cuanto a los profesores, Hook señala que un profesor comunista «practica un verdadero fraude profesional» [3]. Finalmente, Hook considera que la «cacería de brujas» constituye un error político, no debido a la naturaleza fascista de esta campaña de delación, sino más bien porque la iniciativa de McCarthy, muy poco discreta, contribuye a poner en el mismo nivel la violencia soviética y la norteamericana.

En «The dangers of vigilantism» preconiza otros medios, más discretos, para la persecución a los comunistas: se trata, por ejemplo, de encargar a instancias profesionales las investigaciones en cuanto a la lealtad.

Efectivamente, Sidney Hook prefiere las acciones discretas. Su vinculación con varias operaciones de la Guerra Fría cultural, como el Congreso por la Libertad de la Cultura, evidencia su concepción de la democracia, concebida como una fachada necesaria del bloque atlantista encabezado por los Estados Unidos. En 1927 abandona Nueva York y se convierte hasta su muerte en uno de los principales teóricos de la Hoover Institution [4].

Al frecuentar los círculos de la diplomacia secreta, Sidney Hook se convierte en un conservador respetado por los gobernantes. En 1985, Ronald Reagan lo condecora con la más alta distinción civil norteamericana: la Medal of Freedom, después de haber condecorado el mismo día a Frank Sinatra y Jimmy Stewart. Muere en 1989 y su esposa recibe las condolencias del presidente Bush: «Durante toda su vida fue un valiente defensor de la Libertad (...).
Aunque afirmaba siempre que no hay nada absoluto en la vida, la ironía quiso que él mismo fuera una prueba de lo contrario, pues si hubo un absoluto, ese fue Sidney Hook, siempre dispuesto a combatir valientemente por la honestidad intelectual y la verdad».


Respuesta  Mensaje 15 de 24 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 01/05/2013 11:45

Convertir a los trotskistas

La «traición» de Sidney Hook, que hizo posible el éxito de la campaña del Waldorf, es el punto de partida de un movimiento de conversión de una fracción del ala trotskista. La CIA y el IRD confían en los marxistas arrepentidos para llevar a cabo una operación de gran envergadura: la fabricación de una «ideología que rivalice con el comunismo», según la expresión de Ralph Murray, primer jefe del IRD, y de la que el Congreso por la Libertad de la Cultura será el principal instrumento de promoción.

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Daniel Bell

Así, la táctica de la CIA y del IRD consiste, en un primer tiempo, en «convertir» a los militantes trotskistas y a asegurar su obediencia. Para ello, los servicios invierten una parte de los fondos secretos de que disponen en «salvar» revistas radicales de la quiebra total. Es así como recibe varias donaciones la Partisan Review, feudo de los New York Intellectuals, antigua tribuna comunista ortodoxa y luego trotskista [5].

En 1952 el jefe del imperio Time-Life, Henry Luce, a través de Daniel Bell, transfiere 10 000 dólares para que la revista no desaparezca. El mismo año, Partisan Review organiza un simposio cuyo tema central puede resumirse de la siguiente forma: «América es ahora la protectora de la civilización occidental». Desde 1953, mientras los New York Intellectuals dominan el Congreso por la Libertad de la Cultura, Partisan Review recibe una subversión proveniente de la «cuenta del festival» del Comité Norteamericano por la Libertad de la Cultura, alimentada por la Fundación Farfield... con fondos de la CIA.

De igual forma, New leader, dirigido por Sol Levitas, es «salvado» tras la intervención financiera de Thomas Braden... con el dinero de la CIA. Puede comprenderse mejor ahora cómo la Agencia logró obtener la fidelidad de algunos grupos de la izquierda radical.

Además de «haber salvado» a Partisan Review, la CIA colabora con los servicios británicos a fin de crear una revista anticomunista. Recluta así a Irving Kristol, el director ejecutivo del Comité Norteamericano para la Libertad de la Cultura. Kristol comenzó en 1936 en el City College donde conoce a dos futuros compañeros de la guerra fría, Daniel Bell y Melvin Lasky.

Trotskista antiestalinista, trabaja para la revista Enquiry. Después de la guerra, reclutado por los servicios estadounidenses, regresa a Nueva York para dirigir la revista judía Commentary. Directamente financiado por los créditos Farfield (CIA), se le encarga inventar Encounter bajo la supervisión de Josselson. El « magazine X », que dirige con el primitivista Stephen Spender, será la punta de lanza de la ideología neoconservadora estadounidense.

La lucha contra el comunismo en el Congreso por la Libertad de la Cultura

Como es lógico, los New York Intellectuals y otros comunistas arrepentidos son contactados por Josselson (situado bajo las órdenes de Lawrence de Neufville) quien, a cuenta de la CIA, es encargado de crear el Congreso por la Libertad de la Cultura. El objetivo es organizar en Europa Occidental la «guerra psicológica», según la expresión de Arthur Koestler, contra Moscú.

Arthur Koestler, nacido en 1905 en Budapest, fue un militante comunista activo durante varios años. En 1932 visita la Unión Soviética y la Internacional financia uno de sus libros. Luego de haber denunciado a la policía secreta a su novia rusa, abandona Moscú y llega a París. Durante la guerra es detenido y deportado como prisionero político.

Una vez terminada la guerra, Koestler escribe Le Zéro et l’infini (El cero y el infinito), un libro en el que traza su recorrido y denuncia los crímenes del estalinismo. El encuentro con los New York Intellectuals, por mediación de James Burnham, le permite frecuentar los medios en que se deciden las operaciones culturales secretas.

Tras numerosas entrevistas con agentes de la CIA, supervisa la redacción de una obra colectiva, un encargo directo de los servicios. Le Dieu des ténèbres (André Gide, Stephen Spender...) constituye una dura condena al régimen soviético. A continuación Arthur Koestler es empleado en el marco de la organización del Congreso por la Libertad de la Cultura.

Koetsler escribe Manifeste des hommes libres a raíz de la reunión del Kongress für Kulturelle freiheit de Berlín, organizado en 1950 por su amigo Melvin Lasky. En su opinión, «la libertad ha tomado la ofensiva». James Burnham es ampliamente responsable del reclutamiento de Koestler, quien pronto se convertirá en alguien bastante molesto a los ojos de los conspiradores del Congreso debido a su entusiasmo.

El padrino de Koestler, James Burnham, nació en 1905 en Chicago. Profesor en la universidad de New York, colabora en diversas revistas radicales y participa en la construcción del Socialist Workers Party. Algunos años más tarde organizará la escisión del grupo trotskista [6].

En 1941 publica The Managerial Revolution, futuro manifiesto del Congreso por la Libertad de la Cultura, traducido en Francia en 1947 bajo el título de L’Ère des organisateurs (La era de los organizadores). La conversión de Burnham es particularmente espectacular. En algunos años, luego de sus encuentros con el jefe de la red stay-behind [7], Franck Wisner, y con su asistente Carmel Offie, se convierte en ardiente defensor de los Estados Unidos, según él única muralla frente a la barbarie comunista.

Declara: «Estoy contra las bombas almacenadas actualmente en Siberia o en el Cáucaso y destinadas a la destrucción de París, Londres, Roma (...) y de la civilización occidental en general (...), pero estoy a favor de las bombas almacenadas en Los Alamos (...) y que desde hace cinco años son la defensa -la única defensa- de las libertades de Europa Occidental». Perfectamente consciente de la función de la red stay-behind, Burnham, amigo íntimo de Raymond Aron, pasa del trotskismo a la derecha conservadora, convirtiéndose en uno de los principales intermediarios entre los intelectuales del Congreso y la CIA.

En 1950, cuando el turbulento Melvin Lasky recibe fondos desviados del Plan Marshall, Burnham, Hook y Koestler están sin lugar a dudas impuestos del asunto. Gracias al Congreso por la Libertad de la Cultura, Burnham podrá difundir su libro The Managerial Revolution en toda Europa Occidental.


Respuesta  Mensaje 16 de 24 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 01/05/2013 11:47

«Una ideología que rivalice con el comunismo»

Raymond Aron [8] es el principal artífice de la importación a Francia de las tesis de los New York Intellectuals. En 1947 recurre a la editorial Calmann-Lévy para la publicación de la traducción de The Managerial Revolution. Al mismo tiempo, Burnham defiende en los Estados Unidos su nuevo libro Struggle for the World (Por una dominación mundial).

El libro: La era de los organizadores (L’Ère des organisateurs) es interpretado inmediatamente por el profesor Georges Gurvitch, (con razón) como una apología de la «tecnocracia».
Tratando de descalificar el análisis en términos de lucha de clases, Burnham declara que los directores son los nuevos dueños de la economía mundial. Según el autor, la Unión Soviética, lejos de haber realizado el socialismo, es un régimen dominado por una nueva clase formada por «técnicos» (dictadura burocrática).

En Europa Occidental y en los Estados Unidos los tecnócratas han tomado el poder en detrimento de los parlamentarios y el patronato tradicional. Así, la era dictatorial significa un doble fracaso: el del comunismo y el del capitalismo. El principal objetivo de Burnham es evidentemente el análisis marxista-leninista cuyo principio, la dialéctica histórica, anuncia el advenimiento de una sociedad comunista mundial. En realidad, «el socialismo no sucederá al capitalismo»; los medios de producción, parcialmente estatizados, serán confiados a una clase de directores, único grupo capaz de dirigir el Estado contemporáneo debido a su competencia técnica.

Léon Blum comprendió bien la dimensión fundamentalmente antimarxista de las tesis tecnocráticas de James Burnham. Después de la guerra, como aliado de Washington, al ex hombre fuerte del Frente Popular le corresponde, no sin cierto malestar, escribir el prólogo a la edición francesa: «Si no hubiera estado seguro de la simpatía de unos y de la amistad de los otros, hubiera visto en esta solicitud un rasgo de malicia (...) no se imagina una obra que pueda provocar un choque más inesperado y desconcertador en el pensamiento de un lector socialista» [9]. Con un padrino como Raymond Aron y un prologuista como Léon Blum, L’Ère des organisateurs tiene un considerable éxito.

Cercano a Sidney Hook, con quien apoya la «cacería de brujas», Daniel Bell publica en 1960 La Fin des idéologies, una selección de artículos publicados en Commentary, Partisan Review, New Leader y de ponencias del Congreso por la Libertad de la Cultura. La traducción francesa es prologada por Raymond Boudon, quien toda su vida ha combatido las teorías de la escuela francesa de sociología, representada por Émile Durkheim y Pierre Bourdieu, con el objetivo de imponer una concepción americanizada de las ciencias sociales.

El fin de ideologías La Fin des idéologies, como su nombre lo indica, retoma la tesis favorita de los New York Intellectuals, a saber, la extinción del comunismo como ideal. Daniel Bell, miembro activo del Congreso por la Libertad de la Cultura, que contribuye a difundir su libro, anuncia también el surgimiento de nuevos conflictos ideológicos: «La Fin des Idéologies pronostica la desintegración del marxismo como fe, pero no dice que toda ideología avanza hacia su final. Veo que con frecuencia los intelectuales están ávidos de ideologías y que nuevos movimientos sociales no dejarán de engendra otras, ya se trate del panarabismo, de la afirmación de un color o del nacionalismo» [10].

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Sidney Hook, Norman Podhoretz, Hans J. Morgenthau y H. Stuart Hughes, durante un simposio de la revista Commentary titulado «Western Values and Total War» («Los valores occidentales y la guerra total»), en 1961.

Del anticomunismo al neoconservadurismo

Les New York Intellectuals, comprometidos en múltiples operaciones de infiltración, sólo revelan tardíamente su verdadera pertenencia ideológica al unirse masivamente a las filas de los neoconservadores cuyos principales bastiones están ya en manos de marxistas arrepentidos. Irving Kristol, cuyas relaciones con Josselson son conflictivas, dirige Commentary de 1947 a 1952. Otra figura mayor del neoconservadurismo, Norman Podhoretz, será colocado al frente de la revista casi oficial del Congreso por la Libertad de la Cultura de 1960 a 1995. En Francia, Raymond Aron crea Commentaire en 1978 [11].
El hijo de Irving Kristol, William, es el director del muy neoconservador Weekly Standard.

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William Kristol

Contrariamente a una difundida tesis, no hubo infiltración trotskista en la derecha norteamericana, sino una recuperación por parte de esta de elementos trotskistas, en primer lugar como una alianza objetiva contra el estalinismo y en segundo para utilizar sus capacidades dialécticas al servicio del imperialismo pseudoliberal.

Burnham y Shatchman abandonan el Socialist Workers Party y la IV Internacional en 1940 para formar un partido escisionista. Max Shatchman preconiza rápidamente la entrada al Partido Demócrata. Se une al halcón demócrata Henry «Scoop» Jackson, cuyo sobrenombre es «senador Boeing» debido a su apoyo feroz al complejo militar-industrial. Reorganiza su partido como una tendencia en el seno del Partido Demócrata bajo la denominación de Partido de los Socialdemócratas Estadounidenses (SD/USA).

Durante los años 70, el senador Jackson se rodea de brillantes asistentes como Paul Wolfowitz, Doug Feith, Richard Perle y Elliot Abrams [12]. Conservando el mayor tiempo posible su discurso de extrema izquierda, Max Shatchman hace de SD/USA un taller de la CIA apto par desacreditar a las formaciones de extrema izquierda, mientras que se convierte en uno d los principales asesores de la organización sindical anticomunista AFL-CIO [13].

En el buró político del SD/USA se encuentran personalidades como Jeanne Kirkpatrick, que se convertirán en símbolos de la era Reagan. En una total confusión de géneros, el teórico de extrema derecha Paul Wolfowitz inteviene como orador en los congresos de los partidos de extrema izquierda. Carl Gershamn se convierte en presidente de SD/USA y hoy es director ejecutivo de la National Endowment for Democracy [14].

De forma general, los miembros de dicho partido, cuyos órganos son la revista Commentary y el Committee for the Free World, son recompensados por sus manipulaciones en cuanto Ronald Reagan asume el poder.

Los New York Intellectuals no desarrollaron solamente una crítica de izquierda al comunismo, sino que inventaron igualmente un ropaje «de izquierda» para las ideas de extrema derecha cuya etapa de maduración final es el neoconservadurismo. Así, los Kristol y sus amigos pueden presentar con aplomo a George W. Bush como un «idealista» empeñado en «democratizar» al mundo.


Respuesta  Mensaje 17 de 24 en el tema 
De: Matilda Enviado: 01/05/2013 15:18
Y dale con la Wikipedia! jajajajaja.
Pregunta: Alguien les cree a los estalinistas?
Respuesta: Nadie.


Respuesta  Mensaje 18 de 24 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 01/05/2013 15:39
Reconozca matiburra culipronta , feliz " trabajando" al lado de clarín contra Cristina ...  que ud ni siquiera se ha leido toda la obra de trosky ...quien se pasó la vida escribiendo inconsistencias sobre la Revolución socialista y conspirando contra la URSS primer Estado socialista de los trabajadores .- Por ello es que no entiende , o se hace la boba , que los troskos vendidos  traidores  luego de nikita  hasta llegar a gorbacho y a yelsin se dedicaron a falsificar la historia y a mostrar a un Stalin como lo peor porque así lo querían ver siempre las potencias capitalistas empezando por la alemania nazi  y el imperio norteamericano .-

Respuesta  Mensaje 19 de 24 en el tema 
De: Matilda Enviado: 02/05/2013 02:06

Respuesta  Mensaje 20 de 24 en el tema 
De: Matilda Enviado: 02/05/2013 02:08

OBRAS SELECTAS DE LENIN, EDITADO POR EDICIONES IPS/CEIP “León Trotsky”

El hombre que revolucionó el Siglo XX

Fecha: Jueves 18 de abril de 2013


La Verdad Obrera entrevistó a Cecilia Feijoo y Demian Paredes, integrantes de la comisión responsable de esta nueva publicación de Ediciones IPS y el CEIP “León Trotsky”.


¿Cómo surgió la idea de volver a editar una recopilación de textos de Lenin?

Demian Paredes: Desde el equipo de camaradas que venimos militando en el terreno de la lucha ideológica y en la edición de libros nos pareció que hay una serie de textos clásicos que en otra época eran de fácil acceso para la militancia pero que ahora se encuentran casi “desaparecidos” de las librerías comerciales, y también de las librerías de los partidos de izquierda. Un caso es Lenin, quien es una referencia indiscutida para aquellos que luchamos por la revolución social pero que las nuevas generaciones conocen más por los usos del lenguaje político y por los odios que aún genera en la prensa conservadora, liberal o progresista, así como en las aulas universitarias, más que por una lectura sistemática de su obra.

Cecilia Feijoo: Estamos presentando solo una “pequeña” selección… de casi 1.200 páginas, de un hombre que se llamaba a sí mismo publicista y que a través de su rol como dirigente marxista en los acontecimientos que dieron origen al primer Estado de los trabajadores concentró una experiencia fundamental. Veíamos que con la militancia heredamos parte de un lenguaje político sustancial, que llevó a los marxistas europeos años, décadas de debates y experiencias con el “movimiento revolucionario real”, y que utilizamos muchas veces sin conocer su génesis y lugar histórico. Esto muestra para nosotros que el leninismo no es una “lengua muerta”, que tiene vitalidad para la práctica y las coordenadas de una política revolucionaria, y por ello nos parecía que había que ofrecer una recopilación de sus principales textos.

¿Cómo organizaron el material a publicar y qué los llevó a incluir determinadas obras y otras no?

DP: Fue una tarea difícil y la fuimos definiendo tomando el criterio de dar cuenta de genealogías y contextos históricos para combatir el discurso que hoy la prensa burguesa y los historiadores reaccionarios (del tipo de Robert Service) se encargan de difundir. Por ejemplo: que Lenin era “un dictador” o que “no valoraba” el papel de los trabajadores en la lucha revolucionaria. Respecto a esto último algunos sectores autonomistas y populistas afirman que en el ¿Qué hacer? Lenin sobrevalora el papel del partido como guía revolucionario, dejando de lado la experiencia de los trabajadores; en definitiva, que no tiene confianza en ellos. Estas cosas se han dicho una y otra vez, pero basta leer el texto para darse cuenta de que Lenin está discutiendo con aquellos socialdemócratas que dicen que los trabajadores tienen un “gran valor” sólo en la lucha económica, sindical. Lenin debate contra ellos planteando que es necesario que los trabajadores participen de la lucha política y que sólo lo podrán hacer desde el punto de vista de sus intereses de clase a través de la lucha por un partido revolucionario. Además este era un momento particular de la socialdemocracia rusa, que estaba dispersa y desorganizada; de ahí que Lenin inste a que los obreros e intelectuales se transformen en “políticos profesionales” capaces de conocer “las artes” de la política marxista. Su interés no era subordinar la lucha de los trabajadores al partido sino potenciarla, y para ello era necesaria una organización.

CF: Optamos por editar en el tomo uno las discusiones de Lenin previas a la revolución de 1917, siguiendo el curso de los debates de la socialdemocracia y del surgimiento del bolchevismo. Sabemos que es más popular leer los momentos triunfales de 1917, cuando la esperanza de la superación de la sociedad capitalista se entreabrió para millones, pero nos pareció que la etapa previa, cuando Lenin planteó “tareas preparatorias”, era de vital importancia, ya que nuestra situación se parece en varios aspectos a aquella de preparación, a los prerrequisitos que necesitamos conquistar en la lucha por un partido revolucionario. Un poco volviendo a lo que planteábamos, aparecen en este tomo definiciones como las de “jornadas revolucionarias” o “ascenso de huelgas”; definiciones que nosotros como corriente hemos utilizado (por ejemplo la primera) para referirnos a la serie de “actos” que compusieron las jornadas de diciembre de 2001 en Argentina.

Entonces el objetivo de los tomos es restituir ciertas verdades que expresa la obra de Lenin frente a las deformaciones y acusaciones, y por otro mostrar la vitalidad que mantiene su legado. Desde este punto de vista ¿qué quieren destacar del tomo dos de las Obras selectas?

CF: Bueno, hay dos expresiones que definen este tomo que son revolución proletaria y dictadura del proletariado. Aparecen una y otra vez en los textos de Lenin, que van de su llegada a Rusia en abril de 1917 hasta su muerte en 1924. Este es sin duda su período más polémico porque no sólo impulsa al Partido Bolchevique, y a través de él a las masas obreras, a tomar el poder en sus manos en alianza con los campesinos, sino que avanza en una serie de medidas que van a dar origen al primer Estado de los trabajadores de la historia del siglo XX. Obviamente la burguesía no le perdona a Lenin haber proclamado la paz y haber puesto fin a la Primera Guerra Mundial, no mediante acuerdos diplomáticos secretos, sino mediante proclamas y decretos en Rusia donde se expropiaba a los terratenientes, repartiendo la tierra los campesinos; decretando la expropiación de las fábricas a la burguesía; así como expropiando al capital financiero internacional al declarar la deuda pública del Estado ruso anulada. Que los ricos y sus representantes lo odien, y vean en él un hombre que atacó la “libertad”, es decir su libertad de enriquecerse a costa del pueblo, habla –por supuesto– bien de Lenin. Leyendo sus textos uno percibe las tensiones de ese momento en el que los trabajadores –que hoy solo tienen el lugar subordinado de “productores” de mercancías o de simple masa de maniobra de la política burguesa– están en el poder y deben reorganizar la economía y la sociedad en función de sus intereses. Son momentos muy difíciles y también de muchas esperanzas de esos trabajadores que, impulsados por los bolcheviques, dijeron “sí, nuestro lugar es éste”. Y esa determinación fue apoyada por los trabajadores de muchos países…

DP: Estos ataques a la “libertad” de la burguesía no solo generaron odio sino también el rechazo de muchos “marxistas”, como Kautsky, que acusaron al bolchevismo de estar “saltando etapas”, que Rusia no estaba “madura” para el socialismo, etc. El destino que luego tuvo el Estado obrero que Lenin impulsó, cuando se estaba produciendo la reacción contra la revolución y en la cumbre de la nueva sociedad se alojaba esa casta burocrática, que había expropiado el poder a los trabajadores, influyó mucho en esta visión. Los textos de este tomo muestran a un Lenin que hace esfuerzos prodigiosos para pelear por conservar el carácter revolucionario del régimen bolchevique, viendo el peligro de todos aquellos gestos que los viejos revolucionarios tomaban de la burocracia estatal en ascenso: como cuando siguiendo el precepto de Marx de que “un pueblo que oprime a otro no puede ser libre” se pelea con Stalin a propósito del problema de las nacionalidades; o cuando combate la arrogancia, arbitrariedad y prepotencia de los militantes que trabajan en los organismos soviéticos. Todo esto en momentos de dificultades internas, cuando el régimen del “comunismo de guerra” estaba agotado y se generaba una serie de protestas campesinas, y cuando el aislamiento del la revolución era acentuado y las secuelas de la guerra civil rusa aún se sentían en la economía y en el Estado. Todas cuestiones que Lenin abordó en el Discurso de clausura del X Congreso del Partido Comunista bolchevique y en La nueva política económica.

¿Quieren agregar algún comentario más?

CF: Sí. Que este libro fue hecho por un equipo que incluyó a Julio Patricio Rovelli, a cargo de la producción editorial, y a Valeria Foglia, quien trabajó codo a codo con nosotros, y diversas colaboraciones de la Juventud del PTS.

Desde el IPS y el CEIP, con la dirección del partido, hemos definido la necesidad de dar impulso a equipos amplios de camaradas que puedan tomar en sus manos esta tarea de producir y difundir las ideas revolucionarias (se puede ver la nota de Andrea D’Atri y Matías Maiello en La Verdad Obrera 511). Este es sólo un primer libro de esta nueva política que nos hemos propuesto, y esperamos que un mayor número de camaradas tome el proyecto en sus manos.


Respuesta  Mensaje 21 de 24 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 02/05/2013 11:40
Querer los troskos suplantar los estudios hechos sobre Lenin y su obra por la Academia de Ciencias de la URSS , compuesta en su momento por verdaderos sabios , cada uno en su rama, por subdesarrolados , parcializados y limitados intelectuales  del pst que se acomodan hasta al grupo clarín ofreciendo en pago el atacar desde todos los ángulos a Cristina ...  y decir la matiburra que ahí es donde se encuentra la verdad  ....  es para risa .-

Respuesta  Mensaje 22 de 24 en el tema 
De: Matilda Enviado: 03/05/2013 01:26
Blah,blah,blah,los estalinistas no saben hacer otra cosa que traicionar, aliarse con los fascistas y MENTIR AL MEJOR ESTILO GOEBBELIANO, PERO A ESTAS ALTURAS DE LA HISTORIA QUE LOS DELATA, ALGUIEN LES CREE?
Definitivamente,ahí se quedan pataleando, porque han vendido sus banderas,han traicionado incluso al Che, la mentira tiene patas cortas decía mi abuela y la hora del fraude ya fué.

La plaza es roja y es nuestra.
 


 

Respuesta  Mensaje 23 de 24 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 03/05/2013 09:05
William Kristol

" Contrariamente a una difundida tesis, no hubo infiltración trotskista en la derecha norteamericana, sino una recuperación por parte de esta de elementos trotskistas, en primer lugar como una alianza objetiva contra el estalinismo y en segundo para utilizar sus capacidades dialécticas al servicio del imperialismo pseudoliberal.

Burnham y Shatchman abandonan el Socialist Workers Party y la IV Internacional en 1940 para formar un partido escisionista. Max Shatchman preconiza rápidamente la entrada al Partido Demócrata. Se une al halcón demócrata Henry «Scoop» Jackson, cuyo sobrenombre es «senador Boeing» debido a su apoyo feroz al complejo militar-industrial. Reorganiza su partido como una tendencia en el seno del Partido Demócrata bajo la denominación de Partido de los Socialdemócratas Estadounidenses (SD/USA)."


Respuesta  Mensaje 24 de 24 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 03/05/2013 09:32
"
En 1938 se preparaban todos los comunistas y patriotas soviéticos, en cuerpo y alma, a las tareas políticas y militares en perspectivas de la agresión nazi. Los demenciales llamados de Trotski a un levantamiento armado, tan solo encontraron resonancia en los peores enemigos del socialismo. He aquí algunos puntos de vista que Trotski defendía entre 1938 y 1940.
 
"Sólo se puede asegurar la defensa del país por medio de la destrucción del grupillo autocrático de saboteadores y derrotistas" - 3 de Julio de 1938. (29)
 
En ese momento, ante la amenaza nazi, las tensiones en la Unión Soviética se hacían mayores. Algunos grupos de oportunistas, para quienes los sacrificios eran demasiados, y algunos grupos contrarrevolucionarios, habían planeado un golpe de estado. La depuración, estrictamente necesaria en vista de las perspectivas de guerra, debía ser dirigida precisamente contra estos grupos. Trotski les dio un argumento nuevo para apoyar la agitación contra el Partido: La derrota de la URSS por los nazis es un hecho si Stalin y los estalinistas permanecen al poder, por esto hay que destituir la dirección actual del Partido por medio de un levantamiento. Esto coincidía exactamente con los objetivos de los nazis, quienes querían desencadenar una guerra civil para realizar más fácilmente sus planes de invasión."


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