ay que tener en cuenta que la inteligencia y el conocimiento, como la fuerza y la destreza física, son bienes de consumo. Se compran y se venden. Es posible contratarlos por hora o por año. Lo único que no está a la venta en el mundo es el carácter.
-Antonin Scalia, en un discurso.

 

 

 

unca ascienda a una persona por que se parezca a usted. Es una tontería duplicar sus cualidades, y una idiotez duplicar sus defectos. Haría mejor en emplear y recompensar a aquellas personas cuyos puntos de vista, aptitudes y juicios difieran radicalmente de los suyos, práctica que no es muy común, porque exige grandes dosis de humildad, tolerancia y sabiduría.
-Dee hock, Fast Company

 

 

a vida es muy sencilla. Uno hace cosas. Algunas fracasan y otras dan resultado. Uno hace más cosas de las que dan resultado, otros las imitan de inmediato. Entonces uno hace algo más. El secreto está en hacer siempre algo más.

- T.Peters

 

 

i me hubiera de conceder un deseo, no pediría riquezas ni poder, sino el apasionado sentido de lo que existe en potencia; el ojo que, siempre joven y ardiente, ve lo posible. El placer decepciona; la posibilidad, jamás.
-Saren Kierkegaard.

 

 

l amor es vincularse a otros; el humor, una forma de desvincularse de sí mismo, una manera de mirar de lejos la propia existencia, con su infortunio o su insatisfacción. Si realmente amas o si realmente sabes reír, el resultado es el mismo: te olvidas de ti.
-Claude Roy, en Permis de Séjour ( Gallimard).

 

 

omo científico que soy, no me convenzo de las cosas sino hasta disponer de pruebas estadística, siempre que sea posible. Sin embargo, conforme sigo madurando, me sorprende cada vez más la frecuencia con que ocurren hechos estadísticamente muy improbables. En su improbabilidad he comenzado a ver la huella de Dios.
-Doctor M: Scout Peck, en The Road Less Traveled & Beyond (Simon & Shuster)

 

 

l hombre razonable se adapta al mundo; el irrazonable se empeña en intentar que el mundo se adapte a él. Por eso todo progreso se debe al hombre irrazonable.
-George Bernard Shaw, en The Revolutionist´s