Ser cristianos viviendo en el mundo - Palabritas para ti

Lo primero que Dios nos pide cuando aceptamos andar en sus caminos es controlar la lengua, para ello nos fortalece diciéndonos "Porque no os he dado espíritu de corbardía sino de poder, amor y dominio propio". Dios que es sabio, y por tanto conoce todas las situaciones de la vida a las que nos vemos expuestos, sabe que no solamente, debemos cuidar y fijar nuestros ojos espirituales sobre nuestro pensamiento y nuestra lengua, con el fin de agradar a Dios con los dichos de nuestra boca y las meditaciones de nuestro corazón. Sino que además de esto, debemos orar para pedirle a Dios sabiduría para responder las inquietudes de las personas creyentes pero inconversas o no creyentes.

En el salmo que Dios me ha señalado para iniciar esta meditación, el salmista "clama" porque se encuentra rodeado de gente que no cree en Dios, por tanto su manera de hablar es hiriente y entra permanentemente en contienda con el salmista. Cada día todos los cristianos, los que deseamos una vida comprometida con Cristo, nos vemos rodeados de personas de dura cerviz y asperas de corazón, vemos como sus almas se consumen en el sufrimiento, sin amor y sin palabras de consuelo efectivas. Pero cuando les hablamos de lo que Dios podría hacer por ellas, si lo reciben y lo aceptan en sus vidas, nos miran como si estuvieramos locos, cuando decimos que Dios nos habla y les esta llamando por medio de nosotros, entonces les parece inaúdito que Dios exista y se manifieste. A veces sólo guardamos silencio, como Dios no lo indica frente a los que nos cuentan sus penas, sus problemas pero nos manifiestan que esperan hallar la solución en sus propios esfuerzos, y oramos por ella, porque Dios ha permitido que esa persona se nos muestre para saber como clamar por la salvación de su alma.

Pero Dios no quiere que nos carguemos de frustración y tristeza por aquellos que le rechazan, incluso cuando es un familiar, un amigo cercano.

A través del salmo 120, Dios nos invita a que le entreguemos esa carga, a que confiemos en la oración que hacemos por esas personas y confiemos en su poder y en su palabra que nos dice que Él inclina su oído para escuchar nuestras peticiones.

Otro tema de este salmo es el sentimiento de rechazo que nos rodea cuando surgen distancias con familiares, amigos y gente del mundo. Debido a que cuando Jesús nos toma por compañeros, nos exige un modo distinto de actuar, que a veces implica distanciarnos de personas con las que teníamos ciertas actitudes que no agradan, ni favorecen la presencia de Dios en nosotros; y la actitud más común y desfavorable, es la murmuración, el chisme y las charlas ociosas en que la gente suele recordar cosas negativas del pasado y burlarse peyorativamente de otros, o comenzar a ufanarse del mañana diciendo"yo voy hacer" "yo me merezco" o hablando con temor sobre su futuro "es no sé si yo pueda" "que tal que no salga lo que espero... me muero".

"Libra mi alma, oh Jehová, del labio mentiroso y la lengua fraudulenta" este es un clamor que Dios nos enseña, para que estemos avisados sobre la costumbre que hemos tenido, y tienen todos los hombres, las mujeres, los jóvenes e incluso los niños de confiarse en sus propios conocimientos y de no recurrir a Dios en cada situación de su vida. En este salmo la oración se eleva contándole a Jehová, nuestro padre, a Jesús nuestro hermano complice, lo mal que podemos llegar a sentirnos porque nos desprecian o hacen guerra, a causa del conocimiento que tenemos de Dios y sobre todo por la manera en que se manifiesta el amor de Dios en nuestras vidas.

Una vez más Dios nos ofrece su hombro, su abrazo y todo el consuelo que necesitemos, sabemos que Él con su infinito poder nos restaura, nos fortalece y nos llena de gozo.