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General: "Sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas"
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De: ☼TäRA☼  (Mensaje original) Enviado: 19/02/2011 11:54

"Sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas"

Anthony de Mello

 

Observa la sabiduría que se manifiesta en las palomas, en las flores, en

los árboles y en toda la naturaleza. Es la misma sabiduría que hace por

nosotros lo que nuestro cerebro es incapaz de hacer: que circule

nuestra sangre, que funcione nuestro aparato digestivo, que lata

nuestro corazón, que se dilaten nuestros pulmones, que se inmunice

nuestro organismo y que curen nuestras heridas, mientras nuestra

mente consciente se ocupa de otros asuntos. Esta especie de sabiduría

natural es algo que apenas estamos empezando a descubrir en los

llamados "pueblos primitivos", tan sencillos y sabios como las palomas.

Nosotros, en cambio, que nos consideramos mas avanzados, hemos

desarrollado otra clase de sabiduría, la astucia del cerebro, porque

hemos constatado que podemos perfeccionar la naturaleza y

procurarnos una seguridad, una protección, una duración de vida, una

velocidad y un bienestar insospechados para los pueblos primitivos.

todo ello gracias a un cerebro plenamente desarrollado. el desafío que

se nos presenta consiste, pues, en recobrar la sencillez y la sabiduría

de la paloma sin perder la astucia de nuestro cerebro serpentino.

¿Cómo podemos lograrlo? Comprendiendo algo sumamente

importante, a saber, que siempre que nos esforzamos por perfeccionar

la naturaleza yendo contra ella, estamos dañándonos a nosotros

mismos, porque la naturaleza es nuestro mismo ser. es como si tu

mano derecha luchara contra tu mano izquierda, o tu pie derecho

pisara tu pie izquierdo: ambas manos o ambos pies saldrían perdiendo

y, en lugar de ser creativo y activo y eficaz, te verías encerrado en un

permanente conflicto. Así es como está la mayoría de las personas en

el mundo. Échales un vistazo: están como muertas, carentes de

creatividad, bloqueadas, porque se hallan en conflicto con la

naturaleza, tratando de perfeccionarse a base de ir contra las

exigencias de la misma. En cualquier conflicto entre la naturaleza y tu

cerebro, trata de apoyar a aquella; si la combates, acabará

destruyéndote. El secreto, por tanto, consiste en perfeccionar la

naturaleza en armonía con ella. Pero ¿cómo puedes alcanzar dicha

armonía?

En primer lugar, piensa en un cambio que deseas realizar en tu vida o

en tu personalidad. ¿Estás tratando de forzar ese cambio en tu

naturaleza a base de esfuerzo y de desear ser algo que tu ego ha

proyectado? He aquí la serpiente en pugna con la paloma. ¿O te

contentas, por el contrario, con observar, comprender y ser consciente

de tu situación y tus problemas actuales, sin forzar las cosas que tu ego

desea, dejando que la realidad efectúe los cambios de acuerdo con los

planes de la naturaleza y no con tus propios planes? si es así, entonces

posees el perfecto equilibrio entre la serpiente y la paloma. Echa, pues,

un vistazo a algunos de esos problemas tuyos y de esos cambios que

deseas que se produzcan en ti, y observa cuál es tu proceder al

respecto. Mira cómo tratas de provocar el cambio - tanto en ti como en

los demás- a base de emplear el castigo y la recompensa, la disciplina y

el control, la represión y la culpa, la codicia y el orgullo, la ambición y la

vanidad..., en lugar de hacerlo mediante la acepción amorosa y la

paciencia, la comprensión laboriosa y la consciencia vigilante.

En segundo lugar, piensa en tu cuerpo y compáralo con un animal en

su hábitat natural. El animal nunca tiene exceso de peso, y sólo está en

tensión antes de luchar o volar. Jamás come ni bebe lo que no es

bueno para él. Se ejercita y descansa cuanto necesita. No se expone

más ni menos de lo debido a los elementos naturales (el viento, el sol,

la lluvia, el frío o el calor). Y ello se debe a que el animal escucha su

propio cuerpo y se deja guiar pos la sabiduría del mismo. Compáralo

con tu estúpida astucia. Si tu cuerpo pudiera hablar, ¿qué diría?

Observa la codicia, la ambición, la vanidad y el deseo de aparentar y de

agradar a los demás que te hacen ignorar la voz de tu propio cuerpo,

mientras corres tras objetivos que te propone tu ego. Verdaderamente,

has perdido la sencillez de la paloma.

En tercer lugar, pregúntate cuál es el contacto que tienes con la

naturaleza, con los árboles, la tierra, la hierba, el cielo, el viento, la

lluvia, el sol, las flores, las aves y demás animales... ¿Cuál es tu grado

de exposición a la naturaleza? ¿Hasta qué punto comulgas con ella, la

observas, la contemplas con asombro, te identificas con ella...? Cuando

tu cuerpo está demasiado alejado de los elementos, se marchita, se

vuelve fofo y frágil, porque ha quedado aislado de su fuerza vital.

Cuando estás demasiado alejado de la naturaleza, tu espíritu se seca y

muere, porque ha sido violentamente separado de sus raíces.
 



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