Viraje
Aunque hoy guarda tu piel la misma trama, tenías otra sangre, y otra mente; aquí el alma anegué, doble torrente, tal como el cuerpo naufragó en tu cama.
Mi sangre ardiá en tu sangre, pura llama, mi razón habitó en tu subsonsciente, fuimos ambos vidriera transparente, frutos maduros de la misma rama.
No ha cambiado tu piel, perfil exacto que aún sabe enardecerse a mi contacto, que logró sacudirme tantas veces.
El cambio entró en el fondo, que no vibra como antaño vibró, fibra por fibra, y ya, sin calidad, no me estremeces.
Los Angeles, 25 de julio de 2010
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