Por. Marian Gonzales

Acaríciame,
mientras la luna
re difiere en la espera
de tus halagos…

Acaríciame,
mientras los pétalos de una rosa
malversan suspiros
de mi pecho árido…

Acaríciame,
mientras colocas tu cabeza
como un niño con sueño
sobre mi nobleza….

Acaríciame,
mientras tus manos
inquieren montañas
para escalar promesas…

Acaríciame,
mientras tus dedos
abren paso al deseo
para ahogarse en mí humedad…

Acaríciame,
mientras desnudo gemidos extensos,
a tus besos
que me hurtan con reflejo…

Acaricia el mar
aquel que se esconde de tu calor
y abrígalo con tu pasión
que desviste mi corazón.

Acaríciame,
mientras tu boca
busca saciar tu sed,
sobre mi piel fútil.

Acaríciame,
mientras me ahogo en tu ser
para terminar de ser
la presa perfecta por tu querer.

Acaríciame,
mientras tu lengua se concentra
a mis poros
y yo me desnudo en ellos.

Acaríciame,
mientras la pasión este encendida
y yo me sofoque en ella
en tu huida.

Acaríciame,
hasta que tu sonrisa
muestre dicha
y nos hayamos quedado dormidos en el acto.

Acaríciame,
cuando el sol nos dé luz
y la noche haya sido corta
para hacer el amor.

Acaríciame,
que no si mañana de cuenta
de lo que pasó y si mi boca
tendrá aún valor
de despojarte de tu sexo
con decencia.