**El momento avanza y aquellos emisarios de la noche terrenal continúan su vuelo intentando pasar desapercibidos en el escenario donde los opositores a los dioses ven ahora el descanso eterno. El regente de Asgard permanece allí desde su llegada, la situación no varía demasiado salvo que ahora no se cuestiona la aparición de los murciélagos y su estadía allí tomando tal vez la idea que son habitantes propios del lugar, todo se puede esperar en los dominios de Hades, muy distintos en sus reglas a la tierra misma. Como un asesino silencioso, cauto y preciso en su accionar, asecha aquel caballero de cabellera rubia, sin mostrar ofensiva alguna y solo esperando el momento oportuno para intervenir, propio a ellos, los murciélagos continúan su constante vuelo divagante por el lugar transmitiendo en su andar aquel chillido de rasgos característicos en su naturaleza rompiendo de alguna manera el inmutable silencio que caracteriza al Cocytos.**

**Un suceso extraño ocurre en las tierras de Cocytos donde el asecho de Wimber era notorio pero pese a ello su quietud primaria dejando de lado aquel ataque contra el foraneo y de una manera cauta seguirlo y ver cual es su verdadera intención en el lugar. Sus acciones pausarian para un futuro viendo si le conviene o no lo que piensa hacer.**