** Y es tras el arribo de aquel intruso marítimo que sobresale por entre aquellas figuras de corta proporción y coraza oscura que una de esas presencias corre sin reparo hacia la muerta que guía al interior del castillo -¡Amo Aiacos!, ¡Amo Aiacos! ¡Hay un intruso en el Gadura!- expone a viva voz repitiendo su anuncio  mientras con su diestra mano en puño golpea fuerte aquella puerta al tiempo que observa a lo lejos aquel intruso que se pasea por la cubierta del navío volador-¡Amo Aiacos! ¡Amo Aiac….- se ve interrumpido entonces pues su golpe no impacta ahora contra la puerta de madera si no contra una metálica protección, perteneciente a quien ha acudido al llamado del Skeleton, quien dirige ahora su mirada hacia dicha silueta que emerge de entre la oscuridad apartándose rápidamente del camino de la misma -¿Qué tenemos aquí?...- cuestiona aquel esbirro mientras comienza su andar apartándose de la penumbra  digiriendo su mirada hacia aquel que abordo sin permiso la nave del Juez de Antenora -…Un pececito que ha salido de su ambiente, podría asfixiarse…- comenta mientras en sus labios una sonrisa burlona se dibuja y de dicha figura ahora se logra distinguir un bestial cráneo engalanando su siniestro hombro -… ¿Por qué habría de dejar su pecera?- cuestiona altiva mientras el avance del navío trae consigo el encuentro con el viento que hace mecer las violáceas hebras capilares de aquel espectro**

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**Y así el ambiente se torna poco a poco más denso, el silencio impera tras las palabras arrogantes del marina al tiempo que aquellos subordinados, meros obreros que presencian tal escena, se dispersan lentamente abriendo el paso entre aquellos dos interlocutores -Tú no eres nadie para exigir absolutamente nada…- menciona con fiereza mientras sus violácea mirada se esconde tras aquellos finos parpados que caen suavemente sobre sus ojos -…solo podrás avanzar ¡Sobre mi cadáver!...- vocifera al tiempo que sus ojos se hacen presentes nuevamente en la escena mostrando un purpureo destello en los mimos que pareciera recorrer rápidamente su anatomía; alzando su pecho, a la altura del mismo sus puños se encuentran el uno con el otro  creando con aquel choque un tremendo estruendo que resuena por sobre las corrientes oceánicas tras lo cual retoma su postura inclinando levemente sus rodillas -…Juega conmigo o regresa a tu pecera..- sentencia imponente al tiempo que desde una distinta perspectiva casi imperceptible, la pobre luz que impera sobre el navío proyecta la sombra de aquella espectral mujer, misma que lentamente pareciera extender sus proporciones -¿Qué harás?-**

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**-Con que si- menciona la joven mientras aquella sombra se proyecta mayormente entre la cubierta del barco, siendo entonces que ante la melodía que aquel marina comienza a interpretar a través de su particular instrumento; melodía que recorre los rincones externos de la nave y trae consigo la imagen de una mítica y hermosa sirena, joven de inmaculada belleza y peligroso encanto que atrae hacia ella a los marineros para poder devorarles y cual si fuera el mismo canto de aquella alada visión los peones conocidos como Skeletons caen totalmente rendidos ante aquellos encantos, observando la ilusión embebecidos bajando totalmente sus defensas  “Bandada de idiotas” menta para sí aquella espectro mientras aquella sombra comienza poco a poco a tomar la forma de la bestia hebrea de la tierra: el Behemoth -¡Revestimiento de sombras!- expresa a viva voz al tiempo que aquella bestia impresa por sombras en el suelo, comienza a emerger del mismo, extendiéndose de tal forma que dichas sombras buscan sujetar al músico por sus extremidades tanto superiores e inferiores así como también buscarían sujetarle por la parte media de su cuerpo, de modo que de cumplir su objetivo detendrían dicha sonata**

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**Y es de esta manera en la que el general marina se ve sujetado de sus extremidades por las sombras que emergen desde la cubierta de la nave del ave hindú, mismas que se van expandiendo lentamente para fortalecer aquel amarre que han logrado en la sirena griega -Déjame darte la merecida bienvenida- menciona con aquella sonrisa en sus labios al tiempo que sus rodillas se flexionan suavemente para ejercer un movimiento que la impulsa ferozmente hacia el frente, a donde su contendiente se encuentra, alzando su siniestro brazo con su mano en puño para darle un severo y certero puñetazo en el rostro, con aquella fuerza sobrehumana que le caracteriza y distingue entre las ciento ocho estrellas malignas a la orden del Dios de las ánimas, provocándole tal dolor, sorpresa y espasmo que esto mismo provoca que aquella flauta se desprenda de la mano de su intérprete**

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**Siendo tras aquella interrogante que la joven se limita a responder lo siguiente -Eso solo fue tu bienvenida…- de modo que tras haber impactado de lleno en el rostro del marina aún sujeto por aquellas sombras, la siniestra extremidad inferior de aquella guerrera se alza recubriéndose en un purpureo haz lumínico con lo que reafirma poderío y fuerza aumentando la que naturalmente posee -…Pero no queremos que nuestros invitados se sientan decepcionados- anexa para impulsar su extremidad en una fuerte patada que pretende impactar el costado derecho del general con la intención de dañar severamente aquella zona**

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**Y siendo de ese modo que el marina queda libre de su sombría prisión, pero aquella joven se mantiene imperiosa esbozando aquella sarcástica y arrogante sonrisa en sus labios -¿Pero?- repite la estrella de la soledad de forma retadora, para sin perder tiempo tras aquello lanzar ahora su diestro puño hacia el tronco del marina justamente a la boca del esófago, buscando con esto dejar sin aliento a la sirena griega**

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**Siendo entonces que el foco de atención se centra en aquella “abolladura”  a la cual aquel ejército de Skeletos se dirigiría sin pereza -Violette, el amo Aiacos nos mataría a todos si se enterase de esto…- replican a manera de reclamo mientras reparan los quiebres causados por el impacto del general marina; la mirada de la espectro se mantiene sobre la sirena griega, sin prestar mayor atención a los reclamos de los subordinados, al tiempo que de nueva cuenta una nueva chispa purpúrea hace acto de presencia en sus violáceos ojos -¿Ya estas cansado?, pero si apenas estamos calentando- menciona arrogante mientras lleva su diestra mano a su cintura y alarga un tanto su postura hacia atrás**

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**Es en ese momento que aquella melodía comienza a recorrer las dimensiones del Garuda, al tiempo que cual coro de lamentos uno a uno los gritos de aquellos soldados en masa comienzan a expresar su disgusto ante aquella melodía que penetra y resuena sin remedio en dentro de sus cabezas, coro agónico que pareciera embonándose a la melodía misma, -Tsk- siendo solo entonces que dicha sonata comienza a hacer estragos en la estrella celeste quien comienza a tambalear intentando resistir a aquella tortura auditiva “¿Qué es esto? Yo..no...” menta en sus adentros para después llevar las palmas de sus manos a sus oídos sacudiendo su cabeza, como si de esta forma pudiera distraer a su cerebro de su constante penuria y con el pasar de los segundos, encorvar poco a poco su cuerpo a causa de aquel punzante dolor que recorre su cuerpo aumentando poco a poco hasta colocarla de rodillas sobre la cubierta del navío, de modo que como si se tratase de un acto reflejo la sombra de la peli violeta se expande, de modo que su cuerpo es tragado por la misma penumbra que se extiende ahora por lo largo y ancho de la cubierta del barco, haciéndola desaparecer momentáneamente de aquella escena**

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**Es pues que en ese momento, tras la figura del general marina emerge la efigie de la bestia hebrea de la tierra a manera de embestida lanza un fuerte puñetazo al costado derecho de la sirena griega, ahí donde antiguamente había impactado su extremidad inferior para causar nuevamente estragos en la antigua herida, de modo que el enviado de Poseidón detuviera su melodía, ante lo cual se puede observar como aquella joven se tambalea buscando tras su ataque retomar el equilibrio sobre su cuerpo; un par de hilillos de sangre logra observarse, cada uno a los costados de su cabeza, provenientes de sus oídos afectados por la agudeza de aquellas notas que penetraban en su cerebro como cuchillas que le provocaban un indescriptible dolor**

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